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viernes, 25 de noviembre de 2022

Entrevista a Javier Claure Covarrubias, miembro de la Academia Norteamericana de la Literatura Moderna Internacional (ANLMI)por Miguel Esteban Torreblanca

 

Javier Claure Covarrubias 

Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM) y miembro de número (300-ES-026) de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce el periodismo cultural. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991). Sus poemas han sido publicados en varias antologías y ha participado en Festivales Internacionales de Poesía. Formó parte de la redacción de las revistas literarias “Contraluz” y “Noche Literaria”. Durante los últimos 13 años ha asistido al discurso Nobel del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, como también a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo para los estudiantes de los Colegios Askeby y Bredby.

Publicaciones: “Preámbulos y ausencias” (2004), “Con el fuego en la palabra” (2006), “Extraño oficio” (2010), “Réquiem por un mundo desfallecido” (2014) y “De Escandinavia a los Andes” (2016).

Miguel Esteban Torreblanca- ¿Puede explicarnos el título de tu último poemario ¿Y quién es el que canta? y la esencia del libro?

Javier Claure Covarrubias- El título de mi último poemario es “Réquiem por un mundo desfallecido”. En este libro hay varios poemas de contenido social. Y hacen alusión a ciertas injusticias que se han cometido a lo largo de la historia de la humanidad.

Por ejemplo hay un poema dedicado al continente africano, otro a Palestina, otro que titula “Pertenencia quechua” y hace referencia a la usurpación del Litoral boliviano. “La Palliri”, que significa en quechua recolectar, es una mujer que trabaja fuera de la mina y recolecta o separa, a martillazos, el mineral de las piedras. Este poema está dedicado a esa mujer que trabaja de sol a sol, pero en su canasta de mimbre; sigue ardiendo el fuego de la Inquisición.

Otro poema está inspirado en el “Tío de la mina”, personaje mítico en las minas de Bolivia. Y por supuesto, no podía faltar un poema dedicado a la mujer, al cambio climático, etc.

P- ¿Qué le da la poesía frente a la narrativa?

R- Son dos géneros literarios totalmente diferentes. La narrativa cuenta una historia o un acontecimiento. Cuando se trata de un cuento hay una estructura: el principio, el nudo y finalmente el  desenlace. Los textos narrativos son largos, pueden contener varios personajes y los hechos están encadenados. En la narración se utiliza un lenguaje coloquial. Generalmente no se puede repetir palabras, no tiene rima, musicalidad ni tampoco tiene que ser tan expresivo.

En cambio la poesía expresa sentimientos. Es decir, si el poeta escribe versos acerca de la soledad, lo que transmite es aquello que la soledad produce en su universo interior. ¿Qué me da la poesía? Pues, romper con todas las reglas ortográficas y no ortográficas del idioma español. Me da la posibilidad de introducir repeticiones, rima, musicalidad, alusiones, expresiones personales, alterar el significado de las palabras, inventar palabras, utilizar imágenes, comparaciones, metáforas, etc. Por ejemplo, puedo dar vida a los objetos. Puedo hacer hablar a los árboles y a mis zapatos. Puedo hacer volar a las casas y a los postes de luz.

Pero también me da la posibilidad de utilizar un lenguaje coloquial. La poesía se puede escribir en verso o en prosa. En resumidas cuentas, la poesía no tiene límites.

P- ¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?

R- La poesía, según mi opinión, es el género literario más difícil porque no se deja seducir fácilmente. Hay que leer y escribir muchísimo para escribir buena poesía. Pero también hay que tener ciertos conocimientos de las “herramientas poéticas” para que un poema tenga el efecto deseado. No hay ninguna definición ni receta para escribir poesía. Paul Auster, escritor y guionista norteamericano, dijo alguna vez: “Los genios precoces no existen en la literatura”. Entonces tomando en cuento todo esto, la poesía es 20 % de inspiración y 80 % de trabajo.

P- ¿Qué concepción tiene de la poesía? ¿qué meta debe alcanzar este arte y qué puede cambiar?

R- Aparte de lo que nombro en la pregunta número dos, la poesía se expresa de un modo estético. Y en el mejor de los casos debe alcanzar, o más bien dicho, crear procesos de sensibilidad en el lector. No sé si la poesía pueda cambiar algo, pero estoy seguro de que hace reflexionar.

P- ¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?

R- Les diría que lean mucha poesía, que escriban mucho y, sobre todo, que tengan conocimiento de las herramientas necesarias para escribir poesía. Así podrán quebrar las reglas de un idioma. Además, les diría que no se apresuren en publicar un poemario, solamente por tener un libro publicado. Que publiquen sus poemas cuando realmente se sientan maduros para expresarse a través de la palabra escrita. Es bueno tener paciencia porque el trabajo de crear poesía es arduo.

P- Ha logrado numerosos premios literarios. ¿Cree que esos poemas que le consagraron ganador fueron tus mejores poemas?

R- No tengo ningún premio literario. Nunca he enviado mis poemas a un concurso literario, pero he logrado que mis poemas sean publicados en periódicos, en revistas y en sitios digitales de importancia. También he participado en Festivales Internacionales de Poesía.

P- Pessoa decía que “la vida no basta, por eso existe la literatura”. Para usted ¿escribir es una necesidad; y cómo justifica los largos periodos de silencio?

R- Sin lugar a dudas, la poesía para mi es una necesidad existencial. En los periodos de silencio me dedico a la lectura, a escribir en borrador, a pensar nuevas formas de poesía. Siempre me pregunto ¿qué puedo escribir yo que no se haya escrito?

P- ¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía?

R- No creo que la poesía se pueda crear de un tirón. En mi caso, el proceso de escribir se da en etapas. Tengo en casa cantidad de hojas sueltas en donde he ido escribiendo versos, pensamientos, pequeños poemas, ideas, apuntes, etc. A veces he perdido esas hojas o se me han traspapelado, y me entra una cólera del diablo.  Para evitar eso, he comprado un cuaderno y ahora escribo ahí. En todo caso, escribo primero en papel. Después de un tiempo reviso lo que he escrito, y le voy dando forma al poema.

A veces puedo escribir un poema bastante rápido porque, como menciono arriba, utilizo versos que ya están trabajados. Sin embargo, sigo borrando palabras, suelo añadir nuevas palabras, verbos, adjetivos, borro estrofas, leo en voz alta, etc. Pero antes de que se agujeree el papel de tanto corregir y se me escurra el poema por el hueco, copio el poema en la computadora. Y allí, sigo machacando al oficio hasta que finalmente me quedo contento con un poema.

P- ¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?

R- A pesar de haber leído a muchos poetas, creo que no tengo referentes.  Pero me gusta la poesía de Antonio Machado, Miguel Hernández, José Martí, Gabriel Zelaya, Jaime Sáenz, Nicanor Parra, Raúl Zurita, Antonio Gamoneda  y un largo etcétera.

P- ¿Quién es Martin Lorenzo Paredes Aparicio?

R- No sé quién es.

P- ¿Eres escritor a tiempo completo o te dedicas a tu profesión?

R- No soy escritor a tiempo completo porque trabajo. Y en el devenir de la vida, robo tiempo al tiempo para escribir. Aparte de poesía, escribo artículos culturales, ensayos, crónicas, etc.

P- Tienes  ya varios  libros ¿Cuál dirías que es el más especial para ti y por qué?

R- Tengo cinco libros publicados. Mi primer libro “Preámbulos y ausencias” se publicó el año 2004. Y para mí es muy especial porque se publicó en Bolivia cuando estuve allí de vacaciones. Lo presenté en la ciudad de  Oruro, en Cochabamba y en la Feria del Libro en Santa Cruz. Fue muy emocionante porque familiares, amigos, escritores, poetas y gente que me conocía de niño estuvieron presentes.

P- He tenido la oportunidad de leer tu último  libro, y me pareció maravilloso ¿Cuál es el rincón favorito de tu mundo?

R- Si te refieres al rincón donde escribo, pues te diré mi escritorio, una biblioteca, un lugar cerca de la naturaleza, etc. En otras palabras, un lugar que no sea bullicioso. En casa, a veces, suelo escuchar música clásica como música de fondo para escribir.

P- ¿Cuál es tu escritor favorito?

R- Cuando me preguntan eso, no sé qué contestar, porque hay tantos escritores y poetas buenos que no se los puede excluir. Pero… para seguir el orden de esta entrevista, te contestaré Miguel Hernández.

P- ¿Por qué?

R- Para empezar, te diré que no escribo poesía hermética. No soy partidario de ese estilo. Tengo los pies bien puestos sobre la tierra y escribo, entre otras cosas, sobre  los acontecimientos de este mundo que nos ha tocado vivir.

No se puede ser indiferente ante las injusticias sociales, ante el hambre que existe en el mundo, ante los atropellos que se siguen cometiendo en nombre de la democracia, ante las falacias, tamaño barcos, de la prensa mundial, ante un sistema económico darwinista, etcétera. El mundo arde por todas partes.  Y como si fuera poco, estamos al borde de una guerra nuclear.

Miguel Hernández, en este contexto, conocía el dolor y la tragedia del proletariado de su patria que lo vio nacer.  La poesía para él, era “sinónimo de esencia del pueblo”. Una dedicatoria a su amigo Vicente Aleixandre, reza: “Vicente: a nosotros que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo”.

Citaré, tan sólo, dos de sus poemas para ilustrar el compromiso con su pueblo. En el poema “Aceituneros”, se puede observar a una sociedad bien marcada por las clases sociales en el sentido más clásico de la palabra. Los agachados, los escupidos y los ninguneados  que trabajan para los grupos de prestigio y de poder económico.

Así protesta la poesía hernandina: “Andaluces de Jaén/ vuestra sangre, vuestra vida/ no la del explotador/ que se enriqueció en la herida/ generosa del sudor. No la del terrateniente/ que os sepultó en la pobreza/ que os pisoteó la frente/ que os redujo la cabeza…”.

En otro poema titulado “El niño yuntero” denuncia la tremenda injusticia social a la que un niño trabajador se expone. Hoy en día, en pleno siglo XXI, aún existen millones de niñas y de niños que trabajan en condiciones infrahumanas a expensas de su salud y de su educación.

Miguel Hernández, hombre de gran sensibilidad, supo captar las aristas más dolorosas de la vida. Y escribe refiriéndose al niño yuntero de la siguiente manera: Carne de yugo, ha nacido/ más humillado que bello/ con el cuello perseguido/ por el yugo para el cuello/ Trabaja, y mientras trabaja/ masculinamente serio/ se unge de lluvia y se alhaja/ de carne de cementerio…”.

La poesía de Miguel Hernández está impregnada de humanismo. Fue un poeta rebelde y contestatario. Desde su pluma lanzaba certeras palabras que aún llegan a lo más profundo del corazón, creando procesos de sensibilidad en los lectores. La poesía del poeta oriolano se mete en el alma de los seres humanos, porque está nutrida de aquello que es esencial para el hombre.

(c) Miguel Esteban Torreblanca 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca 
Entrevista publicada inicialmente en Otro Mundo Es Posible

lunes, 14 de febrero de 2022

Diez años de silencio y entrevista póstuma a Héctor Borda ve la luz por Javier Claure C. poeta

Héctor Borda y Javier Claure C. (de izq. a der.)

 
el poeta Héctor Borda 











(Estocolmo) Javier Claure C.

Héctor Borda Leaño falleció, a los 95 años a la una de la madrugada del día miércoles 26 de enero, en la ciudad de Malmö (Suecia). Sin ningún género de dudas, Borda Leaño ha sido uno de los grandes poetas de Bolivia y un orgullo para Oruro, la ciudad que lo vio nacer. Fue miembro del movimiento poético “Gesta Bárbara”. Ha publicado varios poemarios y ha obtenido dos veces el “Premio de Poesía Franz Tamayo”. Primero en 1967 por su poemario “La Ch’alla” y en 1970 por su poemario “Con rabiosa alegría”. En 2010 el Estado Plurinacional de Bolivia, le otorgó la medalla al mérito cultural Marina Núñez del Prado. Ha participado, junto a Homero Carvalho y Alberto Guerra (†), en el Encuentro de Poetas y Narradores en Estocolmo (Suecia, 1991).

De izquierda a derecha: Ruth Cárdenas, Luis Vélez, Ángel Ontiveros, Nora Zapata Prill, una amiga, Alberto Guerra, Javier Claure y Héctor Borda  - foto (c) Homero Carvalho                                                            

                     


El vate orureño también fue político, diputado y senador del Partido Socialista junto a Marcelo Quiroga
(†). Tras el golpe de Estado perpetrado por el general Hugo Banzer, en 1971, tuvo que exiliarse en Argentina. Cinco años más tarde, vino el golpe militar liderado por Jorge Videla. Y nuevamente tuvo que salir al exilio, esta vez a Suecia. También estuvo exiliado en Brasil. Con el retorno de la democracia, en 1982, volvió a Bolivia y fue senador por el Partido Socialista (1982-1985).

El poeta de la tierra de Sebastián Pagador, indagó sobre el misterio de la vida humana y las interrogantes acerca del sujeto en una sociedad.  El poema para él era una fusión entre el mundo y la realidad. A veces una realidad que no se ve y que, en muchos casos, es intolerable para el espíritu del poeta. Por lo tanto, la búsqueda de un horizonte social se hizo más amplio y certero. Y para denunciar los atropellos contra los valores humanos encuentra nuevos formatos, nuevas metáforas y mensajes que tocan las fibras más profundas del lector.

Borda Leaño trabajó, como makipura (trabajador temporal), en la mina San José de Oruro. Y observó de cerca las injusticias sociales, la desigualdad hiriente, la triste realidad del proletariado minero y siente un dolor metafísico. Entonces, desde sus entrañas, nace la poesía social y su lenguaje poético va registrando la pulsación que obedece a un tiempo y espacio determinado. Esa respiración que transcurre entre la vida, las condiciones, los sufrimientos, las alegrías, las muertes y los carnavales de Oruro, es  caldeada en el horno de volatilización de la Fundición de Estaño de Oruro. De ahí toma cuerpo su poesía contestataria. Y, por consiguiente, su conciencia social se expandió mucho más allá que un mero acto intelectual. En muchos de sus poemas hay una voluntad de proyectarse hacia “el otro”, hacia el más débil y necesitado.

 

La presente entrevista se realizó hace diez años.

Javier Claure: Escribir poesía puede ser un acto de hacer frente a la miseria humana.

¿Cómo defines tu poesía? 

Héctor Borda: Durante mi juventud me dediqué a la política en Bolivia. Las grandes injusticias sociales me marcaron mucho. Y esto lo expreso en mi poesía. Por mis propias circunstancias me acerqué a las minas, y como trabajador conocí a fondo el proletariado minero. La vida del minero toca las fibras más hondas de mi ser, y mi poesía va tomando cuerpo en ese sentido. No sé si es una forma de hacer frente a la miseria humana, pero es para mí una forma de decir mis verdades y mi sentir.

 

JC: Sé que pertenecías al movimiento poético Gesta Bárbara de Oruro. Hablando con Alberto Guerra (†) me contó que fuiste tú, quién lo invitaste para que formara parte de ese movimiento. ¿Cuéntame algo de esa época?

HB: Primero que nada, los muertos siempre tienen más razón que los vivos. Así que no vale la pena refutar las afirmaciones de mi querido amigo Alberto. Pero si de algo sirve, te diré que en ese tiempo existían dos Gestas Bárbaras. Una que vio la luz en Potosí con Enrique Viaña, y otra fundada en La Paz por Gustavo Medinaceli a su regreso de Europa. Yo no pertenecía a ninguna de ellas, era simplemente un observador, un colado. Aquí quiero acotar que los vivos pueden equivocarse, los muertos ya no se equivocan.

JC: Tu último poemario lleva como título “Poemas Desbandados”. ¿Podrías contarme algo sobre los poemas incluidos en ese libro?. ¿En qué te inspiraste?

HB: Los poemas de ese libro están inspirados en personajes reales recogidos de todos los rincones de Bolivia. Poemas desbandados es una antología de otros libros anteriores.
 

J.C: ¿De qué manera ha influido en tu poesía, el hecho de haber vivido exiliado en Suecia?

HB: Mi producción poética de mayor intensidad se da mucho antes de llegar a Suecia. No creo que el exilio en Suecia haya influido mucho en mi poesía. Es un exilio de estómago lleno. En Suecia yo me entrego a la lectura totalmente, y estoy como parado frente a un semáforo en rojo esperando el momento para pasar. Sin embargo, otros exilios en otros países de América Latina influyen en mi poesía, especialmente cuando vivía exiliado en Argentina. No solo por las circunstancias políticas que me tocó vivir allí, sino también porque me involucro justamente en esas circunstancias. Conocí a gente con ideas progresistas y empecé a compartir mi poesía con poetas y escritores comprometidos con su país. La necesidad de escribir se hizo más intensa.
 

JC: Por último, ¿Cómo poeta qué opinas de la muerte?

HB: Cuando uno tiene la edad que yo tengo, ahora 85 años, no se pregunta eso. Pero puedes leer mi poema "ch’alla de la muerte", y así sabrás lo que opino de la muerte en términos de la poesía.

 

Hasta siempre querido amigo Héctor Borda Leaño. Nunca me llamaste con mi nombre, recuerdo con cariño cuando me decías “Claurecito”. Tus consejos los llevo en mi universo interior.

(c) Javier Claure C.

Estocolmo

* Javier Claure Covarrubias es uno de los organizadores del Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Estocolmo (Suecia, 1991).

Javier Claure Covarrubias es un escritor y sociólogo de origen boliviano radicado en Suecia

texto y fotos enviadas por Javier Claure C. para su publicación en la revista Archivos del Sur 


sábado, 2 de octubre de 2021

Entrevista a Per Wästberg, escritor y miembro de la Academia Sueca y del Comité Nobel por Javier Claure C.

 Per Wästberg

  

"Es una tragedia que Borges no haya recibido el Premio Nobel"

(Estocolmo) Javier Claure C.

 Per Wästberg nació en noviembre de 1933 en Estocolmo. Es un escritor prolífico, y ha incursionado en diferentes géneros literarios. Fue jefe de redacción del periódico “Noticias del Día” (Dagens Nyheter) y Presidente del PEN Club Internacional. En 1964, junto al abogado Hans Göran Franck, fundaron la sección sueca de Amnistía Internacional. Ha obtenido varios premios y ha ocupado cargos importantes en el ámbito cultural sueco. Actualmente es columnista del periódico “Diario Sueco” (Svenska Dagbladet). Es  miembro de la Academia Sueca desde 1997 y ocupa la silla número 12. También es miembro del Comité Nobel.

Con tan solo 15 años debutó en el campo literario con una novela titulada “Niño con pompas de jabón” (Pojke med såpbubblor, 1949). Y desde esa época hasta el día de hoy, ha escrito un libro por año y muchas veces dos libros. En total tiene 78 libros publicados. 

Wästberg es un hombre con una profunda sensibilidad humana, y se ha caracterizado como un escritor interesado en los problemas de los países en vías de desarrollo. En la década de los 60 viajó al África, hecho que marcó hondamente en su producción literaria, pero también en su forma de ver el mundo desde el punto de vista político. Se involucró en el movimiento anticolonial, y luchó fehacientemente contra el Apartheid en Sudáfrica. Y, en gran medida, fue él, el que ha concientizado al pueblo sueco sobre ese sistema inhumano. En este sentido, escribió dos libros: “Zona prohibida” (Förbjudet område) y “En la lista Negra” (På svarta listan). En 1960, los gobiernos de Sudáfrica y Rhodesia, actual Zimbabue; declararon persona no grata a Wästberg. Sin embargo, regresó a Sudáfrica tras la liberación de Nelson Mandela. Su interés por África, le llevó a publicar otros dos libros: “África cuenta” (Afrika berättar), una antología de escritores africanos y “Los caminos a África” (Vägarna till Afrika), que es parte de sus memorias. Al mismo tiempo, es conocido por sus novelas que fluyen en ambientes de la alta clase media sueca. A los 71 años se divorció de su mujer para contraer matrimonio con Zofia Morzynska, ahora más conocida como Sofia Augustdotter, una masajista polaca 32 años menor que él.

Este mes de octubre empiezan las actividades en torno al Nobel. El Comité Nobel está a punto de dar a conocer el próximo Premio Nobel de Literatura 2021. Esta entrevista se realizó por Internet.

Javier Claure: ¿Podría contarme cómo trabajan los miembros del Comité Nobel?

Per Wästberg:  Te respondo rápidamente, tengo mucho que hacer. Somos 5 miembros en el Comité Nobel. El 1° de febrero de cada año recibimos, de todo el mundo, las nominaciones para el Premio Nobel de Literatura. Entonces enviamos alrededor  de 450 invitaciones a universidades, al PEN Club, a ex ganadores del Premio Nobel y a otras instituciones. Hacemos una lista de los posibles ganadores, y luego agregamos nuestras propias sugerencias. Este proceso resulta en 220 nombres. A finales de marzo hacemos una nueva lista de 20 o 25 posibles nombres. Y a principios de abril, como Presidente del Comité Nobel, doy conferencias sobre los nombres escogidos. En mayo escoge el Comité 5 nombres, y pedimos a la Academia que los apruebe, o que cambie un nombre por otro. Durante el verano, es decir entre junio y agosto, todos los miembros del Comité leen las obras literarias de las 5 personas escogidas. Además, escribimos pequeños ensayos sobre esas obras, y lo hacemos sin consultar entre los miembros del Comité.  El penúltimo jueves de septiembre está dedicado a la presentación de los 5 posibles ganadores o ganadoras del Premio. El siguiente jueves se habla sobre las obras escogidas, el tercer jueves buscamos llegar a un acuerdo en consenso. Y el cuarto jueves anunciamos el nombre del ganador o de la ganadora del Premio Nobel de Literatura.


J.C: La periodista de la sección cultural del periódico “Noticias del día”, Maria Schottenius, adivinó de antemano que Le Clézio recibiría el Premio Nobel de Literatura. Ha habido especulaciones sobre filtraciones en la Academia Sueca. ¿Qué opina al respecto?

P.W: Ha habido filtraciones, pero no en los últimos años. No comunicamos sobre posibles ganadores por correo electrónico.

J.C: Elfriede Jelinek y Bob Dylan han ocasionado un debate con opiniones a favor y en contra de su nombramiento como ganadores del Premio Nobel. ¿Cómo fue la selección de esas personas al Premio Nobel de Literatura?

P.W: El Testamento de Alfred Nobel admite varios géneros literarios. Hemos ampliado el concepto de literatura. Jelinek, es una dramaturga modernista provocativa. Bob Dylan, es uno de los poetas más grandes de Estados Unidos. Y Svetlana Aleksijevitj, es una periodista con una visión profunda que relata cosas de la vida cotidiana.

J.C: He leído su libro "Los caminos a África", en donde usted menciona que su  padre no le incentivaba a hacer los deberes, ni a ser ordenado. Sin embargo, le animó a ser juguetón. A pesar de ello, usted ha estudiado en buenos colegios y en la famosa Universidad de Harward. Además, se ha convertido en un escritor exitoso. ¿Cómo ha logrado con todo eso?

P.W: Es difícil de responder a tu pregunta. He intentado hacer lo que para mí es divertido y, al mismo tiempo, útil. También hice un doctorado en la Universidad de Uppsala.

J.C: Usted ha estado en algunos países de África. Ha conocido personalmente a Robert Mugabe ¿Por qué y cuándo empezó su interés por África?

P.W: Desde mi infancia siempre me ha fascinado África. He leído libros, para niños, sobre el continente africano como, por ejemplo, de la gran escritora Karen Blixen. Hice un curso de geología africana en la Universidad de Harvard. Y solicité una beca de Rotary en 1958, afortunadamente  la obtuve. Quizá porque elegí una universidad que no tenía ni un solo estudiante extranjero. Me refiero a la Universidad Salisbury de Harare, en Rhodesia, actual Zimbabue. Allí estudié literatura africana concerniente a la década de los años 40 en adelante. Vi de cerca las injusticias y luché contra el racismo. Entonces fui deportado a Sudáfrica, en donde conocí a Nelson Mandela y a su entorno social antes de que fuera encarcelado. Viajé casi por toda África, y he visitado ciertos países africanos cada dos años, principalmente los países del sur y del este de África.

J.C: ¿Por qué no hay Premio Nobel de Matemáticas?

P.W: Porque en el Testamento de Alfred Nobel no menciona las matemáticas.

J.C: Por último, Jorge Luis Borges fue uno de los escritores más importantes de América del Sud. Su nombre se barajó, varias veces, como posible ganador del Premio Nobel de Literatura.

¿Cuál cree usted que fue la razón para no otorgarle este prestigioso galardón?

P.W: Es una tragedia que Borges no haya recibido el Premio Nobel. Fue el error más grande de la Academia junto con Vladimir Nabokov y Karen Blixen. La idea era que el Premio deberían compartir entre Borges y Miguel Ángel Asturias. Asturias recibió el Premio, mientras que Borges hizo el ridículo cuando recibió una condecoración de las manos del dictador Augusto Pinochet.

 (c) Javier Claure C.

Javier Claure C. es un escritor y sociólogo de origen boliviano radicado en Suecia

crédito de la fotografía: Javier Claure C.

 

 

 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Entrevista al escritor Javier Claure Covarrubias

Javier Claure Covarrubias


Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE) y de la Sociedad de Escritores Suecos. Ejerce el periodismo cultural. Tiene poemas y artículos dispersos en publicaciones de Suecia, Bolivia y en diferentes sitios de Internet.
Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).
Ha estudiado informática en la Escuela Real de Tecnología (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala. También estudió matemátias en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una maestría en Pedagogía.
Formó parte de la redacción de las revistas literarias "Contraluz" y "Noche Literaria". Algunos de sus poemas han sido seleccionados para las siguientes antologías: "El libro de todos" (1999), "La poesía en Oruro" (2005), "Poesía Boliviana en Suecia" (2005), "Antología comentada de la Poesía Boliviana" (2010) y "Antología de la poesía universal, poetas del siglo XXI" (2010). Forma parte del "Diccionario de autores orureños" (2007).
Ha publicado "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006) y "Extraño oficio" (2010). En 2014 publicó el libro "Réquiem por un mundo desfallecido.
A raíz de la lectura de este último libro de poemas que el autor me envió desde Suecia,
decidí entrevistarlo a través de internet. A continuación se puede leer  la entrevista:

Araceli Otamendi: ¿En qué te inspiras para escribir los poemas de este libro?


Javier Claure: Pues mira, en general me suelen inspirar hechos históricos, imágenes, una mujer, conceptos, paisajes de la naturaleza, las adversidades de la vida etc. Pero también me conmueven las cosas simples y pequeñas como, por ejemplo, el vuelo de una golondrina, el colorido de los árboles en otoño o una hormiga caminando por un tronco. En fin, el poeta se inspira en la vida, el amor y la muerte. Entonces, tomando en cuenta todos estos aspectos, este libro surgió, sin ataduras, para sacar a luz ese lenguaje especial con el que lloro, amo, odio y denuncio las miserias de este mundo esquizofrénico. Y debo decirte que este poemario contiene más poesía social en comparación con mis dos libros anteriores: "Preámbulos y ausencias" y "Extraño oficio". Hace un tiempo atrás hice un viaje hermoso por algunos países de África. Estuve en Juffure, un pueblo de Gambia. De ese lugar salió, a latigazos, el joven Kunta Kinte para nunca más volver a encontrarse con su familia. En Senegal he visitado la Casa de los Esclavos en la Isla de Gorée. Por lo tanto, no podía faltar, en este poemario, un poema dedicado al bello continente africano. Como tampoco podía faltar un poema dedicado a Palestina. Otros poemas están dedicados al medio ambiente, a la belleza femenina, al tiempo, a la noche etc.

AO: Se puede leer en estos poemas cierto desencanto hacia algunos temas, el título "Réquiem por un mundo desfallecido" ya dice algo de esto. ¿Tenés esperanza que se mejoren algunas situaciones que se producen en el mundo?


JC: Tienes razón, el título de este poemario hace alusión a ciertas injusticias que se han cometido hace muchísimo tiempo y que aún se siguen cometiendo en nombre de la democracia, de un nuevo orden mundial y de una integración que no existe. Pero ¡ojo! no soy fatalista, al contrario, estoy esperanzado en que vendrán tiempos mejores. Las relaciones humanas siempre han sido conflictivas durante la historia de la humanidad. En el siglo XIX, gente de algunos países europeos viajaban por África, América Latina y otros lugares; y sometían a los pueblos a la esclavitud. Usurpaban territorios con sus armas de fuego y saqueaban todo lo que estaba a su alcance. Ejemplo de estos actos darwinistas tenemos en América del Sur y el Caribe: Inglaterra arrebató las Malvinas a Argentina, Estados Unidos expolió Guantánamo de Cuba y el Litoral boliviano fue usurpado con una bestial invasión militar. Es decir, esos tiempos se caracterizaban por la fuerza bruta, el despojo, la piratería y la barbarie. Pero ahora estamos en el siglo XXI, el mundo ha dado muchas vueltas y surgen nuevos paradigmas. Se ha caído el Muro de Berlín, Estados Unidos ha devuelto el Canal a Panamá, los países bálticos han vuelto a ser independientes, Etiopía ha devuelto el puerto de Massawa a Eritrea etc. Pero a pesar de estos grandes avances, en la humanidad, hay algunos países que se han estancado en pensamientos y doctrinas del siglo XIX. Es más, inventan historias y tratan de divulgarlas por el mundo. Es decir, actúan bajo esa famosa frase: "miente, miente que algo quedará", pronunciada por el Ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels. Los hechos tienen que realizarse con justicia. En ese contexto, el Estado de Palestina debe ser reconocido por todo el mundo, las Malvinas y Guantánamo tienen que estar bajo control de sus dueños. Y para que exista una integración, en pleno sentido de la palabra, en el Cono Sur de América, Bolivia tiene que tener una salida soberana hacia las costas del Pacífico, como lo tuvo antes, para diversificar su industria y su economia.

AO: Si bien vivís hace muchos años en Suecia, tu país natal Bolivia está en tu corazón y en tu literatura. ¿Cómo viven los recuerdos de Bolivia para escribir? ¿Es como la infancia que siempre es motivo de inspiración para los escritores?

JC: Cuando uno vive fuera de su país muchos años, como es el caso mío, siempre existe una nostalgia por el país de origen. Y esa añoranza se agudiza en Navidad, Año Nuevo, Carnavales o cumpleaños de familiares. En otras palabras, no significa que esté pensando todo el tiempo en mi tierra natal. Creo más bien que llevo una Bolivia portátil en mis adentros. Y, en mi caso, ha sido reflejada en algunos de mis poemas. En mi primer libro hay una poesía que titula "Mi patria", y en el segundo un par de poemas hacen referencia a mi país. Pues en este mi tercer poemario hay tres poemas dedicados a Bolivia. Por supuesto que la infancia es un gran motivo de inspiración para todo poeta o escritor. Concretamente el poema "La palliri" es una inspiración de mi adolescencia. Cuando subía, con mis amigos, al cerro Pie de Gallo donde se encuentra la mina San José en los alrededores de Oruro, nos encontrábamos con esas mujeres llamadas "palliris". El apelativo de "palliri" viene de la palabra quechua "pallar" que significa recolectar. La "palliri" es una mujer que trabaja fuera de la mina y recolecta o separa, a martillazos, el mineral de las piedras. Nací en la capital folklórica de Bolivia, en donde cada año se realiza un fastuoso Carnaval. El Tío de la mina, personaje mítico en las minas de Bolivia, es uno de los protagonistas de este Carnaval. A este personaje he dedicado un poema. El poema "Pertenencia quechua" está dedicado al Litoral boliviano arrebatado hace más de un siglo.

AO: ¿Qué poetas te inspiran?


JC: Bueno, en realidad hay muchos poetas que me inspiran. Para citar sólo algunos: Antonio Machado, Jaime Sáenz, Alfonsina Storni, César Vallejo, José Martí, Alejandro Jodorovski, Gonzalo Rojas etc.

(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur

nota relacionada:
http://www.archivosdelsur-lecturas.blogspot.com.ar/2014/12/requiem-por-un-mundo-desfallecido.html

sábado, 4 de octubre de 2014

Entrevista a Adolfo Cáceres Romero por Javier Claure C.



Adolfo Cáceres Romero y su libro Nueva Historia de la Literatura Boliviana
 izquierda a derecha: Antonio Terán, Javier Claure, Adolfo Cáceres y un pintor.


Adolfo Cáceres Romero (segundo de la izquierda) junto a otros escritores
cuando recibieron el Premio Municipal
de cuento, 1967

                                      

 











Conversando con un artesano de la palabra
                                                          Por Javier Claure C.

(Estocolmo) Javier Claure C.
Adolfo Cáceres Romero nació, en Oruro (Bolivia), en septiembre de 1937. Cursó sus estudios primarios en los colegios “Ildefonso Murguía” y “Jorge Oblitas”. Salió bachiller del Colegio Nacional Bolívar de su ciudad natal. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Cochabamba por motivos de estudio, en donde obtuvo el título de profesor de Literatura y Lenguaje. Desde ese entonces se afincó en esa hermosa ciudad. Fue becario en España y en Uruguay.
Cáceres Romero es un gran contador de historias y ha creado un universo literario propio. Su intensa producción abarca diferentes géneros: cuento, novela, ensayo, periodismo e investigación. Es así que se ha convertido en uno de los escritores más importantes de Bolivia, y en un abanderado de su generación. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas, y han captado la atención de los lectores y los críticos nacionales e internacionales. Es merecedor de muchos premios y honores. Citaré algunos: En 1965, mereció una mención de Honor de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) por su cuento “Copagira”. Dos años más tarde ganó el Primer Premio, con su cuento “La emboscada”, en un concurso organizado por la misma universidad. En 1982 ganó el Premio Franz Tamayo con su libro de cuentos “Entre ángeles y golpes”. En 1990 recibió la Gran Orden Boliviana de la Educación. Además es autor de obras valiosas como, por ejemplo, el Diccionario de la Literatura Boliviana e Historia de la Literatura Boliviana, escrito en cuatro tomos. Ha ocupado cargos importantes y ha representado a Bolivia en diferentes Simposios Internacionales de Literatura.
Hace diez años tuve la suerte de conocerle. Nos encontramos algunas veces en un café bohemio en pleno centro de Cochabamba. En otro viaje que hice a Bolivia, lo visité en su casa una tarde calurosa, pero con una brisa agradable; me acuerdo bien. Cuando toqué el timbre, me abrió la puerta y muy gentilmente me condujo hasta su living. Mientras me conversaba con entusiasmo, dándole una contundencia especial a sus palabras, noté su amor por los libros y la literatura en general. Entonces, inmediatamente me di cuenta que era como una biblioteca andando. Aquel día me obsequió su libro “La saga del esclavo”, novela histórica inspirada en el ejército expedicionario argentino en su paso por la Villa de Potosí. Para conocerlo más de cerca; dejemos que nos hable de literatura y otras cosas:
- Javier Claure: Tengo entendido que has escrito la “Nueva Historia de la Literatura Boliviana”, en cuatro volúmenes, ¿podrías contarme al respecto?
- Adolfo Cáceres: Debes saber que soy profesor de Literatura y Lenguaje; en tal situación, al enseñar en los colegios Literatura Boliviana encontré que, tanto Enrique Finot como Fernando Diez de Medina, historiadores de nuestra literatura, consideran que no existe la literatura boliviana, menos todavía una literatura aborigen, al extremo de que Ignacio Prudencio Bustillo, a comienzos del siglo XX, en su artículo “Literatura Boliviana”, reproducido por Carlos Medinaceli en “Páginas Dispersa” (1946) --donde reúne toda la obra de Bustillo--, éste dice: “De las razas que forman la población nacional, sólo la blanca posee genio artístico. Falto de imaginación y de sensibilidad, frío y reconcentrado, el indio es más apto para el trabajo material de arañar la tierra o ahondar en sus entrañas, que para atormentar su cerebro con las elevadas especulaciones intelectuales”, concluyendo su análisis con: “el indio no es poeta, ni músico, ni pintor por idiosincrasia”; por ahí también transitaban otros analistas de nuestras letras, como: Rosendo Villalobos, Juan Francisco Bedregal, Ángel Salas y otros; entonces, me propuse mostrar el esplendor de nuestra literatura, rebatiendo sus juicios en el primer volumen de mi “Nueva Historia de la Literatura Boliviana” (1987), dedicado a las “Literaturas aborígenes: Aimara, Quechua, Callawaya y Tupiguaraní”; el segundo tomo, que salió en 1990, trata de la “Literatura Colonial”; en el tercero, publicado en 1995, me refiero a la “Literatura de la Independencia y del siglo XIX”; finalmente, el IV volumen salió el 2012, con el título de “La Poesía Modernista y Social del siglo XX”. Actualmente estoy trabajando en dos obras sueltas, que de algún modo son complementarias a mi “Nueva Historia”: “Literatura Boliviana en el exilio” y “La novísima narrativa del siglo XXI”, con las  que espero culminar esta etapa de mi producción.
- JC: En un artículo que escribiste sobre la Guerra del Pacífico, decías que gran parte de los bolivianos sienten cada vez más lejano el retorno a las costas del Pacífico. ¿Qué opinas de la demanda marítima boliviana contra Chile?
- AC: El reclamo de los gobiernos civiles y militares se ha hecho repetitivo e infructuoso; de ahí que inclusive intelectuales y escritores de la talla de Jesús Urzagasti, quien en su novela “Tirinea” (1979), considerada novela fundamental de Bolivia, dice, más o menos, que, como él nació en un país sin mar, no sentía su ausencia. Lamentablemente, creo que muchos de sus lectores piensan lo mismo; sin embargo, nos llegó Evo Morales, un indígena nacido en Orinoca, pueblito perdido en el altiplano orureño; al acceder éste a la Presidencia del país, fue más contundente en su reclamo y hasta cambió de estrategia, haciendo que tal demanda se conozca en todo el mundo, al plantearla ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Ahora bien, aunque Chile ha sido arrinconado contra la pared, este país, amparado en su derecho de conquista, como lo han hecho las grandes potencias, no cederá el puerto soberano que se le pide de los 400 kilómetros de costa arrebatada; entonces, como el mar es una causa boliviana irrenunciable, habrá un día en que Bolivia estará en condiciones de reclamar no un puerto, sino la devolución total de su litoral; desde luego que para ello, Bolivia debe dejar de ser la nación débil  que es hoy; en base a sus ingentes recursos naturales, debe potenciarse, comenzando con educación y salud, de modo que su poderío esté por encima de las armas. ¿Te imaginas a nuestro país con gente bien formada, gozando de buena salud? Pasarán cien o más años, y Chile no tendrá más remedio que ceder.
- JC: En el pasado han existido en Bolivia dos movimientos culturales importantes. Me refiero a la primera y segunda “Gesta Bárbara”, en las cuales participaron grandes literatos del país. ¿A qué se atribuye la falta de un movimiento como ése en la actualidad?
- AC: Nada más ni nada menos a que los tiempos han cambiado. En 1918, “Gesta Bárbara” les dio cierta notoriedad a esos poetas y escritores; de modo que volvió a florecer en 1944. Ahora, siglo XXI, los escritores están más comprometidos con su trabajo literario, que con formar agrupaciones. Hasta la Academia Boliviana de la Lengua ha dejado de cobrar vigencia. Si piensas bien, el único nombre que nos llega de “Gesta Bárbara” es el de Carlos Medinaceli, pero no por ser miembro de esa agrupación, sino por su talento para la crítica y la creación literarias.
- JC: ¿De qué manera influye el nuevo proceso boliviano de transformación social y política en la literatura?
- AC: Si te fijas bien, recién podemos advertir los frutos artísticos de la nueva clase emergente. Ahora sabemos que una mujer indígena, como Luzmila Carpio, es una de las cantautoras más famosas del mundo, que da recitales en lengua quechua en los escenarios más exigentes de muchas ciudades europeas, asiáticas y americanas; actualmente ella reside en París; asimismo, uno de los más grandes pintores de Bolivia, cuyas obras se exponen en galerías de todo el mundo, es Mamani Mamani; en narrativa, Brayan Mamani es un notable exponente de nuestra literatura; eso no es todo, por cuanto van apareciendo nuevas figuras; tengo en mis manos, “El K’ita” (“El prófugo”), relato todavía inédito de Nolberto Marza Quispe, narrador indígena del ayllu de Uncallani, colindante al de Orinoca, en nuestro Oruro. .
- JC: ¿Qué es lo que te indujo a escribir “La saga del esclavo”?
- AC: Con esa novela incursiono en el ámbito histórico de nuestro país. Refleja los comienzos de la gesta independentista (1810), sobre todo el papel del primer ejército auxiliar argentino -comandado por el Dr. Castelli- en suelo altoperuano. Después de la victoria de Suipacha, el ingreso de Castelli en Potosí fue como una señal que nos develaría una serie de fastos sangrientos, hasta culminar con la separación del Alto Perú de las Provincias Unidas del Río de La  Plata. Lo que sí puedo decirte es que en “La saga”, abordo los hechos históricos con pasión y suspenso; cada episodio para mí era como un desafío para recrearlo de la manera más interesante posible; revivir esa época, no fue fácil, me llevó varios años de investigación; luego diseñar la obra y dar vida a sus personajes, fue más difícil todavía, por la cantidad de problemas que encontré; los mismos que se los planteé al lector y que, desde luego, tuve que resolverlos. Meterme a revivir las batallas y matanzas, como la de Guaqui y del 6 de agosto de 1810, puso a prueba mi capacidad de fabulación: No me puedo quejar de su resultado, por la favorable reacción de mis lectores; tanto así que luego me empeñé en escribir otra novela histórica, inspirada en la Guerra del Chaco y en la defensa de Boquerón, con el título de “El Charanguista de Boquerón” (2010), que fue galardonada con el Premio Nacional de Novela Marcelo Quiroga santa Cruz.
- JC: ¿Cuáles crees que son las mejores condiciones para escribir?
- AC: ¿Qué puedo decirte? Tal vez lo principal sea estar dispuesto a hacerlo, pese a las privaciones y dificultades que confrontará;  sin pensar si se trata de una tarea difícil, solitaria y no siempre bien remunerada. Pocos escritores viven de su obra en nuestro país. No es fácil estar sentado, cinco, seis, ocho horas, en fin, tecleando un ordenador para dar vida a una historia, durante meses y años. Eso sí, te puedo asegurar que las condiciones ambientales no siempre son las más propicias. Faulkner, al comienzo de su carrera trabajaba como albañil; de ahí que escribía en los momentos de descanso  sobre una carretilla volcada. Yo escribía los fines de semana, por cuanto de lunes a viernes dictaba clases todo el día, tanto en la Universidad Mayor de San Simón y a veces también en la Católica y en un colegio nocturno (Jesús Lara), del que luego fui Director, hasta mi jubilación. Trabajé 36 años en esas condiciones, pero nunca dejé de escribir.
- JC: ¿Qué es la escritura según tu parecer?
- AC: Podría decirte que es una forma de comunicación parecida a hablar, sólo que más complicada, por el manejo de códigos lingüísticos; sin embargo, no es tan simple, si te refieres a escribir una obra de arte. Este es un proceso notable que se facilita con un método nacido de la experiencia y la creatividad, aparte del talento para urdir tramas o expresar lo inefable, como ocurre con los poetas. Esta labor me ha llevado a escribir mi “Manual Práctico de Lectura y Redacción”, tal vez mi obra más exitosa, teniendo en cuenta que la octava edición se halla prácticamente agotada; ahora estoy trabajando en la novena, aclarándote que lo que hago es mostrar cómo funciona la Gramática en el proceso de gestación de una obra.


- JC: Por último, ¿Qué le aconsejarías a un escritor joven?
- AC: Primero, ese joven tiene que saber que la labor de escribir es muy seria, que exige una entrega total, a no ser que quiera ser un escritor liviano, prescindible, sin obra  trascendente. Si ambiciona la gloria, que desde luego no siempre la disfrutará en vida, tendrá que someterse de una manera total a leer y escribir, por encima de todo. Muchas veces se hace una labor ingrata, pues no faltan los que te ponen piedras en el camino, pero si eres persistente y tienes fe en lo que haces, nada de ello te afectará. Como ocurrió con Kafka y también con Edmundo Camargo, poeta nuestro que murió a los 27 años de edad; ambos jamás se imaginaron que sobrevivirían póstumamente, gracias a sus obras. Kafka marca con su nombre la actual literatura universal; en cambio, Camargo es uno de los más grandes poetas de Bolivia y América; nos dejó sus poemas en hojas sueltas, que tuvieron que armar otros poetas, como Jorge Suárez y Eduardo Mitre, para tener ese hermoso libro al que le dieron el título de “Del tiempo de la muerte” (1964), publicado póstumamente, el año que falleció.        
     
 
(c) Javier Claure C.

Estocolmo
entrevista y fotografías enviadas por Javier Claure C. para su publicación en la revista Archivos del Sur Javier Claure C. es un escritor boliviano radicado en Suecia