Eleonora Comelli |
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
En el mes de noviembre se reestrenó El Porvenir (Cuentos coreográficos ) en el Teatro San Martín con dramaturgia y
dirección de Eleonora Comelli, coreografía de Gabriel Conteras y la propia
Comelli, cuenta además con la participación en escena del músico Zypce y de la
actriz María Merlino.
Para conocer los entretelones y el proceso creativo
de El Porvenir, entrevisté a Andrea Chinetti, Directora del ballet contemporáneo del Teatro San Martín y a Eleonora Comelli por separado.
Entrevista a Eleonora Comelli
¿Cómo
surge la idea de los tres cuentos que integran El Porvenir? ¿Cuál es el hilo
que los une?
En 2018 en julio me convocan Andrea Chinetti y Miguel Elías que en ese momento era el codirector del ballet, ahora es Diego Poblete para que arme una obra para el ballet para 2019. Me convocan para armar una obra completa, porque ellos hacen también programas compartidos. Entonces empecé a pensar, tema, equipo, formato, estructura, decidí armarme yo misma un programa dividido en tres cuadros, que cada uno tuviera veinte minutos, esa fue una decisión que tomé al principio y basada en el tema de la muerte. Tres formas distintas de morir de una mujer, en distintas épocas. O sea que el tema es el destino, como el destino y el azar le juegan a esta mujer en cada cuadro, en cada muerte, ese es el tema principal. Por eso se llama “El Porvenir”, es creo, la única certidumbre del futuro, nuestra muerte, y el no saber ni dónde ni cuándo ni cómo, ni por qué. Pero sí saber que en algún momento vamos a morir.
¿En qué o en quienes te inspiraste para escribir los cuentos?
Todo surge con el primer tema, el
primer cuadro que se llama “El presagio”. Había un video viral, que circulaba
por varias redes, de un crucero que mientras sonaba como música de fondo la
banda de “El crucero del amor” se veía a personas, al mobiliario, hasta un
piano, que iban de un lado al otro y se
iban de cuadro y volvían de cuadro, eso me motivó mucho, era una imagen que
tenía ganas de producir y que aparte tenía algo de leyes físicas, de pensar el
cuerpo y al objeto en relación a la gravedad, al declive. A partir de ese video
armé ese cuadro. “El presagio” es género catástrofe, esa tormenta y ese video
del crucero me hizo pensar en un ahogo, y de ahí pensar el hundimiento y qué pasa con el cuerpo bajo el
agua, cómo los sentidos perciben una realidad muy diferente a la que es por
fuera del agua, nuestro hábitat. A partir de ahí armé el primer cuadro con esa
referencia muy concreta. Después lo que pensé, yo leí mucho a Felisberto
(Hernández) y a Silvina Ocampo y una vez que terminé ese cuento, salió de
varias referencias en relación a la estética, pensé en un crucero, lo metí en los ´80 y pensé qué pasa
con la música, con el vestuario, los movimientos, pensar en los ´80 fue como
achicar un poco el campo de creación y pensar en los movimientos físicos, en
relación a estos declives de un lado al otro y movimientos estilizados en
relación a pensar en los movimientos que
suceden bajo el agua. Este también tiene como referencias literarias a
Felisberto Hernández, hay un cuento muy lindo que se llama “La casa inundada” y
después de armarlo, yo venía leyendo a Silvina Ocampo y encontré “La divina”,
que cuando lo leí es tal cual este cuento.
La
elegida
El segundo cuadro que se llama “La
elegida” tiene que ver con una referencia muy concreta de Buñuel, una película
titulada “El”, yo soy muy fanática de Buñuel y ya había hecho algo con relación
a eso.
Y La Consagración de la Primavera, yo
inicié mi carrera en la dirección a partir de que vi en video La Consagración
de la Primavera de Pina Bausch. A partir de ahí tuve ganas de estar en esto.
Utilicé esas dos referencias para “La
elegida”, y para la última que es más de corte existencialista, utilicé algunos
filósofos: El azar y la necesidad de Jacques Moned y La evolución creadora de
Henry Bergson.
¿Cómo
es el proceso creativo? ¿Primero escribís los cuentos y después pensás en la
coreografía?
Depende de la obra en este caso, lo primero que hice fue escribir y
pensar la estructura, o sea que no comencé con la coreografía sino por las
ideas, el tema y por la dramaturgia, de lo que iba a hacer. No es que escribí
los cuentos escribiendo las palabras de la coreografía, pero sí pensé en la
estructura, cómo estructurar cada cuadro, la época, dónde sucedía, el medio de
transporte en el cual iba a suceder, es como que una imagen contiene todos los diseños y después lo que
estructuré en relación al movimiento fue pensarlo, en cada cuadro siempre como
en dos escenas, una con más movimientos físicos y otra con movimientos más estilizados,
en cada escena se ve la coreografía grupal que es la que tiene más esos
movimientos estilizados y el otro que tiene que ver más con lo físico y el
contar, en relación con la palabra. Eso fue lo que hice primero.
Esa estructura y una vez que estuvo
eso, pensé en el equipo y también en María Merlino, que trabaja muy bien el melodrama, cómo pensar el segundo cuadro, que lo
pensé sabiendo que iba a estar ella.
Trabajamos en equipo. Eso se fue
haciendo, depende de la escena, quien fue guiando más el ensayo, en algunos él,
guiando el cuerpo de baile, en algunas escenas yo, en otros juntos, y con el
músico Zypce también, entró muy temprano, su parte, también se fue creando un
poco con él, si bien yo tenía ideas como “La consagración de la Primavera”, yo
ya sabía que quería trabajar con eso, había que hablar con él, también están esas
partes que son muy narrativas, tienen
que estar, de acá se pasa a un tren en los años ´40, va a estar un diálogo que
va a suceder, a partir de eso él
intervino y adaptó esa Consagración y
esa transición a lo que es llevarla a un tren en lo sonoro.
En
el escenario hay un personaje principal que sería la actriz y están los
bailarines por otro lado, el cuento, lo que piensa o narra la actriz, ¿estaría
interpretado por el ballet? ¿es un desdoblamiento?
En relación
con la actriz, el personaje está desdoblado en cada cuento. En el primero, El
Presagio, ella sueña que está en medio del océano, y esta catástrofe lleva a un
ahogo, como en un sueño, uno sueña que es alguien pero ese alguien no se parece
a uno. Esa confusión, esa ambigüedad que existe en el sueño, está desdoblado en
una actriz.
En el prólogo introductorio de la obra, ella cuenta
todo este sueño y después lo que sucede son representaciones por corte, de ese
sueño. En el segundo, “La elegida”, también el personaje está desdoblado en una
bailarina, pero esa bailarina representa un poco a todas las mujeres, como
género policial, melodramático donde hay
un femicidio y el femicidio está interpretado por una de las bailarinas en
representación de todas las mujeres. Y el tercero, el personaje está desdoblado
en todo el ballet, es como dije antes, de corte existencialista, es un
accidente automovilístico, donde ella se arma toda una teoría de repeticiones
de ese mismo hecho, ella piensa que se salva, repitiendo y repitiendo y en cada
repetición empieza a haber una alteración, una variable, pensando en que se
puede salvar, por este concepto de las repeticiones y estas repeticiones están
representadas por todo el ballet.
¿Qué
lugar ocupan el azar y el destino en estos cuentos?
El tema del azar y el destino, eso es lo que a mí me
motiva, y me interpela, como para después generar todo este “monstruo” que es
esta obra, este derrotero, ese es el tema principal y tiene que ver con el
tiempo en el que uno está, el espacio y el tiempo juegan un montón y el aquí y
el ahora, en este lugar, y eso después despliega un poco todo lo que es diseño,
es como ir achicando un poco el campo, de esa pregunta tan vasta, eso sucede en
esa época, en ese lugar, pensar en medios de transporte en relación al movimiento,
la idea de traslado, siempre estar en movimiento, por eso es barco, tren, auto,
la época, la forma en que muere, todo eso abarca un poco todas las disciplinas
y arma un juego muy lindo. A partir de este tema se armó todo el contenido.
ELEONORA COMELLI
Es Licenciada en Composición Coreográfica egresada de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), estudió puesta en escena con Rubén Szuchmacher y Graciela Schuster, además de cursar seminarios con Hans Thies-Lehmann (Alemania), Guillermo Calderón y Trinidad González (Chile), Helena Katz (Brasil) y Bettina Holzhausen (Suiza). En 2017 fue miembro del Lincoln Center Theater Director’s Lab. Con su ópera prima Domingo (2007) participó de varios festivales nacionales e internacionales. Su segunda obra, Linaje (2010), fue distinguida en la terna a Mejor Coreografía en los premios Trinidad Guevara. Luego dirigió Qué azul que es ese mar (2014, espectáculo que participó del FIBA 2015 y que fue distinguido por los Premios Teatro del Mundo); Él, sobre la novela de Mercedes Pinto (2018); y El hombre que perdió su sombra, versión escénica de la novela La maravillosa historia de Peter Schlemihl de Adelbert von Chamisso, codirigida con Johanna Wilhelm y que recibió distinciones en los premios ACE, Hugo y Teatro del Mundo.
Acerca de El Porvenir (Cuentos coreográficos)
https://archivosdelsur-teatro.blogspot.com/2021/11/se-reestrena-hoy-el-porvenir-cuentos.html
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