martes, 22 de febrero de 2011

Entrevista a Rubén García Cebollero






(Buenos Aires)

Rubén García Cebollero es un escritor catalán que siempre da sorpresas. Cuando lo conocí, a través de la revista, una novela suya había resultado finalista en el Premio Planeta (España). A partir de ahí, siguió escribiendo, publicando, estudiando. Tiene una actividad  increíble. El dice que sabe administrar bien el tiempo. Además es abogado, y ahora, una de sus novelas Cruz del Sur será llevada al cine. Se filmará en Barcelona y en Montevideo. Como una nueva sorpresa, me entero que además es posible - aunque prefiere mantener la incerdidumbre - que interprete como actor  un personaje en el film. Sigue sus estudios de guión y dirección de cine. Planifica dirigir también otro film.
Realmente me da una gran alegría que Rubén García Cebollero siga adelante con sus proyectos y ¡qué buenos proyectos! y que además haya publicado cuentos en la revista.
“… Lo importante es apasionarse a cada instante con lo que uno hace, y dejarse contagiar y contagiar a los demás con la esperanza, con esa energía que nos mueve, mucho más en tiempos tan oscuros…”

Entrevista

A.O. - ¿Cómo llega la idea de filmar tu novela Cruz del Sur?

R.G.C. - Bien, lo sorprendente es que la historia va al revés. La novela no nace antes del guión, sino después. Uno de mis guiones, Nadie gana una guerra, dio pie a que nos conociéramos con David Sanz y con Tony Lopez-Serrano, que tenían ya distintas versiones del guión, en las que habían ido colaborando los guionistas Pruden Rodríguez y María Bianchi. Me autorizaron y me puse a ello. Era interesante contar lo que se verá en cine, de manera que fuera lo mismo y fuera distinto.

A.O. - ¿Pensaste, primero en escribir la novela o el guión?

R.G.C. Así que leí el guión y le sugerí a David el nombre de otra gran escritora, que declinó, pero al poco me di cuenta que había algo en la historia que pedía a gritos que lo escribiera y de ahí salió la novela, con sus 3 partes, con “El corazón de Magallanes”, “Todo es cuestión de química” y “Silencios de Bandoneón”.

A.O. - ¿Podrías contar en síntesis el argumento?

R.G.C. - La vida de Juan cambia cuando en su empresa de Montevideo se anuncian recortes que le costarán su trabajo. La difícil situación en la que se encuentra y la tensión familiar le llevan a tomar la decisión de abandonar su país para buscar un futuro en Barcelona.
Ya en España, Juan comprueba que no existe el paraíso soñado, y observa cómo todas las puertas se le cierran.

Por fortuna, en la cima de la desesperación aparecerá Mariano, ese argentino de origen porteño propenso al bulo y al autobombo, que sueña con triunfar en Hollywood mientras limpia mesas y sirve platos en el restaurante Can MERCADER. Gracias a su particular carácter y a sus rocambolescas ideas, Juan acaba consiguiendo un puesto en el restaurante como friegaplatos y empieza a ver más cerca el sueño de traer a los suyos.

De la mano de Mariano, y siempre acompañados por Julia, esa guapa estudiante que trabaja como camarera y que pondrá en jaque su matrimonio, y Arnau, ese alocado cocinero invidente, Juan conocerá Barcelona y disfrutará de otra adolescencia tardía, con noches de borrachera y tardes de playa. Pero las malas nuevas no se harán esperar, y al deterioro de su relación, y la nostalgia por sus raíces, se unirá la noticia de la inminente muerte de su padre.

Será entre las dificultades cuando Juan encuentre el valor de las cosas sencillas y descubra que lo que realmente buscaba estaba más cerca de lo que nunca pudo imaginar.

A.O. - ¿Qué fue lo que te inspiró para escribir esta historia?

R.G.C.  -Las ciudades, sin duda. Y las personas. La escribí por Montevideo, y por Barcelona. Y también por David, y por Tony. Y por toda la gente de Claqueta, y todos aquellos que han hecho posible “la esperanza de un sueño”. Detrás de una película siempre hay un equipo que tiene que luchar contra muchas cosas, de la misma manera que las personas tenemos que luchar contra muchos pensamientos, y muchas adversidades, y bienvenidos y bienvenidas sean. La escribí porque Cruz del Sur es algo más que un símbolo, es una manera de sentir, y también es una manera de esperar lo mejor, de sentir, de soñar. 

A.O. -¿En qué época transcurre?

R.G.C. -En una época actual. Hablamos de los años más recientes, aunque en toda novela uno se alarga en el pasado del protagonista y sus allegados. En esta época de crisis, o de inicio de la crisis, para ser exactos, en la que encontrar trabajo en España es difícil, y en la que nuestro héroe, Juan, va a jugarse muchas cosas por sus sueños, por un viaje exterior e interior, uno de esos que nunca se olvidan, y que es la materia con la que se forjan los sueños, las novelas, el cine.


A.O. -  Silencio rodamos es una productora independiente, ¿cómo se distribuye luego el film? ¿Se verá en cine y en televisión?

R.G.C. - Cruz del Sur es una coproducción entre Silencio Rodamos, española, y Nepal Films, uruguaya, pero una vez la película está filmada, eso habrá sucedido en mayo de 2011, de la distribución se encarga otra compañía. Y sí, el objetivo es que se vea en cine y en televisión de la mayor cantidad posible de países del mundo.

A.O. - ¿Por qué la idea de filmar en Barcelona y también en Montevideo?

R.G.C. - Esa idea va implícita con el guión. Y con la idea de David de colaborar mediante el cine al desarrollo, y al intercambio cultural. Barcelona es una ciudad encantadora, y Montevideo también, pero no hay que olvidar que Silencio Rodamos se ubica en Vilanova i la Geltrú, y que ahí siempre va a haber espacio para la magia del cine.

 A.O. -  ¿Interpretarás algún personaje? ¿Cómo nació esta faceta de actor en vos?

R.G.C. - En principio sí. Pero mejor mantengamos la incertidumbre hasta que eso suceda. La faceta de actor nació con el teatro, gracias a mi mujer Rox Martínezy a Isabel Laso, una gran directora, actriz y escritora, de la que nadie debería perderse La última frontera, por ejemplo. Por lo demás siempre he estado dispuesto a colaborar con el cine, y de hecho me estoy postgraduando como Experto en Guión, quiero seguir con mis estudios de dirección, y filmar el largometraje “Camisa de foc”, que adapta la novela catalana de Anna Carreras.

 A.O. -  ¿Cómo compaginás  todas tus actividades, abogado, escritor, ahora también actor?

R.G.C. - Con fe, con pasión y con orden. Como diría la Biblia: hay un tiempo para todo. Lo importante es apasionarse a cada instante con lo que uno hace, y dejarse contagiar y contagiar a los demás con la esperanza, con esa energía que nos mueve, mucho más en tiempos tan oscuros. De ahí que haya publicado en formato digital tanto en bubok, como en biblioeteca, o en Amazon, algunos de mis libros, algunos gratuitos también, y que próximamente aparezca alguno con Globalbooks. Eso no quita, sin embargo, que siga publicando en papel, como así sucederá con CRUZ DEL SUR.

Página de Cruz del Sur en facebook:


 (c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur 




domingo, 20 de febrero de 2011

Entrevista a Mario Merlino por Araceli Otamendi

(Buenos Aires)


Entrevisté a Mario Merlino en Buenos Aires hace algunos años, en el bar Tolón de Santa Fe y Coronel Díaz. Yo no lo conocía personalmente, sino a través de las traducciones de las crónicas de Antonio Lobo Antunes que publicaba en el Suplemento Babelia del diario El País de España. A raíz de una nota que escribí y publiqué en la revista Archivos del Sur sobre el escritor portugués Antonio Lobo Antunes cuando estuvo en Buenos Aires para una Feria del Libro, Mario Merlino se contactó conmigo vía internet.
Después de un tiempo, volvió a escribirme para decirme que venía a Buenos Aires a presentar un libro de poemas. Lo conocí en Buenos Aires, lo entrevisté para Archivos del Sur, entrevista que fue publicada oportunamente y se puede leer en la revista.
Con gran pena me enteré que Mario Merlino había muerto en España en el mes de agosto de 2009.

A continuación la entrevista:


(Buenos Aires) Araceli Otamendi

Mario Merlino es argentino, poeta, traductor y licenciado en letras. Además es el traductor al español de las crónicas del escritor portugués Antonio Lobo Antunes publicadas en el suplemento Babelia del diario El País de España.

Hace poco tiempo Mario Merlino vino a Buenos Aires a presentar su libro de poemas Arte Cisoria en el Centro Cultural de España en Buenos Aires. Antes de eso lo entrevisté para Archivos del Sur.

Y ahí me enteré que Mario Merlino nació en Coronel Pringles, Provincia de Buenos Aires, como otros dos notables escritores argentinos: César Aira y Arturo Carrera.

Entrevista a Mario Merlino por Araceli Otamendi

Araceli Otamendi :-Recién dijiste el traductor es también autor de la obra. Porque yo entiendo entonces que cuando leo en Babelia un texto de Antonio Lobo Antunes traducido por Mario Merlino también te estoy leyendo a vos.

Mario Merlino :- Yo creo que sí, yo no sé si otro traductor lo resolvería de la misma manera, no creo que siempre coincidan las traducciones, porque si fuera así, sería posible la traducción automática. Ni siquiera hace falta que el ritmo sea copia fiel del original, pero el ritmo tiene que ser un ritmo de lengua española al traducir porque sino, suena a cualquier cosa, suena a obra traducida y lo importante es que no se lea como obra traducida. Lo importante es que una obra, al ser traducida, se lea como si hubiera sido escrita por primera vez en español.

Ese es el gran desafío.

A.O.:- ¿Cómo empezaste a traducir a Lobo Antunes para el suplemento Babelia?

M.M.:- Lo primero que yo traduje de Lobo Antunes fue para una editorial, Siruela. La primera obra que traduje se llama Tratado de las pasiones del alma. Lo de las crónicas que se publican en Babelia surgió después; primero se publicaron en el diario ABC y después la persona que estaba en el ABC contrató a Lobo Antunes para publicarlas en el diario El País. Y ahí seguí yo, ya las traducía yo también para el ABC. Lo de Lobo Antunes lo sigo traduciendo todo yo, a él no le gusta mucho que se cambie el traductor, prefiere un traductor que esté muy interiorizado de su obra.

Me ha tocado en suerte llevar la voz de Lobo Antunes.

A.O.:- ¿Y eso no te influye en tu escritura, eso de tener tan presente la voz de Lobo Antunes?

M.M:- A veces tengo que tomar distancia, porque es una lectura muy a fondo la que hago al traducirlo, una cosa es que te influya un autor que has leido, porque eso es lo que ocurre en la generalidad, pero lo que me preguntas es cierto, es un "peligro" que está ahí.
Yo me corrijo en lo que escribo, en mi propia escritura.



A.O.:- ¿Cómo hacés con tu propia voz al escribir y la voz del autor de la obra que estás traduciendo?

M.A.:-A veces preferiría variar de autores, he traducido mucha obra de él.

A.O.- ¿Has traducido a otros autores?

M.M.:-Sí, he traducido del italiano. En una época traducía del inglés, del francés, del italiano. Pero las editoriales prefieren que el traductor no se disperse demasiado. En general cuando me contratan también me ofrecen títulos en italiano.

A.O.:-¿Por ejemplo?

M.M.:- De Natalia Guinzburg, dos obras cortas, una que se llama Familia y otra que se llama Burguesía. Lamentablemente es un libro que editó Alfaguara en el ´80 y no se ha reeditado.

A.O.:- ¿Cuando volviste a la Argentina después que te instalaste en España?

M.M.-:-Volví en el ´84, después que se restauró la democracia. He viajado cada dos años, porque tengo familia y tengo buena relación con mis hermanos que viven aquí.

A.O.:-¿Y en relación a tu propia obra, qué me podés contar?

M.M.:- Aparte de los libros de ensayo que te comentaba, comencé con un libro que se llama el Medioevo cristiano, de una colección que dirigió Blas Matamoro. La colección se llamaba La historia informal, y era sobre la experiencia histórica pero más narrativa que histórica y contaba la versión sobre la vida cotidiana a través del tiempo. A mí me tocó lo del medioevo cristiano, que no podía abarcar también lo árabe, porque diez siglos era muchísimo. Todo narrado en presente, para que el lector se encontrara en la época que narraba.

También escribí un libro que está inédito y que trataba acerca de la relación de los escritores con la guerra civil española. A mí me tocó Bertold Brecht, que nunca estuvo en España pero escribió "Los fusiles de la madre ....", por ejemplo, tuve que hurgar como una rata de biblioteca para encontrar algo. No pierdo la esperanza de publicarlo alguna vez, se llama "Los alimentos de la guerra".

A.O.:- ¿Y allá en España, además de traductor qué otra cosa hacés?

M.M.:- Yo retrasé mucho mi propia obra. He escrito relatos, pero había una cosa de inseguridad frente a mi mismo, frente al mundo...

Soy bastante lanzado para sobrevivir, encarar mi vida, no espero que me venga la ayuda del cielo, pero con la literatura de ficción tenía tal vez una exagerada autocrítica. Pasaron varios años hasta que me decidí y publiqué un libro de poesía llamado Misa pedestris. El poeta Luis Antonio de Villena, me escribió un texto para la contraportada que recordaba las Misas herejes de Evaristo Carriego. Hay en ese libro algo de influencia medieval porque al final del libro recuerdo la Misa de amor, el romance español, donde los monaguillos en lugar de decir "amén, amén", dicen "amor, amor". También edité un CD con poemas que yo mismo recito, se mezcla mi experiencia en el teatro, sé que tengo buena voz y va acompañado con un librito con textos en prosa y poemas.

A.O.:- ¿Nunca hiciste radio?

M.M.-:Sí. Hice radio en Coronel Pringles, cuando tenía 13, 14 años. Ya tenía buena voz. Y era radio, se llamaba la propaladora. Yo tenía un programa a las 7 de la tarde, era un programa sobre poesía, entonces yo contaba cosas sobre el autor y el movimiento al que pertenecía y después leía uno o dos poemas. Mucha gente no conoce lo que es la propaladora, es una historia muy antigua. Son altavoces en la calle, donde todo el mundo está obligado a escuchar a cierta hora lo que se emite por ellos.

A.O.:-¿Sos del mismo pueblo de César Aira?

M.M.:- Sí y también de Arturo Carrera. que presentará mi libro en Buenos Aires.

A.O.:- ¿Es casualidad?

M.M.:- Puede ser, lo cierto es que íbamos a la misma escuela en Pringles. Arturo Carrera era compañero mío y César Aira estaba en un curso más adelantado.

A.O.:-¿Cómo fue salir de Coronel Pringles?

M.M.:- Yo tenía muchas ganas de venir a Buenos Aires, pero mi familia insistió que fuera a Bahía Blanca porque ahí ya estaban dos hermanos míos.

A.O.:- ¿Te daba miedo venir a Buenos Aires, encontrarte en una gran ciudad?

M.M.:-No. Me encantaba, tenía muchas ganas. Pero fuí a Bahía Blanca, una ciudad que nunca me gustó, porque es una ciudad muy conservadora.

A.O.:-Tal vez como muchas ciudades del interior de nuestro país.

M.M:- No, Bahía Blanca es mucho más conservadora. De cualquier manera reconozco que tuve muy buenos profesores como el caso de Ciocchini que ya te comenté. Otro profesor que tuve es Jaime Rest, como recuerdo para mí son los dos más importantes. Y después tuve una profesora de literatura española medieval con la que trabajé como asistente era discípula de Ciocchini y fue la profesora con la que teníamos exámenes que duraban 4 o 5 horas, ya que podíamos ir a la biblioteca a consultar libros, apuntes. Nos daba temas que exigían una elaboración especial en ese momento y eso no significaba que había que aprenderse la lección. Era como hacer una pequeña monografía y se lo agradezco muchísimo. Porque creo que la norma sigue siendo que cuando más repite el alumno mejor nota recibe.

A.O.:- ¿De qué origen eran tus padres?

M.M.:- Mi padre era italiano, llegó a los 16 años a la Argentina, solito. Es una de las cosas que reivindico de él porque es un mensaje de libertad, y de riesgo, de saber enfrentar los riesgos.

Sobre todo porque había un compañero suyo que lo iba a acompañar en el viaje pero se volvió a atrás a último momento y mi padre se vino solo a la Argentina.

A.O.:- ¿Y tu madre?

M.M.:- Era hija de italianos, el padre de ella era del Piamonte, cerca de Turín. Y mis abuelos paternos que no llegué a conocerlos, eran de la Lombardía. Mi madre nació en la Argentina. Mi vocación por las letras comenzó siendo muy chico. Mi madre leía, era maestra y tenía una disciplina muy rigurosa en relación con el estudio. Para darte un ejemplo, cuando comencé el colegio secundario, me tomaba durante primer año las lecciones todos los días para que me organizara, para que supiera que eso había que hacerlo de manera rigurosa y sistemática. Recuerdo una vez que tenía que estudiar geografía y ella me puso cinco libros de geografía y yo dije: pero si todo es igual y ella me dijo: "no, porque cada libro aporta algo, reúnes todo y así tienes una visión más completa".

Mi padre era comerciante, pero junto a los biblioratos y las facturas tenía libros en su biblioteca.

El usaba una máquina Underwood, recuerdo que cuando él no estaba en el despacho porque estaba trabajando concretamente en el almacén que teníamos en Coronel Pringles, yo subía las escaleras de piedra y ahí me ponía a garabatear en la máquina de él.

Después participé en un grupo de teatro que había en Pringles, Las dos carátulas, porque me gustaba mucho el teatro, y uno de los rasgos que demostraba mi gusto por la literatura es que normalmente yo leía mucho teatro en esa época, iba a las reuniones del grupo y comentaba lo que había leido y desde luego me entusiasmaba con que una de esas obras había que representarla. Creo que no tuve éxito en ese sentido, de imponer alguno de esos textos.

A.O.:- Y como actor, qué fue lo que pasó?

M.M.:- Trabajé en una obra llamada La dicha impía de Pablo Palant, que por otra parte, es el traductor de Esperando a Godot. Es casi un fetiche para mí, me llevé fotocopias de esa traducción.

A.O.:- ¿Dónde la representaron?

M.M.:-En el teatro de Coronel Pringles.



A.O.:- ¿En España volviste a hacer radio?

M.M.:- No, pero me gustaría.

A.O.:- ¿Cuál fue tu trabajo para la enciclopedia Encarta?

M.M.:-Empecé en Madrid colaborando con la Enciclopedia Encarta, ahí me encargaban traducción de artículos de la enciclopedia original y redacción de artículos nuevos.

A.O.:- ¿Cuántos años duró ese trabajo?

M.M.:-Dos años, 1995 y 1996, gracias a mi experiencia de colaboración y eran una referencia los trabajos que había hecho como traductor de portugués. Me dijeron: ¿te gustaría ir a Río de Janeiro para dirigir la versión brasileña de la enciclopedia?

Les dije que sí y me fuí a Brasil. Se hicieron dos ediciones de Encarta en portugués, versión brasileña. ¿Qué fue lo que hice? Mi tarea era controlar los contenidos, la condición era que todos los contratos que se hicieran fuesen con brasileños para traducir los artículos de la enciclopedia española que merecían seguir estando para esta nueva versión en portugués. Después hubo que hacer un trabajo de selección, hubo que quitar artículos de la enciclopedia española que no interesasen demasiado al mundo luxófono, el mercado que les interesaba era el mercado brasileño. Después hubo que contratar especialistas en distintos temas: historia, literatura, ciencias, de Brasil y de Portugal. Los de Portugal me enviaban sus artículos por correo electrónico y con los colaboradores brasileños trataba directamente. Fue una experiencia hermosísima. Tuve también que seleccionar a los editores de cada área. La encargada de literatura y ciencias humanas en general, también había una mujer para ciencias, eran casi todas mujeres. Pero no por feminismo mío sino porque se presentaban postulantes y eran seleccionadas.

A.O.:- ¿Después de este trabajo con la Enciclopedia Encarta volvés a España?

M.M.:-Sí, y ahí sigo. Llevo más tiempo en España que en Argentina. La formación que traía de Argentina está dando frutos. Por supuesto que hay que agradecerle a España su acogida...".

A.O.:- ¿Cómo se desarrolló tu vida en España?

M.M.:-Después de veinte años de vivir en España yo consigo comprar un piso. Eso fue en el 97 y ese mismo año me invitan a irme a Río de Janeiro, como te contaba antes. Estaba pagando un alquiler y pasaba a pagar una hipoteca, que era el doble del alquiler que pagaba.

Me arriesgué, y me llegó ese trabajo para la Enciclopedia. Me arreglé muy bien para comprarlo. Debido a la experiencia que he tenido que pasar sé administrarme. Yo soy hijo de inmigrantes, cuando algunas colaboradoras de la enciclopedia se ponían muy exigentes, yo decía "hay que aprender". Y conozco porque mis padres me demostraban día a día que había que ajustarse el cinturón cuando correspondía. Cuando tengo un poco más de ingresos a veces pierdo el control.

A.O.:-¿Cuál es tu principal actividad actualmente?

M.M.:-La traducción. Me invitan a dar cursos, gracias a la experiencia docente que te contaba me invitan a dar cursos para profesores para proponer métodos de enseñanza de la lengua y la literatura. La pasión que tengo por estos temas puede ser casi una locura y eso me ha ayudado para enseñar. Yo entiendo que la gente se aburra en las clases de literatura, sobre todo si no tienen afición por esto, pero si tú creas estímulos... por ejemplo, en Madrid trabajé dos años en una escuela secundaria, tenía un curso de cuarenta alumnos y los dividí en ocho grupos de cinco, juntaban los pupitres y entonces yo hablaba y les decía que yo estaba como en un bar y era el camarero que atendería sus dudas. Les proponía temas e hicieron taller literario todo el año y también estaba la parte expositiva.

A.O.:- ¿Qué autores preferís leer?

M.M.:- Yo me eduqué con los poetas beat: Allen Ginsberg, Ferlinguetti, yo creo que eso fue en los 60, yo tenía 12 años. También adoro a Samuel Becket, no voy a distinguir mucho el género. Me gusta mucho la literatura mística, San Juan de la Cruz, también me gusta Italo Calvino, de los argentinos desde luego influyeron mucho Alejandra Pizarnik y Juan Gelman.

A.O.:- ¿Cuál es la obra de Becket que preferís? ¿Esperando a Godot?

M.M.:-Sí, pero también me gusta la narrativa,me gusta Malón muere, una obra que leí siendo muy jovencito, también El innombrable y otras. Becket me sigue fascinando. Hay un relato cortísimo que se llama Sin donde no se sabe dónde estás, quién es el que narra, si hay un personaje. Me gustan esas experiencias de Becket muy próximas a la poesía.

A.O.:- ¿Escribís también narrativa?

M.M.:- Ahora estoy escribiendo un texto de narrativa. A mi me gusta contar historias pero tanto el otro libro Misa perenne como Arte Cisoria, creo que el poema no debe estar cerrado en sí mismo. Tiene que haber cierta continuidad y en el fondo hay un deseo de transmitir una historia. Hay una historia que se cuenta porque en cada poema se va engarzando con el otro.

A.O.:- ¿Qué tipo de texto narrativo será el que estás escribiendo?

M.M.:- Una novela corta. La editorial que lo editará ya me conoce y me dijo: no te esfuerces por escribir una novela muy larga. Está bastante avanzada, será un texto de unas cien páginas.

A.O.:- ¿Tenés un grupo de escritores amigos en España, a quienes lees y te leen?

M.M.:- Sí, hacemos encuentros en un centro de arte moderno, donde se organizan lecturas. A veces con Noni Venegas, una poeta argentina que vive en España hacemos lecturas conjuntas.



A.O.:- ¿Cómo te gusta presentar tus libros?

M.M.- No me gusta estar quieto, tampoco exagerar con accesorios, lo importante es que el público escuche el poema. Un poeta puede ser muy bueno pero al sexto poema me dan ganas de decirle que empiece de nuevo. La gente que lee una hora seguida no sabe lo que está haciendo, hay que leer poco, lo mínimo indispensable.



(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

crédito de la fotografía: Marek Nowak - gentileza Mario Merlino

viernes, 18 de febrero de 2011

Entrevista a Ernesto Cardenal por Raúl Vigini

Ernesto Cardenal


La presente entrevista  al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal en la ciudad de Cosquín, Córdoba, fue realizada por Raúl Vigini, Director del Suplemento Cultural La Palabra, del diario La Opinión, Rafaela, Provincia de Santa Fe y publicada el 12 de febrero pasado. Raúl Vigini autorizó su publicación en la revista Archivos del Sur.

Entrevista a Ernesto Cardenal

En busca de… Ernesto Cardenal, protagonista

Necesidad de la diaria revolución

Hombre de profundas convicciones que en cada amanecer sigue pensando en lo que queda por hacer para que el mundo sea otro. Compartió una charla de prensa en su visita al Encuentro de Poetas de la ciudad de Cosquín y demostró que la poesía, la religión y la participación política pueden convivir en una vida plena.

LP - ¿Cómo fue la infancia del poeta?

E.C. - Se dice que los recuerdos empiezan a los cuatro años. A los cuatro años yo recitaba, cosas inventadas, disparates. Y a los seis años escribía versitos, también disparates. Y desde entonces soy poeta. Mi infancia fue muy feliz, casi toda infancia es feliz. Casi toda digo, no toda, porque tenemos un amigo que tuvo una infancia sumamente triste y también siniestra en un orfelinato del bachillerato y era un poeta muy alegre, aparentemente. Ahora en este mes de enero se ahorcó, y es porque había sido atormentado y en ese estado desde que nació. Porque cuando nació murió su madre,  padre no tenía y así fue su vida. Viví los primeros años en la ciudad colonial de Granada en Nicaragua, y los siguientes de los cinco a los doce en León, en aquel ambiente de historia y algo que para mí era romántico y evocador en esa ciudad. Desde entonces me he estado haciendo poeta, después a mitad de la vida tuve un cambio, una conversión, un encuentro con Dios, que me hizo entrar a un monasterio trapense en Kentucky, Estados Unidos, donde fui muy feliz pero tuve que salir porque mi salud no era para esa orden tan estricta. Mi maestro de novicios, me orientaba en la vida monástica, es decir lo místico, Tomas Merton, me aconsejó que no entrara en ninguna otra orden religiosa, me decía que esas cosas ya eran bastante anacrónicas. Que fundara una pequeña comunidad en Nicaragua para llevar la vida contemplativa que yo había querido llevar en el monasterio. Y eso fue lo que hice, en la isla de Solentiname. Allí estuve hasta que la revolución me sacó de allí porque nosotros también nos fuimos identificando con ella. Cuando surgió la revolución fui nombrado ministro de cultura durante todos esos años. Pero la revolución también se frustró. Por ingerencia de Estados Unidos hizo que perdiéramos unas elecciones y que se perdiera la revolución después de perder las elecciones. La pérdida de las elecciones, hizo que perdieran la moral algunos de los principales dirigentes y empezaran a robar antes de entregar el poder al nuevo gobierno y eso fue realmente lo que acabó con la revolución. He escrito mis memorias en tres tomos, el tercero de ellos es sobre la revolución con el título “La revolución perdida” porque ya no hay revolución.

LP - ¿La revelación poética tiene que ver con la revelación de Dios?

E.C. - Tal vez. No sé. Siempre desde niño había sentido una atracción a lo religioso. Y jugaba a celebrar misa muy pequeño. Y sentía que Dios me llamaba a entregarme a él. Pero eso significaba para mí algo imposible, renunciar a todo. Posponía el problema hasta que a esa edad, a los treinta y un años, seguía sintiendo esa persecución de Dios. Que Dios me perseguía a mí. Yo perseguí a las muchachas. Entonces de repente dije: voy a probar esto. Renunciar a todo, absolutamente a todo, y entregarme a él. Como quien se asesina. Toda la vida mía fue entregada a él. Y así empecé a sentir su presencia, de un inmenso amor y de un inmenso enamoramiento y seguí enamorado.

LP - ¿Fue de enamoramiento o sigue enamorado todavía? ¿está orgulloso de su labor?

E.C. - Sí. Sigo. Más o menos con problemas como en un matrimonio. No. Orgulloso no y menos no puedo ser de mi relación con Dios porque no lo merezco. Ni siquiera de mi poesía que tampoco la merezco mucho porque considero que es un don de Dios que me ha dado porque así nací.

LP - Su escritura está llena de confianza en el misterio ¿Puede desarrollar esa idea de confiar en el misterio para escribir?

E.C. - De confiar en Dios digamos. Le podríamos llamar misterio, es el nombre que le  dan los norteamericanos. Lo que hice fue confiar completamente en él. De arrojarme a él. Entregarme a él. Lo cual significaba renunciar absolutamente a todo. A mí mismo y a todo. Mi país, mi poesía, el amor humano, la posibilidad de un matrimonio. Todo.

LP - Creo que usted combina el misterio de Dios y a la vez el misterio del hombre, como los poetas.

E.C. - No sé si lo combino. Puede ser que sea el mismo misterio. Pero puede uno tener el misterio poético y no el de Dios, o al revés. En mí se puede decir que se han juntado.

LP - ¿Es la misma cruz que se utilizó para dominar a los pueblos la que puede servir para la liberación?

E.C. - Naturalmente que sí. Para eso fue la cruz. Para eso fue la crucifixión de Jesús con su entrega. Para liberar la humanidad. La teología de la liberación no es más que la teología del evangelio. El reino de Dios que anunciaba que esto era una buena noticia para los pobres. Si era buena para los pobres, era mala para los ricos, así fue que lo llevó a Jesús a la muerte. Hay teólogos actuales que dicen que la expresión reino de Dios equivalía en aquel tiempo a lo que hoy es la palabra revolución. Era algo igualmente escandaloso, subversivo y peligroso. Pero eso no lo descubrí cuando descubrí a Dios como amor y como unión conyugal. Mientras estuve en el monasterio trapense no había para mí más que la relación con Dios. Después que salí fundé esa pequeña comunidad que les dije, Solentiname. Estando allí fui invitado a Cuba como jurado de Casa de las Américas y allí descubrí entonces la revolución cubana. Esa fue mi segunda conversión. Entonces descubrí que Dios es liberación también de la humanidad y de los pobres y que un sistema como el de Cuba era un sistema también evangélico. En el que se ponía en práctica el evangelio. Eso fue la revolución para mí.

LP - ¿Cómo conoció la Argentina?

E.C. - De chiquito con Billiken y las revistas de niños de Argentina. Eran las principales lecturas que teníamos allá y me llegaban de Argentina.

LP - ¿Qué relación tuvo con los poetas americanos?

E.C. - Casi no tenía relación. Primero estudié en México y en Estados Unidos, después llegué a Nicaragua y por muchos años estuve sin poder salir porque no tenía dinero para hace ningún viaje, ni siquiera a Costa Rica, y Neruda no podía llegar a Nicaragua porque gobernaba Somoza de manera que nunca coincidimos. Casi coincidimos con mi primera visita a Chile cuando me recibió el presidente Allende en el Palacio de la Moneda. Y en ese momento estaba recibiendo también él la noticia del premio Nobel de Neruda en Estocolmo. Y Neruda fue un ídolo para mí y una influencia muy grande en mi adolescencia y primera juventud. Pero después tuve que reaccionar buscando otras influencias hasta que me liberé de Neruda.

LP - Se conoció con Cortázar.

E.C. - Fue antes de la revolución, en el somozismo. Fui invitado a un congreso en Costa Rica donde también estaba invitado Julio Cortázar y nos encontramos. Allí, con Sergio Ramírez, exiliado, en le propusimos a Cortázar que venga con nosotros y entrar a Nicaragua clandestinamente. Así que fue la primera vez en Nicaragua. Con esa visita escribió después un cuento que se llama Apocalipsis en Solentiname donde él está previendo todos los errores que van a existir en América Latina. Los secuestros en Argentina, las torturas en todos los demás países, aparece Roque Dalton. El está tomando una foto de pinturas primitivas nicaragüenses y cuando las revela en París junto a su esposa, encuentra todo un horror en lo que ha fotografiado. Es una cosa ficticia pero resultó profética. Como él decía después, desgraciadamente fue profética. Después estuvo llegando varias veces más cuando triunfó la revolución. Cuando estaba muriendo estaba pensando en volver a Nicaragua.

LP - ¿Cuál es su opinión acerca de los nuevos escritores de Nicaragua?

E.C. - Me ha gustado mucho la primera poesía de Gioconda Belli. No leo su novela pero la poesía de ella sí me ha gustado. He hecho varias antologías de poetas nicaragüenses pero por último una muy grande donde incluí a personas más recientes que no habían sido incluidas anteriormente. He sido antologista, antologizador de la poesía de Nicaragua y he tratado de darla a conocer siempre.

LP - Se conocen con Eduardo Galeano.

E.C. - Somos grandes amigos. Coincidimos en Cuba cuando mi primera visita en ese país, otras veces más, después Galeano estuvo llegando a Nicaragua. Se hospedaba en la casa del comandante Tomás Borge, ministro de seguridad, y se querían mucho. Pero cuando supo los robos que estaban haciendo ellos al entregar el poder al nuevo gobierno, entonces escribió contra eso diciendo que no comprendía cómo guerrilleros que no habían tenido miedo a la muerte, que estaban dispuestos a entregar la vida, no querían entregar sus automóviles de lujo. Y desde entonces no ha querido volver a Nicaragua.

LP - ¿Cree en la poesía como elemento de cambio para la sociedad?

E.C. - Claro que sí. Principalmente lo es la poesía mundial, casi siempre ha ayudado mucho a la evolución humana. En todas las civilizaciones, en Grecia lo fue también un factor de cambio. Y más que todo en la Biblia con los profetas que son grandes poetas: Isaías, Jeremías. Si uno los lee simplemente como poesía son grandes poetas. De ahí sacó Whitman la revolución poética suya de estos profetas de la Biblia. Y usaban la poesía para cambiar la sociedad. La poesía como denuncia de la injusticia y como anuncio de una sociedad justa. El único ejemplo en la antigüedad de una denuncia contra la esclavitud, porque ni Aristóteles estuvo contra la esclavitud, decía que eran útiles. Y no se veía cómo podría haber un mundo sin esclavitud porque ¿quién iba a trabajar? El mismo Marx dice que la esclavitud fue un progreso a lo que había anteriormente en la sociedad y que después fue sustituido por otro progreso que fue el feudalismo que fue sustituido por el capitalismo que es menos injusto que el feudalismo pero también lo es. Y que por eso el capitalismo tenía que dar paso al socialismo. Estos son los razonamientos de Marx. Y que en aquel tiempo tenía que haber la esclavitud. Eso explica que Jesús no habló contra la esclavitud ni tampoco San Pablo. Porque también estaba el problema que desempleaban a todos los esclavos y no había fábricas para emplearlos, todavía. Sin embargo, con todo esto la Biblia dice que no debe haber esclavos.

LP - ¿Cuáles son los sueños inconclusos de Ernesto Cardenal?

E.C. - La revolución inconclusa. Pero que es necesaria. Ningún otro sueño, qué otra cosa voy a esperar.

Por Raúl Vigini
Suplemento Cultural “La Palabra
Rafaela, Sábado 12 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Entrevista a Tomás Abraham* por Araceli Otamendi


Tomás Abraham 




(Buenos Aires)

En oportunidad de la publicación del libro La máquina Deleuze entrevisté al filósofo Tomás Abraham. Controvertido, polémico, Tomás Abraham no elude ningún tema. Conocí a Tomás Abraham personalmente, cuando asistí a un Seminario que él dirigió en el Centro Cultural Rojas de la Universidad de Buenos Aires sobre el pensamiento de los filósofos Gilles Deleuze y Michel Foucault. Luego, lo entrevisté para la revista Archivos del Sur en tres oportunidades. Esta que se publica ahora es una de esas entrevistas.

Tomás Abraham es el introductor del pensamiento de Michel Foucault en la Argentina, junto con el filósofo Enrique Marí. Abraham lo introdujo en la Universidad de Buenos Aires en 1984.

Entrevista

Acerca de Deleuze

¿Cuál es en su opinión lo más relevante del pensamiento de Gilles Deleuze:¿haber escrito un libro como El Antiedipo con Guattari? ¿diagramar como dice en su libro una micropolítica del deseo?



TA

Lo más relevante es el de haber construído la teoría del rizoma. Un sistema de conexiones en los que las expresiones de las artes y las ciencias, en el mundo de la naturaleza y en las formaciones culturales, convergen, se alejan, forman nuevos nudos, se serializan , y desvanecen. El mundo ya no se nos aparece com una pirámide jerárquica ni como un centro de equidistancias, sino como un enjambre de abejas.



Además, Deleuze es una revolución en el pensamiento occidental, nos dispone a pensar a Don Juan de Castañeda y Leibniz, a Guisnberg con Zenón, Artaud con Bacon y Pierre Clastres. Pero no es holístico, no hay Todo ni Uno, ni Plasma germinativo, salvo en el mito.

Deleuze, según usted dice en su libro, arma una "máquina de guerra contra el estructuralismo". Deleuze se está oponiendo al poder que supone el pensamiento estructuralista porque para este pensamiento "sólo el lenguaje científico puede dar cuenta de la acción de la estructura.". ¿Qué estaba ocurriendo en la sociedad francesa cuando Deleuze escribe El Antiedipo?



TA

En los principios de los años setenta algunos intelectuales tratan de pensar y rescatar del olvido los efectos culturales del mayo francés. Los principales fueron Foucault y Deleuze. Se trata del estallido de las instituciones, de la conformación de la micropolítica, de un nuevo pensamiento sobre las redes del poder.

La sociedad crea un fantasma transgresor para reforzar su sistema de leyes. En su opinión ¿hay uno o más fantasmas transgresores en las sociedades?



TA

Es un tema complejo porque si se lo extiende demasiado podemos repetir lugares comunes. La sociedad y sus portavoces en el poder, crea permanentemente fantasmas para reforzar sus distribución de recursos y la defensa de ciertos intereses. Platón hablaba del peligro de los poetas, San Agustín de Mónica, otros de las papeleras.

Para Deleuze primero existe la prohibición del incesto y luego el deseo.¿Deleuze trabaja su obra teniendo como motor siempre el tema del deseo así como Foucault tomó el tema del poder?



TA

Deleuze piensa el sentido, la diferencia, las fuerzas, los valores, y el deseo. Se hizo conocer mundialmente por el AntiEdipo, pero es una de sus grandes obras. La Lógica del Sentido, su Foucault, su Spinoza, su Kant, su su su.... son también grandiosas.

¿Por qué el pensamiento de Deleuze no está tan difundido como el de Foucault?

TA

Porque es más difícil de leer y porque Deleuze se dedica al arte y a la metafísica y muy poco a las cuestiones relacionadas a las formas de organización política de la sociedad. Aunque sus conceptos de líneas de fuga, microfascismo, cuerpo sin órganos, son instrumentos muy útiles para el pensamiento político.

¿Qué influencia tiene el psicoanálisis lacaniano en esto?

TA

En las cuestiones que tienen que ver con la difusión o la falta de difusión de ciertos pensadores intervienen muchos factores. Los círculos lacanianos han lustrado un poco las mentes de los psicólogos con el uso y abuso de los hallazgos de Lacan. Un poco de semiótica, otro de topología, pero, lamentablemente el aparato de censura dominicano les ha cerrado la boca. Un psicoanalista lacaniano tiene la costumbre de quedarse callado no por necesidades clínicas sino por miedo a que lo reten. Volviendo a la primera pregunta, quizás lo mejor que Deleuze nos ha regalado, es el fin de pensar a borde del reto, no más amenazas sacerdotales. Jugamos con la censura, nos reimos de ella.

El Antiedipo pretende ser la continuación de la Etica de Spinoza. ¿Deleuze sería el continuador del pensamiento de Spinoza?

TA

No hay continuación, sería surrealista suponer que un holandés del siglo XVII es continuado por un francés del XX. Sucede que los amores de Deleuze por Spinoza y Nietzsche, deben haber incidido en su subjetividad filosófica. Hay temas que los acercan a Spinoza, la naturaleza como un sistema infinito de agenciamientos, sí, es cierto, pero yo lo veo más cerca de Antonin Artaud.

Deleuze prefiere la segmentaridad y no la fusión ni la escisión, encuentros por azar, trazado conectivo y no jerarquías sacerdotales. En cuanto a esto último ¿actualmente hay demasiadas jerarquías sacerdotales en el pensamiento? No me estoy refiriendo precisamente a sacerdotes religiosos. Usted cita a Negri y a Badiou.



TA

Las sectas de espíritu sacerdotal y pasiones tristes abundan. Los que nos llenan de culpa hacen cola para amonestarnos. Badiou y su apostolado del intelectual esclarecido que bautiza, da nombres, anuncia los acontecimientos, ajusta el rigor de las sentencias, seduce a los que añoran la filosofía de Partido. A pesar de que anuncian el fin de la representación, sueñan con una nueva nomenklatura y con ser sus profetas del odio. El resto les parece posmodernidad y nihilismo.

¿Qué sería lo más actual, lo más aplicable del pensamiento de Deleuze para la época que vivimos?



TA

Deleuze es eterno, como lo es Platón, Spinoza, Kant, Nietzsche. Ninguno de ellos se hacen cargo de nuestros problemas. Somos nosotros los que nos hacemos cargo de ellos, creo que vale la pena hacerse cargo de Deleuze para estudiar filosofía, la filosofía para pensar, y pensar para no morirnos de aburrimiento creyendo y creyendo. No hay cosa más aburrida que creer.

Acerca del Seminario de los jueves

¿Qué fue lo que lo impulsó a convocar este Seminario de los jueves?



TA

En marzo de 1984 convoqué un grupo de aficionados a la filosofía par acompañarme en un proyecto de vida: hacer filosofía. Les trasmití mi modo de verlo, unos estuvieron de acuerdo, otros coincidieron porque estaban en la misma onda, otros se molestaron, algunos desconfiaban, pero empezamos a trabajar juntos. Han pasado veintidos años y la mayoría seguimos juntos. Nuevos se agregaron, las edades van desde los 19 a los 81 años. Amigos queridos ya no están como Gustavo Mallea, Alicia Páez, Edgardo Chibán, Bruno Roura, Carlos Correas. Hemos publicado cinco libros, sin poner dinero ni tener públicos cautivos. Nadie nos banca, ni fundaciones ni instituciones. No tenemos doctrina, ni jerarquías. La dirección existe por la necesidad de iniciativas, ediciones, organización. No hay investiduras. Las reuniones tiene la solemnidad que se deben respetar en todos los banquetes, desde los tiempos de Platón. La música es deleuziana.

¿Cómo se realizó este trabajo que integra el libro La máquina Deleuze?



TA

El trabajo del seminario llevó dos años. Fueran unas sesenta charlas sobre los más de treinta libros de Deleuze. Hice una selección por razones de espacio y composición temática.

Por último


¿Considera que estamos especialmente en Buenos Aires -ciudad famosa por la cantidad de psicólogos por habitante - demasiado influenciados por el psicoanálisis tanto freudiano como lacaniano más que por cualquier otro tipo de pensamiento?


TA

No creo que hoy el psicoanálisis domine el lenguaje cultural. No hay lengua erudita hegemónica. Los tigres son de papel. Hay analfabetos que leen y escriben como anaritméticos que declaman rigor. El inconciente no tiene dueño, ni Freud ni Lacan, ni Deleuze.

 ¿En qué podría ayudar la lectura de Deleuze?



TA

En descubrir el mundo de la filosofía, en vigorizar el pensamiento, en comenzar a entender a Nietzsche, en reir mientras pensamos, en unir lo que el pensamiento binario separa, en ser más libres, en nada, ¿ayuda? En dar.

(c) Araceli Otamendi

*entrevista publicada originalmente en la revista Archivos del Sur en 2006

sitio web de Tomás Abraham:

http://www.tomasabraham.com.ar/

domingo, 13 de febrero de 2011

Entrevista a Adriana Rosenberg por Araceli Otamendi*

Adriana Rosenberg



(Buenos Aires)




A raíz de la muestra de Candido Portinari en la Fundación Proa  entrevisté a Adriana Rosenberg, Presidenta de esa fundación.
 La Fundación Proa está ubicada en La Boca, uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires, una zona pintoresca y turística y también una de las más pobres de esta ciudad. La Fundación Proa organiza muestras de gran relevancia internacional, que atraen público.
 "Esta presentación moviliza el entorno. Gran cantidad de público nos visita y también se toma un café o almuerza por las vecindades, recorre Caminito y descubre una parte de la ciudad que de alguna manera está olvidada, pero muy valorada por el turismo"

(Buenos Aires) Araceli Otamendi



¿Qué significa en la actualidad y para vos, Presidenta de la Fundación Proa presentar una muestra de Cándido  Portinari?


Es muy importante para Fundación Proa presentar esta exhibición. Por un lado desde 1947 que no se presentaba obra del artista, lo que es mucho tiempo. Esto da cuenta de la distancia a pesar de la cercanía que tenemos con nuestros países vecinos. Ha transcurrido un mes de la presentación y la repercusión de público es extraordinaria, tanto del público en general como de las escuelas muy interesadas en difundir las obras del artista.
Creo que además hemos incorporado a la exhibición un apartado especial con las obras que dialogaron en 1947 con la visita de Portinari en Argentina, presentando a artistas como Berni, Castagnino, Spilimbergo y Raquel Forner. Este diálogo es muy enriquecedor para todos porque da  cuenta de la unidad plástica en esta parte del continente donde la temática social era una de las importantes batallas que los artistas intentaban llevar a cabo.


 Dentro de la obra de Portinari  ¿destacarías más  lo social, el reflejo del Brasil en su pintura, qué otras cosas?


Es un conjunto de todos estos temas. No debemos olvidarnos que la crisis que produjo el arte moderno durante la primera mitad de siglo. Esta crisis abrió un campo de experimentación inédito que los artistas de fueron adaptando a sus circunstancias y a sus rasgos culturales.


¿Qué incidencia tuvo la obra de Portinari en la pintura rioplatense?


No pienso que haya un tema de influencias sino de diálogo. Los artistas de la misma generación, obtuvieron becas de estudio en Europa. Casi todos ellos tuvieron y recorrieron los mismos talleres, muestras y espacios de la vanguardia. Cada uno reflexionó sobre estos temas universales y la capacidad de comunicar a sus países estos nuevos conocimientos. Por eso se transforman en maestros latinoamericanos. Este mismo entorno cultural y principios ideológicos claros los hace dialogar entre ellos y en este diálogo siempre hay intercambios.



¿Hay una mayor inclinación este año a presentar obras de artistas latinoamericanos en el espacio de Fundación Proa?


No especialmente, la próxima exhibición es de Alighiero Boetti, uno de los artistas más reconocidos de la posguerra europea.



El espacio de arte de la Fundación Proa se  distingue por la calidad de sus muestras en un lugar de la ciudad de Buenos Aires, el barrio de la Boca, que ha sido y es atracción turística  pero también es un barrio que se caracteriza todavía en gran medida  por su pobreza y sus casas precarias. ¿Qué otra incidencia (de tipo social, cultural, etc.)  en este barrio tiene la actividad de la Fundación?


Se centra principalmente en el desarrollo de exhibiciones de alto nivel internacional. Esta presentación moviliza el entorno. Gran cantidad de público nos visita y tambien se toma un café o almuerza por las vecindades, recorre Caminito y descubre una parte de la ciudad que de alguna manera está olvidada, pero muy valorada por el turismo.
La incidencia si bien no es de un trabajo específico se centra en la distribución de energías.


© Araceli Otamendi





La Fundación Proa está ubicada en uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires. Alojada en La Boca, la casona fue reciclada en 1996. El proyecto arquitectónico fue el de adaptar una típica casa italiana de fin de siglo a los objetivos de un centro de arte contemporáneo. El espacio de tres plantas permite alojar exhibiciones, videoteca, conciertos y cumplir con los requerimientos que los artistas exigen en la actualidad. 
En 2008 la sede fue modificada e  inaugurada nuevamente para presentar la muestra de Marcel Duchamp.

Av. Pedro de Mendoza 1929 -  Buenos Aires - Argentina - T. [54.11] 4104.1000


info@proa.org

martes a domingos de 11 a 19.


www.proa.org



crédito de la fotografía: Araceli Otamendi

*entrevista publicada originalmente en la revista Archivos del Sur