foto: Jorge Volpi - (c) Daniel Mordzinnski
Jorge Volpi (México, 1968). Fue entrevistado por esta revista en el año 2006. Reciente ganador del Premio Iberoamericano- Planeta Casa de América por su novela La tejedora de sombras.
Nació en la ciudad de México en 1968.
Estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio (1993), La paz de los sepulcros (1995) y El temperamento melancólico (1996); de las novelas cortas Días de ira (en el volumen Tres bosquejos del mal, 1994), Sanar tu piel amarga (1997) y El juego del Apocalipsis (2000); del ensayo La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998) y de la antología de jóvenes cuentistas mexicanos Día de muertos (2001). Su novela En busca de Klingsor (Seix Barral, 1999) obtuvo los premios Biblioteca Breve, Deux Océans y Grinzane Cavour, y el de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma en 2002, y supuso su consagración internacional al ser publicada en diecinueve idiomas. El fin de la locura (Seix Barral, 2003).
Jorge Volpi fue director del Instituto de México en París, Francia.
Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de México y becario de la Fundación J. S. Guggenheim.
Fue director del Canal 22 de México.
La entrevista fue realizada vía correo electrónico, Jorge Volpi vivía entonces en San Sebastián.
Entrevista a Jorge Volpi
"Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura"
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Jorge Volpi (México, 1968). Fue entrevistado por esta revista en el año 2006. Reciente ganador del Premio Iberoamericano- Planeta Casa de América por su novela La tejedora de sombras.
Nació en la ciudad de México en 1968.
Estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio (1993), La paz de los sepulcros (1995) y El temperamento melancólico (1996); de las novelas cortas Días de ira (en el volumen Tres bosquejos del mal, 1994), Sanar tu piel amarga (1997) y El juego del Apocalipsis (2000); del ensayo La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998) y de la antología de jóvenes cuentistas mexicanos Día de muertos (2001). Su novela En busca de Klingsor (Seix Barral, 1999) obtuvo los premios Biblioteca Breve, Deux Océans y Grinzane Cavour, y el de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma en 2002, y supuso su consagración internacional al ser publicada en diecinueve idiomas. El fin de la locura (Seix Barral, 2003).
Jorge Volpi fue director del Instituto de México en París, Francia.
Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de México y becario de la Fundación J. S. Guggenheim.
Fue director del Canal 22 de México.
La entrevista fue realizada vía correo electrónico, Jorge Volpi vivía entonces en San Sebastián.
Entrevista a Jorge Volpi
"Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura"
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Araceli Otamendi- ¿Qué fue lo que lo motivó a convertirse en escritor? ¿Leían mucho en su casa?
Jorge Volpi- Sí, mi padre, cirujano, es un gran lector. Él nos hablaba de libros y nos contaba historias todos los días. Supongo que de allí viene el gusto por la Historia y las historias. No obstante, fue hasta los 16 años, cuando conocí en la escuela a Eloy Urroz, cuando escribí mi primer cuento conscientemente. Y desde entonces encontré que éste era el universo que me gustaba: la ficción.
Acerca de la generación del crack
A.O.- Se considera a Jorge Volpi como un escritor que forma parte de la generación del crack, es decir de los escritores mexicanos que rompen con el realismo mágico de la literatura latinoamericana. Quisiera que me contara cómo se origina la generación del crack y qué escritores - mexicanos y de otros países - lo han influenciado.
J.V.- El Crack surgió hace ya doce años, aunque el Manifiesto público es de hace 10, por iniciativa de 5 escritores mexicanos: Pedro Angel Palou, Ricardo Chávez, Eloy Urroz, Ignacio Padilla y yo mismo. Luego se sumaron oficialmente Alejandro Estivill y Vicente Herrasti. Nuestra idea era volver a los grandes temas del Boom, a cuyos miembros admirábamos enormemente, sin caer en la obligación de escribir realismo mágico.
Mi mayor influencia juvenil fue Nietzsche, luego los mexicanos clásicos, Fuentes, Rulfo, Paz, y por fin Dostoyevski, Mann, Musil, Broch… Y, por supuesto, Borges.
Influencias
A.O.- Leí en una entrevista que le hicieron donde usted dice que "En busca de Klingsor" - Premio Seix Barral - Biblioteca breve- es una novela de decisiones, donde cada vez que alguien toma una decisión importante el universo se bifurca. Esto tiene que ver con la Teoría de los juegos. Lo relaciono también con "El jardín de los senderos que se bifurcan" de Jorge Luis Borges. Quisiera saber si la obra de Borges ha influido en su obra.
J.V.- En efecto, Borges anticipó muchas ideas que la ciencia también estudiaba. La teoría de juegos no tiene que ver con los universos paralelos, pero no cabe duda de que a Borges podrían haberle interesado ambas cosas.
A.O.- También quisiera saber su opinión acerca de la obra de Julio Cortázar.
J.V.- Para mí sigue siendo uno de los mayores cuentistas del siglo XX. Muchos dicen que Rayuela ha perdido con los años, pero la verdad es que yo nunca fui un admirador sin tregua de este libro.
Acerca de la escritura y la construcción de novelas
A.O.- Podría contarme cómo va construyendo sus novelas, si primero hace un esbozo de la trama, de la época histórica y de los temas de los que se ocupará la novela, o si en principio construye los personajes y luego arma la trama.
J.V.- Hago muchísimo trabajo previo, en cuadernos rayados, esquemas, cuadros, sinopsis, apuntes de todo tipo que van modelando la estructura del libro. Sólo cuando tengo todo esto listo comienzo a escribir, aun si después traiciono todo lo que había planeado.
A.O.- ¿Cuánto tiempo tiene en su mente la idea de una novela antes de escribirla?
J.V.- Por lo menos un año, pero a veces muchos más. Desde hace 10 años sigo barajando una novela que todavía no me atrevo a escribir.
A.O.- ¿Cómo es su método de escritura? ¿Escribe todos los días, varias horas por día? ¿corrige mucho? ¿escribe a mano o en la computadora directamente?
J.V.- Cuando estoy en medio de un proyecto, por ejemplo ahora con "No será la Tierra" , puedo escribir hasta 8 horas diarias, aunque nunca en periodos de más dos horas y media, entonces ya no resisto más y tengo que salir de mi casa y dar una vuelta. Por lo general ahora escribo en computadora, aunque hago a mano todos los apuntes previos. Corrijo sin fin, siempre eliminando. Klingsor tenía 800 páginas que se redujeron a 450; No será la Tierra, 700 que quedaron en 500.
Acerca de la ciencia
A.O.- En su novela "En busca de Klingsor" usted evidencia el interés que tiene por la ciencia. Quisiera saber si eligió ese tema para instalarlo como centro de interés o por una concepción de la ciencia como parte de la cultura.
J.V.- Ambas cosas. La ciencia me fascina desde niño, pero además me parece parte integral de la cultura humana, y la literatura no puede dejarla de lado.
Europa y los escritores latinoamericanos
A.O.- Usted fue director del Instituto de México en París. Quisiera que me diga cuál es la visión que tienen actualmente en Francia de los escritores latinoamericanos, si hay algún interés por lo que se escribe de este lado del Atlántico.
J.V.- En Francia pasa lo que en la mayor parte de los países de Europa, siguen siendo muy pocos los escritores latinoamericanos conocidos del gran público, con excepción de García Márquez. Un escritor y editor francés, cultísimo en otras materias, ni siquiera recordaba correctamente el apellido de Vargas Llosa. Sin embargo, también hay lectores y editores especializados, que se interesan por la literatura latinoamericana con gran profundidad.
J.V.- En efecto, Borges anticipó muchas ideas que la ciencia también estudiaba. La teoría de juegos no tiene que ver con los universos paralelos, pero no cabe duda de que a Borges podrían haberle interesado ambas cosas.
A.O.- También quisiera saber su opinión acerca de la obra de Julio Cortázar.
J.V.- Para mí sigue siendo uno de los mayores cuentistas del siglo XX. Muchos dicen que Rayuela ha perdido con los años, pero la verdad es que yo nunca fui un admirador sin tregua de este libro.
Acerca de la escritura y la construcción de novelas
A.O.- Podría contarme cómo va construyendo sus novelas, si primero hace un esbozo de la trama, de la época histórica y de los temas de los que se ocupará la novela, o si en principio construye los personajes y luego arma la trama.
J.V.- Hago muchísimo trabajo previo, en cuadernos rayados, esquemas, cuadros, sinopsis, apuntes de todo tipo que van modelando la estructura del libro. Sólo cuando tengo todo esto listo comienzo a escribir, aun si después traiciono todo lo que había planeado.
A.O.- ¿Cuánto tiempo tiene en su mente la idea de una novela antes de escribirla?
J.V.- Por lo menos un año, pero a veces muchos más. Desde hace 10 años sigo barajando una novela que todavía no me atrevo a escribir.
A.O.- ¿Cómo es su método de escritura? ¿Escribe todos los días, varias horas por día? ¿corrige mucho? ¿escribe a mano o en la computadora directamente?
J.V.- Cuando estoy en medio de un proyecto, por ejemplo ahora con "No será la Tierra" , puedo escribir hasta 8 horas diarias, aunque nunca en periodos de más dos horas y media, entonces ya no resisto más y tengo que salir de mi casa y dar una vuelta. Por lo general ahora escribo en computadora, aunque hago a mano todos los apuntes previos. Corrijo sin fin, siempre eliminando. Klingsor tenía 800 páginas que se redujeron a 450; No será la Tierra, 700 que quedaron en 500.
Acerca de la ciencia
A.O.- En su novela "En busca de Klingsor" usted evidencia el interés que tiene por la ciencia. Quisiera saber si eligió ese tema para instalarlo como centro de interés o por una concepción de la ciencia como parte de la cultura.
J.V.- Ambas cosas. La ciencia me fascina desde niño, pero además me parece parte integral de la cultura humana, y la literatura no puede dejarla de lado.
Europa y los escritores latinoamericanos
A.O.- Usted fue director del Instituto de México en París. Quisiera que me diga cuál es la visión que tienen actualmente en Francia de los escritores latinoamericanos, si hay algún interés por lo que se escribe de este lado del Atlántico.
J.V.- En Francia pasa lo que en la mayor parte de los países de Europa, siguen siendo muy pocos los escritores latinoamericanos conocidos del gran público, con excepción de García Márquez. Un escritor y editor francés, cultísimo en otras materias, ni siquiera recordaba correctamente el apellido de Vargas Llosa. Sin embargo, también hay lectores y editores especializados, que se interesan por la literatura latinoamericana con gran profundidad.
Acerca del libro "El fin de la locura"
A.O. ¿Cuál fue lo que se llama en literatura el "efecto" - según la filosofía de la composición de Edgar Allan Poe- que pretendió en la novela?
J.V.- Realizar una sátira de la izquierda intelectual latinoamericana, desde la izquierda misma.
A.O.- El fin de la locura empieza en 1968 en París. El personaje principal, Anibal Quevedo, es un psicoanalista mexicano. ¿Qué hubiera querido desmitificar en el libro, además de todo lo que desmitifica la novela - el psicoanálisis, Lacan, los filósofos franceses - Foucault, Althusser, Barthes -, las utopías revolucionarias - y no lo hizo?
J.V.- Si volviese a escribir esta novela, sería todavía más ácido con todo, incluido yo mismo.
A.O.- ¿Se podría decir que "El fin de la locura" es un homenaje a Don Quijote, la novela de Cervantes?
J.V.-Por supuesto, es la gran influencia del libro. Quevedo es un lamentable quijote latinoamericano.
A.O.-¿Cuando la estaba escribiendo no pensó alguna vez en la frase: "paren el mundo, me quiero bajar"?
J.V.- No. Me considero un escéptico optimista. Desconfío de todo, el mundo me parece negrísimo, y aún así creo que es posible ser feliz en él.
A.O.- ¿Y actualmente, después de los atentados del 11 de Septiembre, de las guerras de Afganistán, Irak, de todo lo que ocurre en Medio Oriente, no piensa alguna vez en esa frase?
J.V.- Insisto: en nuestro mundo apenas hay lugar para la esperanza, pero como individuo al menos intento escapar un poco al horror, y contribuir mínimamente a que otros lo hagan.
Temas actuales
A.O.- Usted está escribiendo una novela No será la tierra donde los temas son la caída del Muro de Berlín, el golpe de estado contra Gorvachov y el Proyecto Genoma Humano, representados en los personajes femeninos. ¿Podría contarme algo más acerca de esta novela?
J.V.- No será la Tierra se publicó hace un par de semanas. Es mi novela más ambiciosa, una novela de personajes, con los cuales he convivido todos estos años. Una novela de mujeres, sobre cómo sobrevivir y adaptarse, o no, a los grandes cambios históricos como la caída de la Unión Soviética y el fin del socialismo en Rusia.
A.O.- Hablando de la caída del Muro de Berlín, ahora hay otros dos grandes muros, el de México con Estados Unidos, cuyo proyecto está aprobado por el Gobierno de ese país, y el de Israel con Palestina. Y también está el freno a la inmigración en casi toda Europa. ¿Adónde piensa que conducirán estas situaciones?
J.V.- Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura.
(c) Araceli Otamendi- Archivos del Sur-- Todos los derechos reservados
fotografía de Jorge Volpi gentileza Casa de América
A.O.- Hablando de la caída del Muro de Berlín, ahora hay otros dos grandes muros, el de México con Estados Unidos, cuyo proyecto está aprobado por el Gobierno de ese país, y el de Israel con Palestina. Y también está el freno a la inmigración en casi toda Europa. ¿Adónde piensa que conducirán estas situaciones?
J.V.- Es terrible que algunos humanos sigan sin darse cuenta de que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos y aspiraciones a una vida mejor. Hay que luchar en contra de todas las fronteras, esa es una de las misiones de la literatura.
(c) Araceli Otamendi- Archivos del Sur-- Todos los derechos reservados
fotografía de Jorge Volpi gentileza Casa de América
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