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domingo, 11 de julio de 2010

Entrevista a Ángeles Mastretta* por Ramón Alfredo Blanco




(Buenos Aires) Ramón Alfredo Blanco


De visita fugaz y casi anónima por Buenos Aires, acompañando a su esposo –el reconocido escritor y periodista Héctor Aguilar Camín-  la mexicana Ángeles Mastretta concedió esta única entrevista en el país, al cumplirse 20 años de la publicación de Arráncame la vida, donde habló de su próximo libro, de sus premios, nuestro idioma, los amigos y de una Argentina a la que siente como suya entre otras cosas.


Este año se cumplen 20 años de la publicación de “Arráncame la vida”, que ya lleva vendidos más de tres millones de ejemplares en casi 20 idiomas. ¿Qué balance hace en este 2.005? ¿Y hasta que punto siente que su obra va a trascender?
Bueno vamos a pensar dos sentidos de la palabra trascender. Uno es que lo que uno escribe salga de uno y pase a los otros, en el momento que tú lees lo que yo escribí, ya trascendió. Si lo que quieres decir trascender es quedarte, permanecer, tener muchos lectores después de que te mueras, eso yo creo que es una cosa regida por algo que a mí no me interesa. Ya no voy a estar para verlo. Si tú me dices ¿quieres eso? Yo te diría sí, sí lo quiero, pero nunca voy a saber si lo tuve o no, da igual, no me pregunto eso.
No escribo pensando en eso para nada, no sé si será un error o un acierto, pero ni siquiera sé como se haría escribir para eso. Pero ya de repente digo estoy siendo escritora, bueno en tanto escribo un diario todos los días, escribo cartas, muchas, en tanto que quiero escribir y conseguir mi voz que me hace mucha ilusión, escribir otro libro y otro libro. Pero no estoy teniendo la disciplina para hacerlo. Estoy muy indisciplinada, estoy viajando mucho y me está gustando mucho el mundo. Lo que pasa es que hay otras cosas que me importan incluso más que escribir. La gente a la que quiero me importa más, la gente a la que voy a querer me importa más.
Entonces ando huyendo y al mismo tiempo encontrándome. Más que huyendo, la palabra no es huyendo, priorizo y estoy priorizando no necesariamente la escritura.


Cuando le comunicaron de que “Mal de amores” había ganado el Premio Rómulo Gallegos usted confesó que lloró durante dos horas por la emoción… (interrumpe)
No, pero no era por la emoción, ojalá. Era por la contradicción. Porque a mi me enseñaron a aceptar con más naturalidad las tristezas que las alegrías, a ponerle buena cara al mal tiempo, me dijeron que así era y lo aprendí como una ley. Y no necesariamente aprendí no sólo a esperar que me fuera bien, sino que no aprendí a sentir que me merezco lo que me pasa.
Estaba Tomás Eloy Martínez entre los finalistas, y a mí me parecía que por lógica, por edad, porque él es un gran escritor, tenían que darle el premio a él. Luego yo entendí y he ido entendiendo con el tiempo que los premios son azarosos, y que dependen de que la mayoría  de los jurados hayan estado de acuerdo en darte el premio a ti y no a otro. Eso no te hace mejor escritor que otro, solamente te hace un premiado, lo cuál para mí finalmente fue una maravilla porque he aprendido, después de eso, a decir sí gracias, que bueno que esto me pasó y a abrir las manos y cerrar los ojos y a aceptar lo que la vida me va dando. Porque lo viví primero como un ataque, te digo que lloré. Estaba muy desvelada, muy desvelada. Había dormido como tres horas y estaba yo en una contradicción, no lo supe manejar.
Pero ahora ya lo voy a saber manejar, ya estoy dispuesta a que me den premios y a decir que qué bueno que me los dieron, ahora ya no me van a dar nada, pero no importa, por los menos voy a estar contenta con los que ya tengo, que hasta eso me pesaba.


… El año ante pasado la prestigiosa Universidad de Puebla, de la ciudad donde nació, le otorgó el Doctorado Honoris Causa. ¿Cómo fue recibir esta distinción y qué sentimientos le despertó?
Esa alegría sí la tuve muy clara. La Universidad de Puebla en los años 70 tenía unos líos políticos muy serios, había enfrentamientos con tiros. Yo entré a estudiar letras y pude estar ahí dos meses y me salí, porque había un caos. No era posible estudiar ahí con rigor y ver que había tiros, había pleitos en toda la Universidad, todo muy complicado. Estaba absolutamente politizado el aire y había unos enfrentamientos bárbaros. Entonces yo me salí y me fui a México a la UNAM y me quede siempre como con el pendiente de haber sido alumna de la Universidad de Puebla. Entonces fue muy agradable para mí, me dio una enorme alegría. La Universidad está ahora muy protegida, muy bien cuidada, muy querida por la gente, está sacando excelentes profesionales. Me sentí de verdad honrada de que me dieran ese premio.
Y luego fue un premio raro porque es difícil que te premien en tu medio. Esto de que nadie es profeta en su tierra suele ser bastante cierto. Que hayan tenido la deferencia de darme el Doctorado fue para mí una fiesta, y además una fiesta casi te diría que familiar. Mándenos usted su lista de invitados me dijeron. Yo dije bueno invitaremos a mi mamá, a Héctor y a mis hijos y a la gente que quiere de la Universidad, pero a mí no me pidan lista de invitados. Pues cuando entré al salón, que es inmenso, claro había mucha gente de la Universidad, pero haz de cuenta que era una boda familiar. Estaba lleno de parientes, lleno de parientes. Atractivo, muy emotivo.


Es narradora, poeta y periodista. Aunque su primer libro publicado fue uno de poemas, “La pájara pinta”, fuera de México es reconocida por su prosa, ya sea en cuentos, novelas, ensayos o columnas periodísticas. ¿Por qué ha sucedido esto y qué nos puede decir de su faceta como poeta?
Es que yo a los 20 años escribía sin ninguna inhibición, es más ojala y yo pudiera seguir escribiendo así. Si pudiera recuperar esa frescura sería maravilloso. Pero ahora recapacito más, me fijo más, la paso más mal o menos bien. Yo escribía todo lo que me pasaba por mi cabeza y por el ánimo, no me importaba.
De manera azarosa yo iba escribiendo recaditos, letreros y cosas y preocupaciones en mi libreta de todos los días, y de repente armé ese libro como sin querer para mandarlo a un concurso que gané. Pero luego cuando lo gané y seguí leyendo, y cuando me enfrenté con cierta seriedad y enorme respeto a otros poetas, como Lope de Vega, dices bueno yo mejor voy a hacer una novela, porque… (risas)



Usted ha visitado varias veces la Argentina donde tiene un gran público y muchos amigos. ¿Qué recuerda de sus visitas y qué anhela cada vez que viene aquí?
Yo tengo, no sé si necesariamente como otros escritores, pero yo tengo una relación con la Argentina muy cercana. La Argentina es mi país también. Lo que le pasa a la Argentina me pasa a mí también. Es el país de América Latina, con mucho, el más cercano. Y sí, congenio con los argentinos, probablemente porque tengo los mismos orígenes de raza que ellos. Soy una mezcla de italianos con españoles tamizada por supuesto con mexicanos, pero soy una mezcla perecida. Yo me veo en el espejo y digo yo parezco argentina, yo podría ser argentina.


Es sensiblera y enfática…
Soy sensiblera y soy enfática como los argentinos. Y cada vez que los veo armando un escándalo, pegando de gritos, quejándose de algo, digo cómo se parecen éstos a mis propios parientes. Es un país que me divierte mucho, quiero decir llego prendo la televisión y lo que todos dicen pero qué les pasa a estos locos, yo digo no, entiendo perfectamente lo que les está pasando. Padecí su dictadura, he padecido sus crisis, y tengo enorme respeto y predilección por sus escritores. Quieres que te diga a ti: Borges y Cortázar. Específicamente Borges y Cortázar. Han marcado lo que yo siento, lo que pienso y el gozo que he tenido de la literatura de manera crucial. Entonces imagínate cuantas cosas le debo a la Argentina.
Otra de las cosas que me pasa cuando vengo a Argentina, lo que encuentro son unas dosis de cariño que no encuentro en ninguna otra parte. Mira que yo me he sentido querida en muchas partes, en Italia, en España, en Chile, pero como en Argentina no. Los argentinos son escandalosos. Mira que haber llegado a Córdoba, ya había cancelado, me dijeron es que usted no puede cancelar porque tenemos 3.000 personas esperándola. Yo dije qué exagerados los argentinos, que barbaridad, cómo van a tener 3.000 personas, ha de haber 300. Cuando voy entrando había en el auditorio ¡3.000 personas! Era una cosa increíble, yo no entiendo cómo llenaron ese auditorio (risas), no lo entendí. Pero esa emoción no vayas a creer que me pasa todo el tiempo no, es una cosa sorprendente. En la Feria del Libro aquí en Buenos Aires firmé libros una noche cuatro horas seguidas


Fue muy amiga de Juan Rulfo y de Jaime Sabines…
Ojalá hubiera sido más amiga. Pero como no eran mis contemporáneos era muy devota vamos a ponerlo.

…Lo es de Carlos Fuentes y de Gabriel García Márquez, por quienes siente una profunda admiración.
Sí, claro que sí, muy amiga. Los quiero muchísimo.


¿Cómo es su amistad con ellos? ¿Puede contarnos alguna anécdota referida a ellos?
Cuando yo conocí a Jaime estábamos en una reunión de mucha gente y caminé hasta donde él estaba y me hinqué. Entonces se asustó muchísimo y me dijo qué te pasa, se asustó muchísimo (risas). Además Jaime, cuando yo lo conocí, era un poeta leído, pero no era un poeta reconocido públicamente, o sea la gente se lo encontraba en la calle y no decía ahí va Sabines. Porque la gente no sabía que Sabines era Sabines. Cinco años después y muy cerca de que se muriera eso estaba en el aire y en todas partes, pero antes de eso no. Él estaba absolutamente sorprendido de que yo lo quisiera y de que yo dijera de memoria su poesía, entonces me dijo “¿quién adivina en tus ojos?” Y yo entonces le dije qué bonita frase, ¿me la regalas? Me dijo toda tuya, y ya nos sentamos a conversar. Utilicé esa frase en un cuento de las Mujeres de ojos grandes, se la robé a Sabines, me la regaló.
Juan era mi maestro en el Centro Mexicano de Escritores, entonces yo tenía una súper fortuna. Pero Juan parece ser que todavía estaba ensimismado y escéptico. Juan fue un ejemplo de sencillez. Los dos: Juan y Sabines. Dos personajes que nunca tuvieron conciencia ni de su éxito ni de su importancia. No sé si la tendrían pero nunca actuaron como si lo tuvieran. Nunca abrumaron, nunca fueron pretenciosos o prepotentes, ni siquiera tuvieron tal cantidad de devotos que se notara.
Pero Juan no se lo creía, no se tomaba nada en serio. Y Sabines supo el éxito que tenía cuando fue a Bellas Artes a leer, cuando cumplió 70 años. Bellas Artes es un teatro grande, cabe 2.500 personas y es el teatro más importante del país, ese día lo llenamos.
Recuerdo que una vez chocamos con Rulfo. Él iba manejando, y yo me bajé y dije al señor acaba usted de tener el honor de chocar con el maestro Juan Rulfo. Juan se quedó adentro, tenía miedo de bajarse del coche. Y el hombre con el que chocó me decía y a mí que me importa quien es Juan Rulfo. ¿Cómo, usted no sabe quién es Juan Rulfo? ¡Es el colmo! Yo lo regañaba. Total el tipo nunca cayó en la cuenta de quien era Juan Rulfo. Y Juan se portó siempre como diciendo eso, su actitud era si alguien choca conmigo en la calle no va a decir qué respeto le tengo al maestro Juan Rulfo. Es una actitud muy sabia.
Bueno con Fuentes y el Gabo tengo muchísimas historias. Pregunté un día, oye Gabo ¿porqué se casó Borges con María Kodama? Y me dice ¿quién se casa con quién y por qué? Jugamos mucho, cantamos, vamos a bares y yo canto Arráncame la vida, tomamos café y él declama a Lope de Vega “Suelta mi manso, mayoral extraño”. Estamos llenos de chismes y de whiskys, yo no tomo, él había tenido permiso otra vez para tomar whiskys pero lo volvió a perder. Viajamos, cenamos, y a veces lo acompañamos. Él es muy tímido, no le gusta dar conferencias, no da conferencias; entrevistas da poquísimas, casi nunca. Y cuando vamos a lugares públicos va muy escondidito, no va haciéndose ver. Pero si alguien lo descubre y aparece con un libro por ejemplo, entonces vuelven filas y dice su mujer “está el Santísimo expuesto”.
De Fuentes también tengo muchísimas historias. Cuando leyó mi discurso para recibir el Rómulo Gallegos me dijo: “¿Por qué pediste perdón porque te dieron un premio? Un escritor nunca pide perdón porque le dan un premio. Un escritor da las gracias y dice sí me lo merezco. Ya bastante mal nos trata el mundo como para que encima nosotros digamos que nos deben de tratar, porque nos merecemos que nos traten bien. Cuando a un escritor se le trata bien, un escritor da las gracias y dice que qué bueno que me traten bien. Porque cuando el mundo trata bien a un escritor, trata bien a otros”. Y es bonita historia, es bonita cosa de contar, se la agradezco.


En el mundo globalizado en que vivimos, y ante esta avalancha tecnológica actual, ¿qué transformaciones percibe que pueda traer para la literatura?
Yo creo que las desgracias traen siempre fortunas. Pero en todo tiempo difícil han crecido los artistas. Si tú pon una fecha en el internet, una fecha horrenda, pon el año en que empezó la Guerra Mundial, pon 1.934 por ejemplo. Ahí te aparece lo mismo que te aparece ascenso de Hitler, te aparece fulano de tal escribió tal sinfonía, se publicó tal libro de fulano de tal. Mientras estaba Hitler en ascenso, estaba escribiendo Proust, estaba escribiendo Joyce, estaban haciendo música Mahler. Entonces al arte muchas veces lo favorece la desgracia, y florece en medio de la arbitrariedad. O sea, los artistas muchas veces, y ojalá  yo fuera en eso una artista, escriben para exorcizar el tiempo en que viven, para volver mejor el mundo. Para eso es que uno hace arte. Para que el mundo sea mejor. Sería una barbaridad si yo te dijera yo creo que el arte resulta favorecido por las desgracias, pero lo que sí creo es que siempre va a haber arte, que ayuda a sobrellevar las desgracias.


En el IV Centenario del Quijote, ¿cómo ve nuestra literatura y el avance de nuestro idioma a pesar de las influencias externas que recibe?
La verdad es que el castellano está hecho con las influencias externas de los celtas y los etruscos, así se convirtió en este idioma que hablamos apenas hace mil años. Pero el idioma no está amenazado. Ningún idioma es virgen, todos están influidos por todos. Si tú oyes el inglés está lleno de latinismos. Priority que es prioridad. Entre más sofisticado es el inglés más latinismos tiene. Si tú lees a Jane Austen en inglés está llena de latinismos, y eso no es maltratar la lengua. Nosotros vamos ir llenándonos de palabras que ahorita nos suenan horribles, como el Internet.  Pero la palabra Internet que ahorita nos parece horrible un día incluso va a encontrar una buena rima, pero no sé cuál.
A mí, no creas, me cuesta trabajo. A mí me enseñaron a ponerle acento a fue, los monosílabos llevaban acento. Hace yo creo 30 años que la Real Academia de la Lengua dijo que los monosílabos no debían llevar acento, y yo se los sigo poniendo y luego se los quito. Porque la Real Academia acabó aceptando una cosa que la gente hacía. Pero para cuando la Academia lo aceptó a mí ya me habían hecho creer que no había más manera de escribir fue que con acento. Yo tuve el privilegio de aprender gramática en una escuela en donde la directora consideraba que lo más importante que una persona podía hacer era hablar y escribir bien el castellano.
Tengo mucho respeto, mucho amor por mi lengua. Pero estoy dispuesta a aceptar la mezcla y a entender.


¿Qué consejos o sugerencias daría a los jóvenes escritores de hoy? Y ¿cómo ve el desempeño y la participación de ellos en la literatura actual?
Bueno si me fijo en ti no lo podría ver mejor. Un apasionado de lo que haces, un apasionado no solamente de lo que otros escriben sino incluso de lo que hacen en la vida, lo cuál me honra enormemente, me hace sentir muy importante y muy querida.
Yo creo que hay mucha gente joven con enorme entusiasmo por la literatura. No tanta quizás como por el cine. Pero fíjate el cine es otro lenguaje y es otra forma de contar historias, y yo creo que mucha gente de la que quiere hacer cine va acabar encontrando que su voz está en la literatura. Lo que pasa es que el cine es más glamoroso, y a la gente joven le parece que es mucho más interesante hacer cine. Conozco mucha gente que  está pensando hacer cine y va acabar haciendo literatura.
Entonces yo creo que la literatura no se va a quedar sola nunca. Incluso para hacer películas, el origen de las películas está en los guiones.


Hablando de cine, usted ha vendido los derechos de “Arráncame la vida” para el cine. ¿Todavía no se filmó?
No, todavía no. He estado trabajando en ese guión y es complicado, dificilísimo.


Finalmente, lo que se preguntan sus lectores y lectoras, ¿hay una nueva novela o un nuevo libro? ¿Qué nos puede adelantar?
Escribí un libro primero que se llamaba No oigo cantar a las ranas. El texto con el que habría ese libro lo puse en El cielo de los leones para forzarme a darme cuenta de que ese libro no tenía camino, por lo menos no lo había encontrado.
Entonces la primera parte de ese libro con el objeto de quitarme de eso la voy a poner en este otro libro. Era la historia de una vieja que contaba a una cincuentona, y de una cincuentona que contaba a una vieja y de su relación, de su amistad y de sus anécdotas. Pero no caminó bien. Un día la voy a hacer, pero ahorita no me sale.
Entonces ahora trabajando en un libro que se llama Maridos, y es un juego como el de las Mujeres de ojos grandes. En realidad van a ser casi siempre historias de mujeres o contadas desde las mujeres, pero que empiezan con “El marido de…”, o “A pesar de que su marido”. La palabra marido está en los cuatro primeros renglones de cada texto, y son mujeres que se definen frente a sus hombres. No nada más mujeres, hombres que son homosexuales, mujeres que son homosexuales, porque finalmente toda pareja tiene un marido, entonces voy a hacer maridos de todos los tipos.

(c) Ramón Alfredo Blanco- Archivos del Sur- todos los derechos reservados

Ramón Alfredo Blanco: Nació en  1986 en Paso de los Libres, provincia de Corrientes. Reside desde hace algunos años en Concepción del Uruguay. Ha desarrollado una temprana y promisoria labor literaria, ganando premios y menciones en el ámbito nacional e internacional. Sus trabajos han sido publicados en antologías del país y del exterior, distribuidas en Europa y América Latina; en diarios como "Clarín" de Buenos Aires, y "La Calle" de Concepción del Uruguay.
Invitado por la Universidad Nacional de Entre Ríos al ciclo "Encuentro con la palabra", en Julio de 2002. Participó de la Semana de las Artes en Septiembre del mismo año, invitado por la Sociedad Argentina de Escritores -SADE-, el Foro Cultural y la Dirección de Cultura Municipal.
En julio de 2.004 fue uno de los Invitados Especiales al sentido homenaje que le tributara el pueblo y el municipio de Larroque (E. Ríos), al cumplirse el primer año del fallecimiento de  la escritora María Esther de Miguel.
Integra el Comité Organizador de la 6ta. Feria del Libro y la Cultura del MERCOSUR y del 2do. Encuentro Literario Internacional del MERCOSUR, con sede en Brasil.
Ha sido miembro expositor en la 31° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Designado Corresponsal del Instituto Literario y Cultural Hispánico de California (USA) y de la Revista Literaria “ALBA DE AMÉRICA” en mérito a su labor literaria y constante preocupación por la obra del Instituto.
Autor colaborador de Mundo Cultural Hispano de España y de la revista digital de cultura Archivos del Sur.  Recientemente ha sido invitado por Lord Byron Ediciones de Lima, Perú, para participar de la X Antología Nueva Poesía Hispanoamericana, en mérito a su valiosa trayectoria literaria.



 *entrevista publicada originalmente en la Revista Archivos del Sur en el año 2005

la fotografía pertenece al libro Mujeres de ojos grandes, de Angeles Mastretta, editorial Planeta, Biblioteca del Sur.


leer un texto de Ángeles Mastretta especialmente enviado por la autora para la revista Archivos del Sur:
http://www.quadernsdigitals.net/index.php?accionMenu=secciones.VisualizaArticuloSeccionIU.visualiza&proyecto_id=2&articuloSeccion_id=1436

viernes, 9 de julio de 2010

Entrevista a Jorge Volpi *por Araceli Otamendi

                                              foto: Jorge Volpi - (c) Daniel Mordzinnski

Jorge Volpi (México, 1968). Fue entrevistado por esta revista en el año 2006. Reciente ganador del Premio Iberoamericano- Planeta Casa de América por su novela La tejedora de sombras.

Nació en la ciudad de México en 1968.


Estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio (1993), La paz de los sepulcros (1995) y El temperamento melancólico (1996); de las novelas cortas Días de ira (en el volumen Tres bosquejos del mal, 1994), Sanar tu piel amarga (1997) y El juego del Apocalipsis (2000); del ensayo La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998) y de la antología de jóvenes cuentistas mexicanos Día de muertos (2001). Su novela En busca de Klingsor (Seix Barral, 1999) obtuvo los premios Biblioteca Breve, Deux Océans y Grinzane Cavour, y el de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma en 2002, y supuso su consagración internacional al ser publicada en diecinueve idiomas. El fin de la locura (Seix Barral, 2003).
Jorge Volpi fue director del Instituto de México en París, Francia.

Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de México y becario de la Fundación J. S. Guggenheim.
Fue director del Canal 22 de México.

La entrevista fue realizada vía correo electrónico, Jorge Volpi vivía entonces en San Sebastián.


Entrevista a Jorge Volpi

"Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura"



(Buenos Aires) Araceli Otamendi


Araceli Otamendi- ¿Qué fue lo que lo motivó a convertirse en escritor? ¿Leían mucho en su casa?


Jorge Volpi- Sí, mi padre, cirujano, es un gran lector. Él nos hablaba de libros y nos contaba historias todos los días. Supongo que de allí viene el gusto por la Historia y las historias. No obstante, fue hasta los 16 años, cuando conocí en la escuela a Eloy Urroz, cuando escribí mi primer cuento conscientemente. Y desde entonces encontré que éste era el universo que me gustaba: la ficción.






Acerca de la generación del crack


A.O.- Se considera a Jorge Volpi como un escritor que forma parte de la generación del crack, es decir de los escritores mexicanos que rompen con el realismo mágico de la literatura latinoamericana. Quisiera que me contara cómo se origina la generación del crack y qué escritores - mexicanos y de otros países - lo han influenciado.
J.V.- El Crack surgió hace ya doce años, aunque el Manifiesto público es de hace 10, por iniciativa de 5 escritores mexicanos: Pedro Angel Palou, Ricardo Chávez, Eloy Urroz, Ignacio Padilla y yo mismo. Luego se sumaron oficialmente Alejandro Estivill y Vicente Herrasti. Nuestra idea era volver a los grandes temas del Boom, a cuyos miembros admirábamos enormemente, sin caer en la obligación de escribir   realismo mágico.
Mi mayor influencia juvenil fue Nietzsche, luego los mexicanos clásicos, Fuentes, Rulfo, Paz, y por fin Dostoyevski, Mann, Musil, Broch… Y, por supuesto, Borges.


Influencias

A.O.- Leí en una entrevista que le hicieron donde usted dice que "En busca de Klingsor" - Premio Seix Barral - Biblioteca breve- es una novela de decisiones, donde cada vez que alguien toma una decisión importante el universo se bifurca. Esto tiene que ver con la Teoría de los juegos. Lo relaciono también con "El jardín de los senderos que se bifurcan" de Jorge Luis Borges. Quisiera saber si la obra de Borges ha influido en su obra.


J.V.- En efecto, Borges anticipó muchas ideas que la ciencia también estudiaba. La teoría de juegos no tiene que ver con los universos paralelos, pero no cabe duda de que a Borges podrían haberle interesado ambas cosas.


A.O.- También quisiera saber su opinión acerca de la obra de Julio Cortázar.

J.V.- Para mí sigue siendo uno de los mayores cuentistas del siglo XX. Muchos dicen que Rayuela ha perdido con los años, pero la verdad es que yo nunca fui un admirador sin tregua de este libro.


Acerca de la escritura y la construcción de novelas

A.O.- Podría contarme cómo va construyendo sus novelas, si primero hace un esbozo de la trama, de la época histórica y de los temas de los que se ocupará la novela, o si en principio construye los personajes y luego arma la trama.


J.V.- Hago muchísimo trabajo previo, en cuadernos rayados, esquemas, cuadros, sinopsis, apuntes de todo tipo que van modelando la estructura del libro. Sólo cuando tengo todo esto listo comienzo a escribir, aun si después traiciono todo lo que había planeado.


A.O.- ¿Cuánto tiempo tiene en su mente la idea de una novela antes de escribirla?

J.V.- Por lo menos un año, pero a veces muchos más. Desde hace 10 años sigo barajando una novela que todavía no me atrevo a escribir.

A.O.- ¿Cómo es su método de escritura? ¿Escribe todos los días, varias horas por día? ¿corrige mucho? ¿escribe a mano o en la computadora directamente?


J.V.- Cuando estoy en medio de un proyecto, por ejemplo ahora con "No será la Tierra" , puedo escribir hasta 8 horas diarias, aunque nunca en periodos de más dos horas y media, entonces ya no resisto más y tengo que salir de mi casa y dar una vuelta. Por lo general ahora escribo en computadora, aunque hago a mano todos los apuntes previos. Corrijo sin fin, siempre eliminando. Klingsor tenía 800 páginas que se redujeron a 450; No será la Tierra, 700 que quedaron en 500.



Acerca de la ciencia


A.O.- En su novela "En busca de Klingsor" usted evidencia el interés que tiene por la ciencia. Quisiera saber si eligió ese tema para instalarlo como centro de interés o por una concepción de la ciencia como parte de la cultura.

J.V.- Ambas cosas. La ciencia me fascina desde niño, pero además me parece parte integral de la cultura humana, y la literatura no puede dejarla de lado.




Europa y los escritores latinoamericanos


A.O.- Usted fue director del Instituto de México en París. Quisiera que me diga cuál es la visión que tienen actualmente en Francia de los escritores latinoamericanos, si hay algún interés por lo que se escribe de este lado del Atlántico.


J.V.- En Francia pasa lo que en la mayor parte de los países de Europa, siguen siendo muy pocos los escritores latinoamericanos conocidos del gran público, con excepción de García Márquez. Un escritor y editor francés, cultísimo en otras materias, ni siquiera recordaba correctamente el apellido de Vargas Llosa. Sin embargo, también hay lectores y editores especializados, que se interesan por la literatura latinoamericana con gran profundidad.






Acerca del libro "El fin de la locura"


A.O. ¿Cuál fue lo que se llama en literatura el "efecto" - según la filosofía de la composición de Edgar Allan Poe- que pretendió en la novela?


J.V.- Realizar una sátira de la izquierda intelectual latinoamericana, desde la izquierda misma.

A.O.- El fin de la locura empieza en 1968 en París. El personaje principal, Anibal Quevedo, es un psicoanalista mexicano. ¿Qué hubiera querido desmitificar en el libro, además de todo lo que desmitifica la novela - el psicoanálisis, Lacan, los filósofos franceses - Foucault, Althusser, Barthes -, las utopías revolucionarias - y no lo hizo?

J.V.- Si volviese a escribir esta novela, sería todavía más ácido con todo, incluido yo mismo.

A.O.- ¿Se podría decir que "El fin de la locura" es un homenaje a Don Quijote, la novela de Cervantes?


J.V.-Por supuesto, es la gran influencia del libro. Quevedo es un lamentable quijote latinoamericano.

A.O.-¿Cuando la estaba escribiendo no pensó alguna vez en la frase: "paren el mundo, me quiero bajar"?

J.V.- No. Me considero un escéptico optimista. Desconfío de todo, el mundo me parece negrísimo, y aún así creo que es posible ser feliz en él.

A.O.- ¿Y actualmente, después de los atentados del 11 de Septiembre, de las guerras de Afganistán, Irak, de todo lo que ocurre en Medio Oriente, no piensa alguna vez en esa frase?


J.V.- Insisto: en nuestro mundo apenas hay lugar para la esperanza, pero como individuo al menos intento escapar un poco al horror, y contribuir mínimamente a que otros lo hagan.


Temas actuales


A.O.- Usted está escribiendo una novela No será la tierra donde los temas son la caída del Muro de Berlín, el golpe de estado contra Gorvachov y el Proyecto Genoma Humano, representados en los personajes femeninos. ¿Podría contarme algo más acerca de esta novela?

J.V.- No será la Tierra se publicó hace un par de semanas. Es mi novela más ambiciosa, una novela de personajes, con los cuales he convivido todos estos años. Una novela de mujeres, sobre cómo sobrevivir y adaptarse, o no, a los grandes cambios históricos como la caída de la Unión Soviética y el fin del socialismo en Rusia.

A.O.- Hablando de la caída del Muro de Berlín, ahora hay otros dos grandes muros, el de México con Estados Unidos, cuyo proyecto está aprobado por el Gobierno de ese país, y el de Israel con Palestina. Y también está el freno a la inmigración en casi toda Europa. ¿Adónde piensa que conducirán estas situaciones?

J.V.- Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura.

(c) Araceli Otamendi- Archivos del Sur-- Todos los derechos reservados

fotografía de Jorge Volpi gentileza Casa de América

sábado, 19 de junio de 2010

Carlos Monsivais en Buenos Aires*

(Buenos Aires) Araceli Otamendi


Durante la última visita del escritor mexicano Carlos Monsiváis a la Argentina * pude dialogar con él durante la conferencia de prensa que ofreció en la Embajada de México. En principio brindó una entrevista pública y luego pude hablar con él de otros temas más relacionados con la literatura argentina. Se habló de distintos temas: la situación de Bolivia - en esos días la crisis boliviana estaba en uno de sus punto más álgidos, la cultura, el cine, el teatro, la literatura, los nuevos medios electrónicos, entre otros.

Entrevista a Carlos Monsivais

El escritor mexicano Carlos Monsivais visitó Buenos Aires en el mes de junio.
Es periodista, cronista, ensayista y narrador. Nació en la Ciudad de México el 4 de mayo de 1938.
Estudió en las facultades de Economía y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM.
Ha trabajado en Radio Universidad; fue director de la colección de discos Voz Viva de México de la UNAM. Ha sido investigador en investigaciones Históricas del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ha impartido cursos y conferencias en universidades estadounidenses.
Ha colaborado en Medio Siglo y Estaciones - secretario de redacción-, Proceso, Unomásuno, Nexos y La Jornada –cofundador-, La Cultura en México - cofundador y director-, México en la Cultura, El Gallo Ilustrador y Personas, entre muchas otras publicaciones periódicas.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, de 1962 a 1963, y de 1967 a 1968, y del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard, en 1965; ingresó al Sistema Nacional de Creadores Artísticos como creador emérito, en 1994.
Ha recibido el Premio Nacional de Periodismo, en crónica, en 1977. El Premio Jorge Cuesta, Gobierno de Estado de Veracruz y Ayuntamiento de Córdoba, 1986. Premio Manuel Buendía, 1988. Premio Mazatlán de Literatura, 1988, por Escenas de Pudor y liviandad.
Ha publicado numerosas obras: antologías, biografías, crónicas, cuentos y ensayos.


¿Cómo ve la crisis que está viviendo Bolivia?


Es parte de toda una situación de exasperación, de hartazgo, de comprensión de hasta qué punto las movilizaciones sí cuentan. Es ahora lo que se llama empoderamiento. Lo que estamos viendo en Bolivia es la decisión de una colectividad de empoderarse y de aceptar que pueden lograr sin la revolución, un gran cambio. Desde luego esto se da en un proceso complicadísimo con toda una situación previa de racismo que es la historia de Bolivia y que también aquí se manifiesta con la desaparición de todas las formulaciones tan pobres, tan patéticas de un intento de asirse de una ley que simplemente no se ejercía ni tenía que ver con las circunstancias presentes. Sin que pueda profetizar, porque creo que esa es una actividad que está negada en este momento en América Latina, se puede profetizar de un minuto a otro, pero yo creo que ya es muy claro que ya América Latina, en países con tal densidad de pobreza, no van a aceptar fórmulas de aquietamiento como antes. Lo que estamos viendo es el tránsito de una de las grandes fórmulas de contentamiento a una versión de la sociedad mucho más agitada, por momentos profundamente dividida pero donde los grandes sectores están cada vez más concientes de su fuerza, sin que tenga que ver ya la revolución como la meta que lo transforma todo; es decir la revolución como lo que fue todavía en los años 60. Sin que se piense en la toma del poder como una hazaña estilo soviético sino por otras vías. Lo de Bolivia, lo que también está pasando en Ecuador, en Nicaragua también. Todos esos estallidos dan idea de hasta qué punto el neoliberalismo extremo da su nombre a una política económica trituradora que no ha funcionado. Cómo dentro de esta borrasca, se piensa que el poder de una sociedad movilizada es una respuesta. Esto creo que va a afectar a todos los países. Argentina vivió una crisis poderosísima y México estuvo a punto de vivirla ahora con el proceso de desafuero.
El que no se haya continuado me pareció una solución civilizada porque se iba a un enfrentamiento ya muy serio. Los que nos oponíamos al desafuero lo sabíamos.


Sobre el desempleo en América Latina


Creo que el desempleo que se está viviendo en América Latina ya no admite las fórmulas de apaciguamiento de los ánimos a través de la demagogia, se han cancelado. Y lo que viene es el modo en que las sociedades enfrentan el desempleo, el ecocidio, la dependencia absoluta en lo que toca a fuga de capitales, etc. Y la única manera es el empoderamiento que se da en la sociedad y cuya traducción legal sí exige a los partidos políticos, pero que viene primero de una decisión social.. Es muy evidente que la pobreza que se vive exige soluciones que podríamos llamar progresistas, el adjetivo, tuvo una carga sectaria, de creencia mágica en la revolución con mayúsculas. Pensar en que se puede seguir gobernando a base de posponer los problemas, es ridículo. Las multitudes no se van a desgastar, porque la situación ha llegado a un límite.


La globalización y la identidad


La americanización está en todas partes. En México, como también en otros países, se procede mexicanizando la americanización. Hay un núcleo que no se toca. En donde el lenguaje forma parte de las tradiciones muy representadas por la familia, la historia y la conciencia de las leyes que ahora es cada vez más aguda. Todas estas crisis han despertado una cultura jurídica que ante no existía. Todo eso también se apoya en el modo en que se mexicaniza la americanización. Si bien es cierto que la cultura nacional ha cambiado, radicalmente también se puede afirmar que mucho de la cultura nacional persiste. Eso tiene una zona de quebrantamiento que es la falta de lectura. Ahí si, creo que como en el resto del mundo eso sí contribuye drásticamente a modificaciones de grave intemperancia. Sigo convencido que es en la lectura donde radica mucho de la articulación esencial de una sociedad.

La identidad se tiene o no se tiene. Es algo que sí se va modificando, tiene que ver con una descripción de lo que pasa en mi país.Podría adscribirlo a formas permanentes que con las distintas lecturas de las generaciones van adquiriendo otra identidad. El muralismo, tan importante de Diego Rivera, de Clemente Orozco, de Siqueiros en la década de 1920 a 1930 fue una manera de afirmar el nacionalismo y la constancia de la existencia del pueblo. Luego se volvió un espectáculo turístico lo que había que ver para saber que se había estado en la Ciudad de México o en Guadalajara. Ahora es un hecho estético, en cambio una pintora que en los años 50 era consideraba importante pero marginal, es ahora central, que es Frida Kahlo. Todo ha ido cambiando. Ahora, en este momento, Frida Kahlo y Juan Rulfo tienen que ver con la esencia de la identidad de un modo casi irrefutable y otros que habían sido considerados en ese sentido, ya no. Todo es tan cambiante que si mi trabajo tuviera que ver con algo fijo sería un fracaso, prefiero para eso que sea un fracaso por sus propios méritos.



El teatro y el cine en México


En materia teatral hay muchísimos grupos, no diria que tantos como en la Argentina pero lo que ha imperado en los tiempos recientes son las franquicias de "El fantasma de la Ópera" o "Los miserables". Y los grupos más de vanguardia no han creado todavía un público importante. Hay ansiedad de hacer teatro pero al mismo tiempo y debido al poderío de la televisión hay una incapacidad retentiva de los mejores actores, que se van posiblemente a la zona de las telenovelas, pero si no se van se sienten tan frustrados al carecer de público que hacen de su vida una telenovela (risas).
En el cine parece más interesante lo que está sucediendo, porque se descubrió que había un gran público, no sólo nacional para las situaciones de violencia urbana, de violencia de lenguaje y de ansiedad migratoria. Todo esto, sobre todo desde "Amores perros" y "Tu mamá también" ha fomentado la esperanza no de un cine nacional sino de un cine radicado en México cuyos mejores integrantes están emigrando. Se ha convertido en una zona de esperanza con una capacidad crítica que ha sido muy ayudada por los intentos de censura. El caso más interesante es "El crimen del padre Amaro", una película importante, que por el tema, basado en una novela del sigloXIX, tenía situaciones que molestaron a la derecha y a la jerarquía católica. Hay un sacerdote en la película que tiene una relación con una joven, hay un aborto, hay un obispo que es muy amigo de un capo del narcotráfico. Eso pareció muy ofensivo porque se pensó que se generalizaba, que era un proceso abierto contra la iglesia católica, entonces declararon uno tras otro ciento seis obispos en contra de la película, declaró la comisión episcopal, hubo una movilización en las parroquias, se distribuyeron volantes, varios políticos del partido conservador dijeron que era una película que ofendía al pueblo mexicano. Y lo que sucedió fue que se estrenó la película y ha sido el mayor éxito del cine nacional, al grado que la comisión episcopal dijo que era la última vez que ayudaban sin querer a un producto.
Se habló del analfabetismo religioso de los mexicanos y también del ateísmo funcional. Todo esto le da fuerza al cine en la medida en que demuestra que hay temas que importan y que la discusión o el debate enriquece las perspectivas.
Esto habla de una derrota de la censura como cuando la derecha hace doce años trató de prohibir a "Los Simpsom" porque envenenaba la niñez. Si la niñez está envenenada no tengo capacidad de saberlo (risas).
Los Simpsom han sido el mayor éxito no tengo dudas.
La censura, de una manera obvia, ya no es posible. La vitalidad del habla es un asunto muy importante, que sólo se está dirimiendo como un hecho constitutivo en el cine.
Como se lee poco, el habla violenta en los libros no importa tanto. Un cuarto punto, ya la idea de una cinematografía nacional en el caso de México no funciona, estrictamente.


Con respecto a la lectura, ya que mencionó varias veces el tema, cómo ve la incidencia de los nuevos medios en internet con respecto a la lectura tradicional y por otro lado, en su libro "Aires de familia" usted menciona que en los paises de América Latina, cómo podría reducirse el problema de la falta de lectura, por falta de bibliotecas públicas, y también por una especie de "determinismo"
o donde hay prejuicios también ...


Hay muchísimos que nunca han entrado a una librería, que la ven como una zona sagrada.
Lo de internet, por un lado, ha despertado la curiosidad, ha creado una información planetaria importantísima. Desde el punto de vista del ejercicio óptico, se lee mucho más tiempo.
Generaciones que se habían asido únicamente a las imágenes, se abisman en internet. En América Latina el número de los que tienen acceso a internet, es proporcionalmente muy limitado. Sin duda, la curiosidad ahora se llama internet, no se puede ser curioso sin pasar por el internet. Pero tiene el problema de la fragmentación, el libro sigue siendo un flujo que crea un ritmo de concentración, un ritmo de obtención, de hallazgos, una sucesión de secuencias en donde se confirma el sentido del lenguaje y se forman los puntos de vista. Internet sirve muy bien a esta ilusión posmoderna de los fragmentos pero no la formación radical, por otro lado, lo que está pasando en América Latina es que la curiosidad por las ciencias se ha intensificado y eso es un fenómeno de lo más importante, aunque en todos los países la atención presupuestal en ciencia y tecnología sea tan insuficiente.


¿Ha surgido una nueva generación de escritores en México?


Claro que sí, todo el tiempo. El tema es enterarse de lo que están publicando. Lo que ha fallado no es la producción literaria, lo que ha fallado es la capacidad de informar lo que se publica. La cantidad de suplementos literarios que hay en México hablaría de un sistema de información. Pero no lo hay. Acaso el dos por ciento de los libros que se publican merecen reseñas críticas. Creo que el problema principal de la difusión cultural es la información, supongo también que algo así pasa en la Argentina, se publica mucho más que lo que se cubre debidamente y algo así también pasa en Colombia. Hay una enorme cantidad de libros que se produce en México y uno no se entera, ni siquiera yendo a librerías. Porque en las librerías está la sentencia fatídica: si a los dos o tres meses no se vende el libro, desaparece.
Sé que hay nuevos escritores pero los que conozco ya cumplieron cuarenta años. Los más jóvenes tienen que esperar la marea de la suerte y es que los premios internacionales los favorezcan, porque de otra manera no se conocen. Y esto que en narrativa es dramático en el caso de la poesía es asfixiante porque hay muy buenos poetas pero no se descubren, ni siquiera hay noticias de la aparición de los libros. Hay una relación entre la desatención de lo que se produce en las publicaciones y la sensación de que la literatura ya no
importa socialmente.


¿Algunos nombres de escritores?


Sí, Cristina Rivera Garza, Jorge Volpi, Ignacio Padilla son nombres de gente que está trabajando con profesionalismo. Volpi tiene el libro En busca de Klingsor que ganó un premio en España. De la generación joven era uno de los más relevantes. Hay una generación de escritoras muy interesantes, no con éxitos como el de Como agua para chocolate de Laura Esquivel. Ellas sí han conformado un público propio. El problema aquí es la fuerza de la industria editorial española, también aquí en la Argentina. Los autores tienen la necesidad de tener presencia en la industria editorial española para también tenerla en América Latina.


Cómo vio desde México la crisis que se vivía en la Argentina en el 2001


Buenos Aires es una ciudad distinta, para usar el término ya clásico, una ciudad imaginada. Una ciudad que encuentra en la insurrección social su refundación. Eso nos interesó, porque además no es que fuera un interés sociológico o político, es que la televisión mexicana desplegó lo que pasaba aquí de una manera abundantísima en gran parte porque tenía que ver con los bancos, las mujeres que reclamaban, las escenas de dolor, la compasión ante la autocompasión, la fuerza de la rebeldía, el momento en que se transforma una sociedad de quejosos al mando de sus propios derechos. Todo esto se siguió muy apasionadamente en México. Lo que vimos fue una Buenos Aires de la que previamente no se tenían noticias, una continuidad, no tan poderosa, pero que sí dura un tiempo para hacer ver que la sobrevivencia es el principio de la refundación de todas las sociedades y ahí en el caso de México no se ha dado así. Se da todos los días, de varias maneras, procede como violencia urbana, como inundación demográfica. El metro transporta a diario cinco millones y medio de personas, una cifra torrencial. Procede como variedad de espectáculo, es imposible aburrirse en la ciudad de México. Ver a un faquir en el metro, cómo desenrrolla una manta con clavos y luego ver la indiferencia con que están contemplando la escena. Ver cómo se da todo y cómo hay una mirada selectiva que registra lo que verdaderamente sorprende. Todo eso habla de una sociedad que encuentra en la abundancia de motivos de sobrevivencia aquéllos que le parecen más importantes. Lo de Buenos Aires fue muy concentrado. Para que la televisión mexicana le dedicara diez o quince minutos a todo lo de los bancos, es que en los bancos está la raíz de los anunciantes.


¿Qué escritores argentinos ha leido, cuáles le gustan más?


En mi infancia leía a Constancio C. Vigil, que fue para mi una pesadilla y que mi familia consideraba una bendición. Leía una serie que se llamaba Vida espiritual. También toda mi infancia, leía el Billiken, exhaustivamente. Por algún extravío que no logro calificar, leí en mi infancia "Una excursión a los indios ranqueles" de Lucio V. Mansilla, que sí creo que es una de las hazañas de mi niñez. También el Martín Fierro, la vida y hazañas de "este gaucho perseguido que padre y marido ha sido". Y luego el deslumbramiento que fue Borges, porque Borges es una manera de entender el lenguaje como una consagración, la inteligencia, el sonido, la ironía. Aprender ironía de Borges es un curso intensivo que no termina nunca. Leí también a Victoria Ocampo, los testimonios de Victoria Ocampo.
Destaco a Victoria Ocampo, su manera de asistir a una iglesia de Harlem, o de hablar con Eisestein, su manera de ir de Kieserling a Virginia Woolf, Victoria Ocampo es de veras un ejemplo de interés que uno nunca termina de admirar. También leí a Bioy, a Silvina Ocampo. De Bioy oí relatos de una amiga suya, Elena Garro, que lo tiene como personaje de un libro interesante. Lo que se leía de Argentina en México, en mi tiempo, era muchísimo. Incluso tardé, eso sí, en llegar a Roberto Arlt. también tardé en llegar a González Tuñón.

¿Por qué motivo tardó en llegar a leer a estos dos autores?


No se conseguían. La editorial Losada no circulaba tanto como la editorial Sudamericana o la revista Sur. Esto no es una experiencia personal sino generacional.


¿ Cuál es su opinión de la obra de Roberto Arlt?


Me gusta muchísimo. Encuentro en su obra una vitalidad, una imaginación enorme, también en Onetti, que es otro de mis íconos, como ahora se dice.
Otros autores que leía antes se me han caido, como Mallea o Murena. Pero los que le nombré perduran.


¿Leía seguido la revista Sur?


Sí, la leía devotamente, la tengo casi completa y ese casi, lastima mi vida (risas).


© Araceli Otamendi – Todos los derechos reservados
*esta entrevista fue publicada originalmente en la revista Archivos del Sur en 2005.
Carlos Monsivais murió en México el 19-6-2010

domingo, 30 de mayo de 2010

Las historias de Alberto Chimal por Guillermo Bravo*

Las Historias de Alberto Chimal


(París) Guillermo Bravo

Hace largas pausas, buscando la palabra correcta, comienza a hablar despacio y al terminar mira al interlocutor de manera interrogativa, obligándolo a alguna respuesta.

Asombra su entusiasmo y su convicción al hablar de literatura fantástica, de “falsa literatura fantástica” ( las “imitaciones de Tolkien y de J. K. Rowling.”) y de los talleres que imparte.

La trayectoria de Alberto Chimal es una de las más notables de los escritores de su generación. Comenzó su carrera en 1987, cuando ganó el premio “Becarios” y publicó Los setenta segundos, (Centro Toluqueño de Escritores), le han seguido media docena de libros de cuentos y una novela, Los Esclavos (Almadía, 2009).

Desde que se dio cuenta, con un libro de Isaac Asimov, que además de leer se podía escribir, y que esas páginas habían sido inventadas y que no nacían de la imprenta, comenzó a soñar con ser escritor, era aun un niño. “Ya en ese entonces era aficionado a los cuentos y a las historias. A cierta edad mis padres dejaron de contármelas y como seguía necesitándolas, aprendí a leer.” Precisamente esta sed de historias es lo que lo llevó, al terminar todos los libros de la biblioteca familiar a escribir (historias), su blog se llama las historias y la palabra es tan recurrente que resulta inevitable comenzar con ella la conversación.

Otros autores hacen hincapié en la creación de personajes o de una atmósfera. ¿Por qué es tan importante para usted la historia?

Quizás porque empecé por allí. El primer libro que leí fue una colección de cuentos llamada Mitos y leyendas, que básicamente son historias. Las historias pasan de generación en generación y ayudan a entendernos, a explorar la realidad. Me considero antes que nada un contador de historias, de lo demás no tengo control, me propongo algo nuevo con cada libro.

Y dentro de las historias, sin duda aquellas que más le interesan son las que pertenecen a la literatura fantástica. ¿Cómo nace la fascinación por este género?

Creo que también nace en la niñez, y no me ha abandonado nunca. Siempre me ha gustado mirar la realidad desde otro lado, o mirar el otro lado de la realidad. Siempre he preferido esa parte de la realidad que son los sueños y las pesadillas.

Me interesa la imaginación, ella nos permite relacionar la realidad de afuera con la realidad de adentro. Creo que las mejores obras y de la literatura fantástica interrogan la naturaleza de la realidad. No tratan de explicarla como lo hace un filósofo, pero sí de ponerla en crisis.

Vivimos con una serie de ideas preestablecidas acerca de cómo es el mundo, de cómo es la realidad, pero nada puede explicárnosla totalmente ni prevenirnos lo que puede suceder. Y allí donde falla nuestra visión de la realidad entra lo fantástico para señalarnos qué hay más allá. Por eso creo que la literatura fantástica tienen un papel muy importante. A lo mejor la gran lección de la literatura fantástica es sacudirnos, señanalarnos nuestra limitación, puede ser una lección dolorosa, pero se trata de una lección valiosa porque nos obliga a entendernos mejor.


Dado que hace años es tallerista quisiera preguntarle cómo ayuda a que otros cuenten sus historias.

Básicamente creando un espacio propicio, un espacio de trabajo y reflexión. Creo que el ámbito del taller es muy bueno además para confrontar con otras miradas.

Siempre me preguntan si se aprende a escribir y yo creo que sí, hace falta una formación. Por supuesto, los talleres no son la única manera de aprender el oficio, pero es un buen espacio para encontrar otras alternativas que sin duda ayudan a enriquecer el trabajo.

Usted también ha tomado talleres.

Sí, cuando era adolescente tomé talleres en Toluca y descubrí muchas cosas, sobretodo a mirar mis textos con cierta distancia, a ser más critico.

¿Qué satisfacciones le ha dado su experiencia como tallerista?

Muchísimas, entre otras conocer nuevas personas y textos. Creo que si uno se presenta a un taller con una aptitud abierta, con deseo de aprender, sale enriquecido.

Hay una gran cantidad de aspectos que uno sólo pueden descubrir al tener contacto con los lectores, con el público, con la gente, por eso son tan importantes este tipo de actividades para mí.

Uno de los últimos talleres que ha dictado fue sobre literatura fantástica, en el Instituto Cervantes de París, donde contó con un público entusiasta constituido sobre todo por mexicanos residentes en la capital francesa, pero también algunos franceses estudiantes de español (el curso se dictó en español) y algunos otros estudiantes provenientes de países hispanohablantes.

¿Cómo fue la experiencia parisina?

Muy buena. Fueron cinco días de un trabajo intenso, de intercambio. Me parecía una locura ir a París a dar estos talleres, pero me he sentido muy bien.

¿Qué diferencia hubo con los talleres que suele dictar en México?

Primero la duración, el hecho de que se limite a tan sólo cinco días obliga a estrategias diferentes. Además el hecho de encontrarme en París sin duda cambiaba todo. Fue una gran aventura.

¿Ha traído algún autor nuevo de Francia?

Descubrí a George Simenon, este auto tan prolífico de literatura policial, estoy encantado.

Durante la conversación, mira varías veces la grabadora, cuyos números verdes empiezan a borrarse, pero no me dice nada, parece impedírselo una mezcla de cortesía y timidez. Antes de que se acaben entonces las pilas de la grabadora aprovecho para las últimas preguntas.

Acaba de publicar en Almadia la novela Los esclavos donde de la mano de Golo y Mundo, Marlene y Yuyis se interna en el mundo del sadomasoquismo. El lector que busca en Chimal los juegos fantásticos puede resultar sorprendido por la apuesta realista, pero de ninguna manera se sentirá desilusionado ya que la intensidad del libro no decae hasta la última página.

Su género es la literatura fantástica. ¿Por qué para su primera novela eligió un estilo realista?

La novela comenzó como un encargo de un amigo, que me pidió algo realista. Lo tomé como un ejercicio, porque estaba bloqueado con una novela que estaba escribiendo en ese momento. Ele ejercicio fue creciendo y finalmente me pareció que ese texto podía transformarse en una novela.

El sadomasoquismo, me parece, ofrece como la literatura fantástica un mundo paralelo.

Puede ser, porque tiene sus propias reglas. Plantear mundos que tienen otras reglas es una manera de cuestionarnos la realidad. Es la manera que más me interesa de pensar en lo que nos sucede.

(c) Guillermo Bravo- Archivos del Sur - Todos los derechos reservados

entrevista publicada originalmente en la Revista Archivos del Sur el 13-11-2009

*Guillermo Bravo es un escritor argentino, director de www.albamagazine.com, radicado en París, Francia.