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sábado, 12 de marzo de 2011

Entrevista a Raúl Vigini director del Suplemento Cultural La Palabra

Raúl Vigini y Horacio Ferrer 



(Buenos Aires)

Raúl Vigini es el director del Suplemento Cultural La Palabra que se publica semanalmente en la edición impresa y en internet del diario La Opinión, en la ciudad de Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina. La Palabra se edita desde hace quince años.
Entrevisté a Raúl Vigini para la Revista Archivos del Sur.

A.O. - ¿Cómo fue el inicio del suplemento y cómo se fue desarrollando hasta ahora? ¿qué enfoque se le dio a la cultura? ¿Tomaste algún modelo periodístico para iniciar el suplemento?

R.V. - Hay un hecho previo a La Palabra que merece destacarse. En el año 1988 asistimos con Ana María Colombo y un grupo de amigos docentes de Rafaela, a la segunda edición del Congreso del Hombre Argentino, su folklore, su historia y su cultura que se organizaba como actividad paralela al Festival Nacional de Folklore de Cosquín. En 2011 lo hice en la vigésima quinta edición del Congreso presenciándolo ininterrumpidamente todos estos años. De esos encuentros hemos coordinado con ella durante muchos años un Suplemento especial anual que el diario La Opinión entregaba con ponencias allí presentadas. Superada esa etapa periodística cultural, hace 15 años el director del medio gráfico mencionado nos ofrece hacernos cargo de un Suplemento Cultural para iniciarlo en 10 días. Comenzamos haciendo La Palabra a mediados de julio de 1997 y hoy continúo como responsable de la misma.
El contenido fue diseñado de manera que cubra todas las expectativas abordando la cultura como toda manifestación humana. Así la estructura incluye una imagen en la tapa con los titulares del contenido de la edición; la página 2 tiene el “Editorial” como columna de opinión propia y la sección “El invitado” con un texto aportado por un/a colaborador/a de origen diverso (escritor, médico, historiador, investigador, antropólogo, músico, etc.); la página 3 con la sección “En busca de…” que es una entrevista y la página 4 con las secciones “Les comentamos…” con discos y libros, “Consultorio lingüístico” con un idioma originario(quichua, mapuche, guaraní, lunfardo), “El buen decir” con dificultados del idioma castellano y la Cartelera Cultural local. Ese formato estaba esperando despertar alguna vez para ponerse en marcha, lo tenía diagramado y así se comenzó a hacer hasta hoy sin cambios es sus secciones.

A.0.- ¿Qué temas considerás que son más importantes en la cultura?

R.V.- Con el transcurso del tiempo fuimos descubriendo que todos los temas serios, con fundamentos importantes, con respaldos de gente valiosa son tenidos en cuenta por el lector. Siempre tuvimos como referencia que La Palabra debía ocuparse de encontrar lo que estaba más oculto, de difundir lo menos difundido, de incluir los temas que los medios no dan a conocer por falta de interés, por desconocimiento, por el motivo que fuere. Tenemos la grata experiencia de que cuestiones relacionadas con la salud y con la solidaridad fueron muy bien recibidos por los lectores. O protagonistas de historias poco conocidas pero de mucho valor humano. Además, por supuesto de lo estrictamente artístico y educativo.

A.O. - ¿Qué diferencias encontrás con la cultura de las provincias, en el caso de La Palabra, con Santa Fe y la de Buenos Aires?

R.V. - Buenos Aires es la síntesis de todo lo que el país ofrece. Lo que conozco de la gran ciudad en cuanto a cultura popular -que es la que más frecuento en mi labor periodística- es una muestra de lo que supimos conseguir desde cada una de las provincias argentinas. Mucho de lo provinciano está en Buenos Aires y no pierde identidad ni autenticidad. Podemos hace un análisis más exhaustivo en lo que tiene que ver con lo urbano más estrictamente y ahí podemos encontrar formas, modos, temas, más porteños. En cuanto a lo provinciano, por lo que he visto en estos años de trabajo, la realidad de lo cultural en las provincias es bastante similar. Hay muy buenas propuestas y protagonistas, pero cuesta que salgan a la luz y trasciendan esos generadores culturales por encontrarse distantes de los centros de información.

A.O. - La Palabra publica cuentos a menudo, qué escritoras y escritores considerás que circulan más, tanto por la ciudad de Rafaela como por la provincia de Santa Fe?

R.V. - Se vienen publicando muchos autores de todo el país. Convocamos cada tanto y recibimos aportes de los mismos escritores que promocionan entre ellos el espacio, que además de la edición gráfica se puede leer en www.laopinionline.com.ar. Santa Fe es una provincia muy rica en literatura regional y ha dado destacados escritores y poetas.

A.O. - La misma pregunta pero para artistas y cantantes

R.V. -  En este caso Santa Fe es parte de la geografía de los ríos pero no tiene tanta presencia como las demás hermanas del litoral. Aquí los ritmos confluyen de las provincias limítrofes. Desde lo periodístico no hay ningún movimiento especial entre músicos y cantantes provinciales. Ocupan los lugares del Suplemento Cultural en la medida que sus propuestas justifiquen integrar la edición.

a.o. - ¿Crees que en la Argentina, en las distintas provincias se conoce lo que se hace en otros lugares del país?

R.V. - La información que puede brindar un canal de televisión de aire o de cable, así como el servicio de Internet favorecen que los hechos se conozcan. Siempre estará supeditado al interés del medio en darlo a conocer. Así pude compartirse la noticia entre todos los habitantes del país. El Canal Encuentro y algunos programas documentales del Canal 7  nos dan esa información. En el caso de los canales privados es otra manera de informar lo cultural según los intereses de cada uno. Creo que la federalización en la información no está generalizada. Por el contrario, son situaciones extremas: o se ignora o se magnifica hasta la exageración muchas veces.

a.o. - ¿Qué temas considerás que sería importante conocer en Buenos Aires relacionados con la cultura rafaelina?

R.V. - Rafaela, nacida en 1881, como tercera ciudad de la provincia de Santa Fe en población, está por superar los cien mil habitantes. Esa realidad le permite haber desarrollado una cultura sobre la base de reconocidos escritores, destacados músicos que la han hecho trascender los límites geográficos del país, grupos teatrales que nacieron con la aldea, artistas plásticos y artesanos premiados, instituciones que siguen en pie defendiendo los espacios culturales. La oferta rafaelina que ha llegado a Buenos Aires en muchas oportunidades puede establecer un sólido intercambio con la actividad cultural actual. Buenos Aires y las grandes ciudades son la vidriera, por eso la posibilidad de llegar a mostrar las propuestas de Rafaela dependen en muchos -o casi todos- los casos de una política de gobierno que favorezca la llegada a esos lugares importantes. Las embajadas culturales conformadas con criterios serios y verdaderas selecciones teniendo en cuenta calidad, nivel artístico, estética, y demás factores, considero que son el medio y la forma de promover, reconocer y acompañar los emprendimientos autogestionados.

A.O. - ¿Cuál es tu visión acerca de la cultura de Rafaela: escritores, pintores, cantantes, músicos?

R.V. - La ciudad debe procurarse espacios de crecimiento constantes y permitirse desde cada emprendimiento individual o colectivo, la posibilidad de la formación en cada disciplina. Los más representativos de las diferentes áreas culturales tal vez necesiten realizar un esfuerzo propio para dar a conocer con posibilidades de instalar sus proyectos más allá de la propia comunidad. En Rafaela hay una obra artística que merece destacarse en el ámbito nacional. Eso requiere que desde la gestión de gobierno se acompañe para favorecerlo. Claro que los interesados en difundir sus trabajos deben demostrar  compromiso, dedicación, capacitación y crecimiento para merecer la promoción.

 (c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur

fotografia: Raúl Vigini junto al poeta Horacio Ferrer

viernes, 18 de febrero de 2011

Entrevista a Ernesto Cardenal por Raúl Vigini

Ernesto Cardenal


La presente entrevista  al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal en la ciudad de Cosquín, Córdoba, fue realizada por Raúl Vigini, Director del Suplemento Cultural La Palabra, del diario La Opinión, Rafaela, Provincia de Santa Fe y publicada el 12 de febrero pasado. Raúl Vigini autorizó su publicación en la revista Archivos del Sur.

Entrevista a Ernesto Cardenal

En busca de… Ernesto Cardenal, protagonista

Necesidad de la diaria revolución

Hombre de profundas convicciones que en cada amanecer sigue pensando en lo que queda por hacer para que el mundo sea otro. Compartió una charla de prensa en su visita al Encuentro de Poetas de la ciudad de Cosquín y demostró que la poesía, la religión y la participación política pueden convivir en una vida plena.

LP - ¿Cómo fue la infancia del poeta?

E.C. - Se dice que los recuerdos empiezan a los cuatro años. A los cuatro años yo recitaba, cosas inventadas, disparates. Y a los seis años escribía versitos, también disparates. Y desde entonces soy poeta. Mi infancia fue muy feliz, casi toda infancia es feliz. Casi toda digo, no toda, porque tenemos un amigo que tuvo una infancia sumamente triste y también siniestra en un orfelinato del bachillerato y era un poeta muy alegre, aparentemente. Ahora en este mes de enero se ahorcó, y es porque había sido atormentado y en ese estado desde que nació. Porque cuando nació murió su madre,  padre no tenía y así fue su vida. Viví los primeros años en la ciudad colonial de Granada en Nicaragua, y los siguientes de los cinco a los doce en León, en aquel ambiente de historia y algo que para mí era romántico y evocador en esa ciudad. Desde entonces me he estado haciendo poeta, después a mitad de la vida tuve un cambio, una conversión, un encuentro con Dios, que me hizo entrar a un monasterio trapense en Kentucky, Estados Unidos, donde fui muy feliz pero tuve que salir porque mi salud no era para esa orden tan estricta. Mi maestro de novicios, me orientaba en la vida monástica, es decir lo místico, Tomas Merton, me aconsejó que no entrara en ninguna otra orden religiosa, me decía que esas cosas ya eran bastante anacrónicas. Que fundara una pequeña comunidad en Nicaragua para llevar la vida contemplativa que yo había querido llevar en el monasterio. Y eso fue lo que hice, en la isla de Solentiname. Allí estuve hasta que la revolución me sacó de allí porque nosotros también nos fuimos identificando con ella. Cuando surgió la revolución fui nombrado ministro de cultura durante todos esos años. Pero la revolución también se frustró. Por ingerencia de Estados Unidos hizo que perdiéramos unas elecciones y que se perdiera la revolución después de perder las elecciones. La pérdida de las elecciones, hizo que perdieran la moral algunos de los principales dirigentes y empezaran a robar antes de entregar el poder al nuevo gobierno y eso fue realmente lo que acabó con la revolución. He escrito mis memorias en tres tomos, el tercero de ellos es sobre la revolución con el título “La revolución perdida” porque ya no hay revolución.

LP - ¿La revelación poética tiene que ver con la revelación de Dios?

E.C. - Tal vez. No sé. Siempre desde niño había sentido una atracción a lo religioso. Y jugaba a celebrar misa muy pequeño. Y sentía que Dios me llamaba a entregarme a él. Pero eso significaba para mí algo imposible, renunciar a todo. Posponía el problema hasta que a esa edad, a los treinta y un años, seguía sintiendo esa persecución de Dios. Que Dios me perseguía a mí. Yo perseguí a las muchachas. Entonces de repente dije: voy a probar esto. Renunciar a todo, absolutamente a todo, y entregarme a él. Como quien se asesina. Toda la vida mía fue entregada a él. Y así empecé a sentir su presencia, de un inmenso amor y de un inmenso enamoramiento y seguí enamorado.

LP - ¿Fue de enamoramiento o sigue enamorado todavía? ¿está orgulloso de su labor?

E.C. - Sí. Sigo. Más o menos con problemas como en un matrimonio. No. Orgulloso no y menos no puedo ser de mi relación con Dios porque no lo merezco. Ni siquiera de mi poesía que tampoco la merezco mucho porque considero que es un don de Dios que me ha dado porque así nací.

LP - Su escritura está llena de confianza en el misterio ¿Puede desarrollar esa idea de confiar en el misterio para escribir?

E.C. - De confiar en Dios digamos. Le podríamos llamar misterio, es el nombre que le  dan los norteamericanos. Lo que hice fue confiar completamente en él. De arrojarme a él. Entregarme a él. Lo cual significaba renunciar absolutamente a todo. A mí mismo y a todo. Mi país, mi poesía, el amor humano, la posibilidad de un matrimonio. Todo.

LP - Creo que usted combina el misterio de Dios y a la vez el misterio del hombre, como los poetas.

E.C. - No sé si lo combino. Puede ser que sea el mismo misterio. Pero puede uno tener el misterio poético y no el de Dios, o al revés. En mí se puede decir que se han juntado.

LP - ¿Es la misma cruz que se utilizó para dominar a los pueblos la que puede servir para la liberación?

E.C. - Naturalmente que sí. Para eso fue la cruz. Para eso fue la crucifixión de Jesús con su entrega. Para liberar la humanidad. La teología de la liberación no es más que la teología del evangelio. El reino de Dios que anunciaba que esto era una buena noticia para los pobres. Si era buena para los pobres, era mala para los ricos, así fue que lo llevó a Jesús a la muerte. Hay teólogos actuales que dicen que la expresión reino de Dios equivalía en aquel tiempo a lo que hoy es la palabra revolución. Era algo igualmente escandaloso, subversivo y peligroso. Pero eso no lo descubrí cuando descubrí a Dios como amor y como unión conyugal. Mientras estuve en el monasterio trapense no había para mí más que la relación con Dios. Después que salí fundé esa pequeña comunidad que les dije, Solentiname. Estando allí fui invitado a Cuba como jurado de Casa de las Américas y allí descubrí entonces la revolución cubana. Esa fue mi segunda conversión. Entonces descubrí que Dios es liberación también de la humanidad y de los pobres y que un sistema como el de Cuba era un sistema también evangélico. En el que se ponía en práctica el evangelio. Eso fue la revolución para mí.

LP - ¿Cómo conoció la Argentina?

E.C. - De chiquito con Billiken y las revistas de niños de Argentina. Eran las principales lecturas que teníamos allá y me llegaban de Argentina.

LP - ¿Qué relación tuvo con los poetas americanos?

E.C. - Casi no tenía relación. Primero estudié en México y en Estados Unidos, después llegué a Nicaragua y por muchos años estuve sin poder salir porque no tenía dinero para hace ningún viaje, ni siquiera a Costa Rica, y Neruda no podía llegar a Nicaragua porque gobernaba Somoza de manera que nunca coincidimos. Casi coincidimos con mi primera visita a Chile cuando me recibió el presidente Allende en el Palacio de la Moneda. Y en ese momento estaba recibiendo también él la noticia del premio Nobel de Neruda en Estocolmo. Y Neruda fue un ídolo para mí y una influencia muy grande en mi adolescencia y primera juventud. Pero después tuve que reaccionar buscando otras influencias hasta que me liberé de Neruda.

LP - Se conoció con Cortázar.

E.C. - Fue antes de la revolución, en el somozismo. Fui invitado a un congreso en Costa Rica donde también estaba invitado Julio Cortázar y nos encontramos. Allí, con Sergio Ramírez, exiliado, en le propusimos a Cortázar que venga con nosotros y entrar a Nicaragua clandestinamente. Así que fue la primera vez en Nicaragua. Con esa visita escribió después un cuento que se llama Apocalipsis en Solentiname donde él está previendo todos los errores que van a existir en América Latina. Los secuestros en Argentina, las torturas en todos los demás países, aparece Roque Dalton. El está tomando una foto de pinturas primitivas nicaragüenses y cuando las revela en París junto a su esposa, encuentra todo un horror en lo que ha fotografiado. Es una cosa ficticia pero resultó profética. Como él decía después, desgraciadamente fue profética. Después estuvo llegando varias veces más cuando triunfó la revolución. Cuando estaba muriendo estaba pensando en volver a Nicaragua.

LP - ¿Cuál es su opinión acerca de los nuevos escritores de Nicaragua?

E.C. - Me ha gustado mucho la primera poesía de Gioconda Belli. No leo su novela pero la poesía de ella sí me ha gustado. He hecho varias antologías de poetas nicaragüenses pero por último una muy grande donde incluí a personas más recientes que no habían sido incluidas anteriormente. He sido antologista, antologizador de la poesía de Nicaragua y he tratado de darla a conocer siempre.

LP - Se conocen con Eduardo Galeano.

E.C. - Somos grandes amigos. Coincidimos en Cuba cuando mi primera visita en ese país, otras veces más, después Galeano estuvo llegando a Nicaragua. Se hospedaba en la casa del comandante Tomás Borge, ministro de seguridad, y se querían mucho. Pero cuando supo los robos que estaban haciendo ellos al entregar el poder al nuevo gobierno, entonces escribió contra eso diciendo que no comprendía cómo guerrilleros que no habían tenido miedo a la muerte, que estaban dispuestos a entregar la vida, no querían entregar sus automóviles de lujo. Y desde entonces no ha querido volver a Nicaragua.

LP - ¿Cree en la poesía como elemento de cambio para la sociedad?

E.C. - Claro que sí. Principalmente lo es la poesía mundial, casi siempre ha ayudado mucho a la evolución humana. En todas las civilizaciones, en Grecia lo fue también un factor de cambio. Y más que todo en la Biblia con los profetas que son grandes poetas: Isaías, Jeremías. Si uno los lee simplemente como poesía son grandes poetas. De ahí sacó Whitman la revolución poética suya de estos profetas de la Biblia. Y usaban la poesía para cambiar la sociedad. La poesía como denuncia de la injusticia y como anuncio de una sociedad justa. El único ejemplo en la antigüedad de una denuncia contra la esclavitud, porque ni Aristóteles estuvo contra la esclavitud, decía que eran útiles. Y no se veía cómo podría haber un mundo sin esclavitud porque ¿quién iba a trabajar? El mismo Marx dice que la esclavitud fue un progreso a lo que había anteriormente en la sociedad y que después fue sustituido por otro progreso que fue el feudalismo que fue sustituido por el capitalismo que es menos injusto que el feudalismo pero también lo es. Y que por eso el capitalismo tenía que dar paso al socialismo. Estos son los razonamientos de Marx. Y que en aquel tiempo tenía que haber la esclavitud. Eso explica que Jesús no habló contra la esclavitud ni tampoco San Pablo. Porque también estaba el problema que desempleaban a todos los esclavos y no había fábricas para emplearlos, todavía. Sin embargo, con todo esto la Biblia dice que no debe haber esclavos.

LP - ¿Cuáles son los sueños inconclusos de Ernesto Cardenal?

E.C. - La revolución inconclusa. Pero que es necesaria. Ningún otro sueño, qué otra cosa voy a esperar.

Por Raúl Vigini
Suplemento Cultural “La Palabra
Rafaela, Sábado 12 de febrero de 2011

sábado, 17 de julio de 2010

Entrevista a Gloria Lopresti* por Raúl Vigini




Vivir encontrando la magia*


Fue una niña con dotes especiales, no sólo comenzó a actuar desde su primera infancia, sino que también se dedicó a enseñarle a los más humildes. Conoció de cerca el éxito en su carrera artística, pero también el vencimiento en una época oscura y violenta de nuestra historia. Sin embargo nada la amedrentó y siguió luchando desde diferentes espacios por los derechos humanos y también comenzó su incursión en las letras.
La Palabra  tuvo el gusto de acceder  a esta conmovedora historia de vida y de talento.

LP - Sus inicios en la radio tuvieron que ver con lo familiar y su entorno. Cuéntenos.

G.L. - Es bastante inusitada mi vida en todos los sentidos, papá Roberto Lopresti era actor y mamá, Celia Juárez, actriz. Mi mamá está viva, papá no. Pero lo mío ya venía de mi abuelita materna Rosa Rossi que era locutora. Además mi bisabuela era prima de Carlitos Chaplín, así que es algo genético.
Mamá trabajaba en LR1 Radio Nacional en el raioteatro “Los Pérez García” y un día tenían que buscar a un chico para que haga de Cachito, un personaje y de pronto Martín Zabalúa me dice -yo la había ido a acompañar a mamá-  “Gloria, ¿te animás a poner voz de varoncito?”. Y yo le dije que sí, y ahí descubren, nadie lo sabía, que yo sabía leer, tenía cinco años y medio. Seguí en “Los Pérez García”, hasta los once años más o menos en que empezó a notarse que no era un varón. De pronto le llega a mamá la propuesta de que yo sea la protagonista de la audición denominada “Las andanzas de la Muñeca Mariquita Pérez” en LS4 Radio Splendid. En ese momento había una muñeca que se llamaba “Mariquita Pérez”, había dos famosas, otra era “Marilú”. El negocio de la muñeca abarcaba la mitad de lo que hoy día son las Galerías Pacífico, la otra mitad eran oficinas del Ferrocarril. Aún hoy me acuerdo de lo que eran las vidrieras. Vinieron diseñadores de España, porque la muñeca tenía patente española, me sacaron una muestra de pelo, colorearon los ojos de la muñeca lo más parecido a mis ojos y la muñeca entonces tenía mi color de pelo y de ojos. No era nada fácil para mí, sólo tenía diez años.
Digo que no era fácil para mí porque por ejemplo había una barra de muchachos en el barrio y la que estaba siempre con la barra era yo. Y además sin que mis padres lo supieran iba a enseñar a leer y a escribir a una villa miseria, cosa que empecé a  hacer a los ocho años, mientras mis padres trabajaban, yo me iba a la villa. “Los Pérez García” era a la noche y lo de la muñeca era a la tarde, entonces me cortaba tanto la vagancia como la solidaridad, pero de alguna manera me las arreglaba e iba a la villa. Y un día mamá se entera porque encuentra un sello, me había hecho hacer uno que decía “Unidad bienhechora infantil”, porque en la villa había formado una biblioteca, entonces el trabajo que les daba a los chicos era que leyeran durante la semana un libro y se lo contaran a los otros chicos, para ello necesitaba tener una especie de biblioteca. Era una nena.
Trabajé mucho en radio hasta que aparece la televisión, me llaman y  empiezo, mientras tanto había hecho teatro con Luis Arata bajo la dirección de Narciso Ibáñez Menta en la obra “El avaro”.

LP - ¿Cuál fue su formación actoral para comenzar en la televisión?

G.L. - Ninguna, trabajar, trabajar, trabajar. Sólo que yo tuve la suerte de trabajar casi permanentemente con don Armando Discépolo, entonces era como tener clase permanentemente, era una cosa de locos el talento que tenía, el mismo talento del hermano lo tenía él. Yo no creo que los actores no deban formarse, pero de pronto la vida te lleva a que te formes en la actuación y depende de los directores que tengas.

En el año ’73 empezamos los actores a tener problemas con la Triple A , yo estaba al frente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asociación Argentina de Actores y empecé a tener problemas, amenazas y otras cosas. Entonces el trabajo disminuyó, seguía trabajando como actriz y además de eso animaba en la casa de Carlos Gardel animaba el show de tango y de eso vivía. El 31 de julio del ’77 me secuestran, no me llevan a ningún campo de concentración, simplemente, si se puede decir simplemente, nueve horas me torturan y me dejan por muerta en los terrenos aledaños de la Avenida General Paz. Ahí prácticamente se termina mi carrera de actriz. Este temblor que yo padezco es debido a las torturas. Pero tenía que trabajar de algo y además tenía que trabajar para salir de casa, para que no me agarre el pánico, y no conseguía trabajo en ningún lado, entonces me pongo a vender panchos y coca cola en Harrod’s. Allí me conoce la gente porque había distintos stands, era como un shopping más chico y me conoce la directora de belleza de una empresa de cosméticos y me pregunta si quiero ser experta de belleza. Le dije que sí y entré allí y a los tres meses ya era vendedora y supervisora de la empresa, o sea hice una carrera muy
importante, pero la dejé para irme con mi marido con quien había empezado a salir en el ’78. Me fui a Europa a una gira del Quinteto Tiempo, cuando volví otra vez a buscar trabajo, pero yo tenía tanto prestigio dentro de la cosmética que entré a otra empresa mucho más importante y donde desarrollé una carrera excelente, hasta  que esta empresa fue vaciada a fines del ’80.

LP - Usted tiene una anécdota con Palito Ortega cuando vendía panchos y coca.

G.L. - ¡Ah, sí! Había filmado una película con Palito Ortega en el ’65 “Mi primera novia” y un día llega a Harrod’s y me ve detrás del mostrador con la camisa de coca cola, y me dice “hola Tana ¿estás filmando?”. Fue muy gracioso. Le dije: ¡no estoy trabajando!
Y me fue bien con los panchos o sea fui una buena vendedora tanto de cosmética como de panchos.

LP - ¿Cómo surge su otra veta, la literaria?

G.L. - Siempre tuve la costumbre de escribir poemas y cositas en servilletas, y cuadernos. Y me acompañaba una historia muy rara, muy muy rara, que no sé como a una criatura se le puede ocurrir. Que es la historia -obviamente imaginaria- de una mujer que por ser servil se va quedando jorobada de tanto decir, sí señor, sí señor, no señor, en el trabajo. Tan jorobada queda que no puede ver los carteles, los números de los colectivos y estaba ahí el cuentito. Mal escrito, escrito por una criatura. Y de pronto, tuve una amiga, la tengo porque siento que me acompaña, era muy buena actriz que se llamaba  Irene Mónaco, éramos como hermanas. Entonces empecé a escribirle, sentí la necesidad de escribirle una carta. Y de ahí nace el libro donde empiezo a contar mi infancia, y le digo siempre fuiste tan generosa que nunca me preguntaste cómo fue mi infancia. Y describo la casa donde viví que era una casa maravillosa. Yo recomiendo que vayan a conocerla porque se puede entrar, es un pasaje en el Barrio Chino de Belgrano en la calle Arribeños 2350, es la réplica de un edificio español y declarada monumento nacional. Ahí me crié. Entonces empiezo a contar la vida de cada uno de los habitantes de allí y averiguar qué era de la vida de ellos. Las cosas de la vida...  A mí me encantan leer los clasificados y un día le digo a mi marido: mirá esto. La noche anterior había estado hablando de la casa y había estado leyendo lo que yo había escrito de la casa. La casa es un personaje más de ese libro. Se vendía “mi” departamento, pero hete aquí que quienes lo compraron fueron los padres de una muchacha que también se llama Gloria y que nos conocimos en la cárcel defendiendo a los presos políticos. O sea creer o reventar. La cuestión es que estoy escribiendo este libro y se me cruza por la mitad del trabajo el famoso cuento de la mujer jorobada, entonces me pongo escribir. Me entra en la mente, pasa al corazón y de ahí a las manos. O sea que lo que escribo es como que ya lo tuviera escrito. Yo estaba pasando un momento muy malo con la enfermedad de mamá y dije me va a ser mejor si escribo este libro ahora y el otro lo termino después. Empecé a escribir cuentos. Ahora, toda mi vida fui muy machista, pero machista, machista, o sea podía ver llorar a una mujer, pero veía llorar a un hombre y me mataba. Cuando termino esto, termino con el cuento porque son cuentos y poemas, me doy cuenta que es la vida desde la visión de una mujer. sea que lo que ecribo es cvomo que tya lo tuvoiera escrito. Yo estaba pasando un momento muy malo con la enfermedad de mamá y dije me va deshacer, mejor si escribo este libro ahora y el otro lo termino después.  Que en lugar de ser machista era casi feminista. Cambió el ángulo de la visión. Ahí quedó el libro escrito, quedó una copia.
La historia no se ha cerrado porque el libro se va a editar en Venezuela. Y después tengo que terminar el otro libro. Después vendrán otros libros u otros poemas. Pero siento que encontré lo que más me gusta. La vida de los actores es bastante difícil. Cuando hacía Las Aventuras de la Muñeca Mariquita Pérez que la escribía nada más y nada menos que la nieta del escritor Góngora -Leonor de Góngora- pero por contrato yo tenía todas las tardes por la calle Florida con la muñeca en la mano y vestida con el vestido típico de la muñeca. No era fácil. En realidad mi vida te darás cuenta que no es fácil pero sí es mágica.

LP - Tu infancia con dos actores importantes de la radio en ese momento ¿cómo te resultó? ¿Disfrutaste de ese ambiente con gente famosa y del reconocimiento popular?

G.L. - Nunca iba a fiestas del ambiente, no me interesaba. Tengo muchos amigos dentro del ambiente pero no iba a fiestas. Ir a una fiesta del ambiente era como llevar el trabajo también fuera de tu casa en los momentos libres. Y bueno, estoy orgullosa de mi vida. Dicen que hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Tengo mi hijo, mis nietos, mi bisnieta. Plantamos con mi marido un árbol y escribí el libro. El prólogo lo va a hacer alguien a quien respeto mucho y que me empujaba a escribir: Marcelo Simón que es una autoridad. Está contento de hacer el prólogo y es un poco también hijo de él.

(c) Raúl Vigini


Raúl Vigini es el Director del Suplemento La Palabra - Diario La Opinión de Rafaela, Provincia de Santa Fe



NdeR: Gloria es esposa de Alejandro "Gurí" Jáuregui del Quinteto Tiempo.


 * entrevista publicada originalmente en el Suplemento La Palabra del diario La Opinión de Rafaela (Provincia de Santa Fe) en enero de 2007

martes, 6 de julio de 2010

Entrevista a Sarah Bianchi por Raúl Vigini publicada en La Palabra


Esta entrevista a Sarah Bianchi publicada inicialmente en el Suplemento La Palabra del diario La Opinión (Rafaela, Provincia de Santa Fe) en 2007 nos fue enviada por Raúl Vigini, director del Suplemento, quien además nos anticipó para su publicación en Archivos del Sur la editorial del próximo suplemento La Palabra:









Aquellas manos
Que pudieron tallar la forma de cada muñeco. Que escribieron las historias que tal vez  venían con cada uno de ellos desde el origen mismo. Que lograron levantar un lugar mágico donde cobraban vida en la escena de cada día. Que permitieron a miles de asombrados niños que sigan creyendo ingenuamente en la vida de cada marioneta. Que maravillaron a tantos mayores con las obras para adultos en aquel patio de San Telmo. Que daban muestras de amor y de dolor frente a la historia de cada personaje que la Gran Sarah había dejado entrar a su mundo. Estos días Sarah Bianchi abrió su corazón para siempre y desde otro espacio vigila, persigue, asiste, acompaña, inspira y disfruta su obra. Pero sobre todo es la responsable de que sus manos -aquellas manos, estas manos que nunca se van a escapar del Museo del Títere- supieron acariciar cada rostro, cada movimiento, cada melena, cada calzado y cada corazón del títere que tuvo en sus brazos.
Raúl Alberto Vigini
Suplemento Cultural “La Palabra”
Sábado 10 de julio de 2010
raulvigini@yahoo.com.ar


Museo del Títere, testimonio



Un lugar generador de historias mágicas

Llegaron de todos los puntos de la geografía mundial, primero se ocultaron en grandes baúles y un día, cuando sus dueñas lo decidieron, salieron y se fueron ubicando en los diferentes estantes y vitrinas de la casa. Esa casona de calle Piedras que fue soñada para que ellos ocupasen ese espacio y de ahí en adelante disfrutaran con la presencia de niños y adultos que los observan y hablan de ellos. LA PALABRA conversó con Sarah Bianchi, la fundadora y directora del Museo del Títere, una de las titiriteras de mayor trayectoria y prestigio en el país.

LP - Hablemos de la historia de la casa donde funciona el Museo del Títere.

S.B. - Es lindo recordar la historia de los lugares y tratar de reconstruirla en cierta forma. Esta casa tiene mucha historia, era de los abuelos de Mané Bernardo, o sea de 1870 y pico, después fue del padre y Mané Bernardo la heredó. Nosotros con ella vivíamos en la parte alta de la casa, otra parte la tenía su hermano alquilando para distintas cosas, eran todos negocios separados. Mané siempre quiso que acá funcionara el Museo del Títere con todo lo que habíamos juntado a través del tiempo. Y así fue. Desgraciadamente ella se fue antes de inaugurar el Museo, ya estábamos en todos los planes, pero no llegó a verlo funcionando. Yo me propuse seguir con el proyecto y llevarlo a cabo, contra viento y marea, como se pudiera; costó un esfuerzo enorme. Es una Fundación particular sin fines de lucro y año tras año fui agregando habitaciones, porque no se podía arreglar todo de golpe. Es decir, se empezó con la entrada, la sala principal que alberga las colecciones de títeres de Europa y de Asia. Luego agregué otra sala argentina y la tercera, latinoamericana. Todavía queda una habitación que la tenemos como depósito de la sala de Teatro, esta última es una pequeña sala a la que quiero muchísimo porque está abierta para todos los titiriteros, no es de uso exclusivo mío o de mi espectáculo. Aquí desfilan durante todo el año titiriteros de la capital, del interior y del exterior, es decir el que avisa que va a venir o que tiene proyectos, la sala está abierta para ellos y para todas las experiencias que se quieran hacer. Es reconocida por la gente joven y la quieren mucho. Cuando hicimos la despedida del año, me encantó ver la cantidad de titiriteros jóvenes que siguen con la misma antorcha para adelante. Eso creo que es lo importante y le da un valor el museo y el espacio para que estén reunidos con un motivo concreto, que vean, conozcan, sepan que acá pueden venir. Además damos cursos de títeres, de narración oral, este año pasado se agregó el teatro de sombras, así que va creciendo, incluso a veces también para chicos, pero en general está destinado a los titiriteros. Los espectáculos por supuesto que sí son para los chicos, los sábados y domingos temprano, el sábado a la noche es para adultos y en la semana para escuelas. Es decir que el Museo tiene un funcionamiento continuo.

LP  - ¿Cómo se inicia esta colección?

S.B.- Nosotros con Mané tuvimos siempre un gran amor al títere, si no, no seríamos realmente titiriteras. Entonces el titiritero es un ser muy itinerante, de ir de un lado a otro, de conocer a titiriteros de otros lugares y en esa época, te estoy hablando después de la guerra, en el cincuenta aproximadamente empezamos a relacionarnos con los titiriteros de Europa. Fuimos allá e hicimos actuaciones, intercambiamos muñecos y a esos muñecos los íbamos juntando, generalmente intercambiado, a veces comprados, regalados y con el tiempo nos dimos cuenta de que teníamos baúles y baúles llenos de muñecos de distintos lados. Entonces dijimos que eso podía empezar a ser una colección de esas de algo que quiere, pero necesita tener una actividad distinta y un uso diferente, y ahí fue cuando pensamos en crear un museo. Pedimos también a los titiriteros argentinos que nos regalaran algunos de sus títeres, tenemos bastantes históricos, pero de los actuales es muy difícil, porque dicen “no, es un museo, cómo van a poner un títere mío, de ahora” y no se dan cuenta de que si hubiéramos pensado de esa forma los títeres que hace cincuenta o sesenta años hicimos con Mané no tendrían hoy el valor histórico que tienen. Por eso yo les digo que los traigan porque con el tiempo van a entrar en la historia del títere. Más o menos los convenzo de alguna manera y voy juntando, pero lo que me falta es el espacio.

LP - ¿Cuándo ustedes conocen en el mundo a los títeres qué es lo que hay de diferente en los otros lugares en cuanto a los temas, la construcción, a la recepción?

S.B. - Hay una profunda diferencia en cuanto al tiempo de historia que tienen. Calculemos, que el auge del títere en la Argentina empezó después de la venida de Federico García Lorca, de ahí salieron Mané Bernardo, Javier Villafañe, Ariel Bufano, entre otros. En la década del ‘30, calcule eso comparado con los siglos que tiene la historia en cualquiera de los países de Europa, Italia, Francia, ni le digo Checoslovaquia y todo el Oriente. Entonces ese peso hay que irlo creando, la prueba es que nosotros no tenemos un títere tradicional, no sé, decimos “Juancito y María”, dos personajes de Javier con el tiempo puede que lo sean, no tenemos un Guiñol con todo lo que arrastra no sólo el personaje sino de la época, del por qué nacieron, cómo nacieron, ésa es la diferencia principal. Como consecuencia el público de esos países respetó siempre al títere y acá se lo consideró un arte menor, sólo una cosa que podía interesar a los chicos. Recién ahora estamos logrando imponerlo al público de teatro adulto, nos costó que consideraran que el títere es una forma de teatro, no entraba en los cálculos. Nos costó también que se reconociera al autor titiritero, al actor titiritero, al director, al escenógrafo. Lo que nos faltan son años, hay que tener paciencia y no decaer.
Desde el punto de vista de la situación actual, creativamente, estamos muy bien ubicados, pero muy bien, lo digo porque visito periódicamente otros países y veo lo que hacen los titiriteros de acá con muchos menos medios, con una escasez económica muy grande, pero se hacen cosas muy importantes. Estuvieron hace poco con un espectáculo de dos titiriteros una pareja de Salta e hicieron un Martín Fierro, la historia fue estupenda, increíble.

LP - Dentro de los títeres que forman el patrimonio histórico del Museo, ¿Cuál es el más importante a su criterio y por qué?

S.B. - Eso es muy parejo, hay cosas de distinto origen muy importantes. Todos los títeres son originales pero hay unos que son los pupis sicilianos que además están ligados a la historia del teatro del títere de acá, porque esos títeres llegaron de Sicilia a fines de 1890 y se instalaron en La Boca. En 1925 se inauguró la sala que fue la primera estable de títeres, ésos para mí tienen un valor histórico ligado a Argentina. Luego históricos tenemos un Guiñol muy auténtico,  también de la India de 1800, muy valiosas piezas, pero para mí ésos tienen el valor especial por la historia del teatro argentino.
Cada país tiene su forma de expresión, el africano está muy ligado a toda la historia de los ritos, de la iniciación de los adolescentes, el sexo, la pubertad eso está ligado incluso a la estructura del títere. Los hindúes también tienen otras historias muy especiales de sus lugares, los del teatro de sombras, todo tiene un valor histórico grande.

LP - ¿Cómo se constituye desde lo institucional el Museo del Títere, es decir si hay por ejemplo quienes auspician?

S.B. - Lamentablemente auspicios no hay, el Museo es muy reconocido dentro del patrimonio de la ciudad de Buenos Aires. Es una Fundación donde ninguno tiene un peso pero mantenemos esto. Por suerte yo he tenido últimamente, algún premio estable mientras viva y entonces a ese premio lo destino totalmente al museo, con eso podemos ir juntando e ir haciendo los arreglos en los que estamos ahora, también lo mantenemos con el pequeño aporte de bonos de contribución de las escuelas que vienen a ver espectáculos, los cursos que se dictan. Con respecto a la gente que forma la fundación hay un poco de todo por supuesto todos amantes del títere. Hay una comisión, un sobrino mío que es arquitecto, que es quien me vigila las ideas locas que tengo para hacer cosas. Una de las personas de la fundación está como secretaria y es el alma máter en todo lo organizativo. En el Museo no se cobra entrada porque ésa fue siempre una cosa que pensamos con Mané, el Museo tiene que estar abierto no por el bolsillo, sino para todos. Porque además es un arte eminentemente popular dedicado a los pueblos, entonces no se puede poner una barrera de cobro de entrada. Y sigue siendo gratis pese a la opinión de muchos. Me acuerdo una vez que entraron dos turistas, que vienen bastante y miraron. Me dijeron “cómo usted no cobra algo para visitarlo, está muy mal hecho”. En ese momento asomó la cabeza por la puerta de un chiquito y me dice “hola doña, ¿se puede entrar?” y le dije que sí. Hizo un gesto con la mano y vinieron seis o siete chiquitos y les dice “es gratis, vení”. Entonces les dije a los turistas “ven por qué es gratis, ellos aunque yo le dijera que son veinte centavos no los tienen”. Ese es el sentido, que todos vengan y vean, se interesen, vuelvan. Esa es la finalidad. Todos los años cerramos y empezamos los arreglos porque la casa necesita mantenimiento y ahora vamos a hacer algunas vitrinas distintas con vidrios. Reabriremos con toda la programación en marzo hasta diciembre. En la parte alta tenemos la biblioteca. Hay más de seiscientos libros de títeres y luego hay una biblioteca general de Mané y mía que tiene mucho de arte, de escenografía, de plástica, de historia, de literatura. Serán cinco mil o seis mil volúmenes. También pudimos cerrar el patio para evitar la filtración de humedad y poder utilizarlo para talleres. Proyectos hay muchos.

LP - ¿Cuál es la actividad para el 2007?

S.B. - Por lo pronto que vean el Museo remozado, además estamos haciendo el relevamiento con la intención de hacer un catálogo general con la historia de las piezas, eso va a ser muy importante. También tenemos separada toda una colección que es lo que nosotros denominamos el Museo Itinerante, es una derivación del Museo que sin tocar nada de lo que está acá expuesto puede trasladarse y montarse en otros lugares. Me encantaría llevarlo a Rafaela. Los cursos siguen, orientados a titiriteros, a docentes, a gente que tiene una intención de integrarse como titiriteros o estar en la experimentación de nuevas técnicas.
Suplemento Cultural “La Palabra”-7 de febrero de 2007-Rafaela (Sta. Fe)
raulvigini@yahoo.com.ar

 crédito de la fotografía de Sarah Bianchi  y de los títeres: Araceli Otamendi