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Márcia Batista Ramos |
"Escribir es como
pulir una piedra dura: Marcia Batista Ramos"
Márcia Batista Ramos es Licenciada en Filosofía-UFSM,
Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria
Una palabra es suficiente para que la escritora Márcia
Batista Ramos inicie un texto, el cual puede tomar la forma de un cuento, un
ensayo, transmutarse en un poema, o de plano en un cuento poético.
Desde luego, Márcia Batista Ramos es la que determina qué
forma tendrán sus textos, pero en algún lugar de este universo también existen
el destino y la magia, los cuales descienden en sus páginas y hacen que las
palabras evoquen imágenes selváticas, enigmáticas o que revelen secretos.
Originaria de Brasil, la escritora Márcia Batista Ramos
vive actualmente en Bolivia y, desde esa geografía sin mar, contempla cuanto
sucede en el resto del mundo, pero, sobre todo, observa lo que ocurre dentro de
ella y su mundo literario.
Márcia Batista Ramos es Licenciada en Filosofía-UFSM,
Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Además, es una mujer
generosa que lo mismo colabora en espacios periodísticos, que invita a personas
a participar en los espacios en los que ella publica y les da la posibilidad de
difundir sus textos.
Actualmente, Márcia Batista Ramos colabora en revistas
internacionales de 22 países y es editora adjunta de la Edición Internacional de
Literatura China (a cargo de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de
Hubei, China).
Debido al trabajo de su padre, desde niña, Márcia Batista
Ramos tuvo que cambiar de domicilio en innumerables ocasiones. Las mudanzas y
el peregrinaje la hicieron conocer varias poblaciones y la favorecieron con decenas
de amistades. Ese constante movimiento le enseñó que “nadie es imprescindible y
los afectos tienen un sabor duradero, pues cuando vuelves a encontrarte parece
que no pasó el tiempo”.
Una niñez diversa y colorida
“Yo crecí en el Estado do Rio Grande Do Sul, un estado
muy próspero al sur de Brasil; digo en el Estado, porque mi niñez fue marcada
por los cambios de destino de mi padre, entonces, viví en distintas ciudades
del Estado de ‘Rio Grande Do Sul’, asistí a diferentes escuelas y conocí a
diversas costumbres en cada lugar de residencia, eso me hizo bastante
adaptable. Estuve en colegios de monjas (cantaba en el coro)”.
“Viajaba bastante, en los fines de semana, para ver a la
abuela en la capital, los primos y, todos los parientes. Entonces, mi niñez
tenía muchos paisajes, la parada en el ‘Belvedere’ (mirador) para admirar la
Sierra del Mar; sabía nombres de ríos y de muchos lugares del camino; había
lugares en la orilla de la carretera donde parábamos para comprar frutas o los
restaurantes de cada ruta desde el municipio donde vivía hasta la capital, que
ya se tornaban familiares porque comíamos muy a menudo en algunos de ellos,
(recuerdo el restaurante húngaro que servía pastel con una bola de helado como
postre); después cambiábamos de ciudad y venía una nueva ruta y nuevos lugares,
pero siempre era bueno; me gustaba el viaje y las paradas para comprar piñones
calientes en invierno o uvas en el verano. En las vacaciones de verano siempre
viajábamos al mar, el Atlántico sud tiene olas tranquilas en la playa y es frio”.
“Siempre vivíamos en casas grandes, en el barrio más
céntrico de cada municipio, una o dos cuadras lejos de la plaza, pero lo que
importaba era la familia, que se sentaba siempre a la mesa. Iba a los
cumpleaños de los amiguitos, los invitaba a los míos, en cada lugar que viví”.
“Jugábamos y me despedía cuando tenía que cambiarme de
ciudad, y llegaban otros amigos en el nuevo destino, como una prueba de que la
vida es así, un lugar pasajero, donde nadie es imprescindible y los afectos
tienen un sabor duradero, pues cuando vuelves a encontrarte parece que no pasó
el tiempo”.
“El paisaje de mi niñez fue muy diverso y colorido.
Mientras observaba los lugares con nombres pintorescos como la ciudad llamada ‘Feliz’
o leía la filosofía escrita en los parachoques traseros de los camiones, crecía”.
Describe una
escena en la que de niña hayas sido feliz.
—Vi en el periódico de domingo la propaganda del show
internacional ‘Holiday On Ice’ en la capital del estado y les dije a mis padres
que quería ir al show y tres días después, ellos salieron más temprano de su
trabajo y viajamos a la capital Porto Alegre, para ver el ballet sobre hielo.
Fue tan grato que, hasta hoy, cuando recuerdo, dibujo una sonrisa en mi rostro.
El romanticismo brasileño
La formación literaria de Márcia Batista Ramos comenzó
con los románticos brasileños: Castro Alves, Álvares de Azevedo, Gonçalves Dias,
y continúa nutriéndose con los libros que más disfruta.
Cuáles son
los escritores que tú consideras que te formaron.
—La formación primigenia es en mi país y en mi idioma
materno el portugués, empieza cuando aprendí a leer, descubrí los poetas del
romanticismo brasileño, un importante movimiento artístico del siglo XIX, con
representantes en la prosa y en la poesía y pese a ser tan niña, me encantaban
y aprendía muchos versos de memoria: ‘Y dejo la vida
como quién deja el tedio\ Del desierto, el ponente caminero\ — Como las horas de una larga pesadilla\ Que se deshace
al doblar de una campana’. (Recuerdo de Morir, Álvares de Azevedo)”.
“Los poetas románticos brasileños, me enseñaron algo así
como: que, la poesía es triste.”
“Después, conocí a otros poetas contemporáneos, que no me
hicieron cambiar de parecer, como: - Mario Quintana: ‘¿Más qué daros de nuevo y de imprevisto?’ \Digo... y alzo
mis manos fatigadas: \’Yo sé llorar... Yo sé sufrir... ¡Sólo eso!’”.
“Y Cecília Meireles ‘Yo canto porque el instante existe \
y mi vida está completa.\ No soy alegre ni soy triste:\soy poeta’”.
“Posteriormente, vino una lista larga que sigue sumando
nombres porque somos seres en transformación y siempre hay quienes nos tocan
con su pluma mágica”.
El misterio del trabajo creativo
Márcia Batista Ramos escribe de noche y de día corrige
sus textos, Tiene claro que la literatura es un arte que requiere que se pulan
las frases como si fueran piedras duras. Para Márcia Batista Ramos, la
literatura puede ser una frase certera, pero sobre todo es armonía, quizá canto
o poesía.
Qué te lleva
a escribir, qué mecanismos interiores te dirigen hacia la página en blanco.
—Una palabra, una
simple palabra, abre una puerta que me lleva a diversos pasadizos dónde existen
palabras desparramadas, que las junto y que terminan en un texto.
¿Tus textos
surgen de la “inspiración” o del trabajo?
—Del trabajo inspirado en algo.
Si tuvieras
que escoger entre la “inspiración” y el trabajo, ¿con qué te quedarías?
—El trabajo de pulir la palabra como quién pule una
piedra dura.
¿Eres
escritora matutina o nocturna?
—Escribo por las noches, reviso mis escritos por las
mañanas.
¿Tienes
alguna definición de “buena literatura”? ¿Y de mala
literatura?
—Para mí, la buena literatura se relaciona con la
excelencia del arte literario, por eso provoca satisfacción en nuestro espíritu,
por la palabra bien dicha y la idea bien plasmada, tiene un ritmo y conmueve.
“Lo contrario, ruidoso, irritante, confuso es aquello que
yo llamo mala literatura. Empero, la literatura es un arte subjetivo y como
tal, da para todos los gustos. Y los gustos no se discuten, se respetan. Yo no
discuto sobre la temática”.
Menciona un
libro que te haya atrapado y dime por qué te atrapó.
“Algemas partidas del escritor inglés A.J. Cronin”.
“Una historia de suspense y misterio en que el hijo
intenta encontrar a su padre y descubre que está preso injustamente, además
descubre que el verdadero criminal es un hombre generoso que vive con la sombra
de su pasado”.
“Me atrapó a mis 13 años, porque la justicia es una
cuestión genética que traigo en las venas”.
Nombra algún
libro que no te haya gustado.
—Existe un libro que su lectura fue horrible, una especie
de tortura, me causó dolor de cabeza, la baja calidad de la obra era hiriente.
Pero, lo escribió un escritor conocido mío, entonces, me reservaré el derecho
al silencio…
Literatura sin etiquetas
Para Márcia Batista Ramos la literatura es libertad y
pronostica que en el futuro los libros continuarán inspirando a quienes
escriben. De todos los géneros literarios en los que ha incursionado, en el que
se siente más a gusto es el relato, en el que crea atmósferas que atrapan la
atención de los lectores.
¿Crees que
hay literatura libresca?
—Creo que la hay y seguirá existiendo para siempre,
porque no todos los escritores responderán, todo el tiempo a la realidad
dinámica y a las nuevas tecnologías, por eso sostengo que seguirán utilizando
la lectura de libros como fuente de inspiración, como parte de los usos y
costumbres de la ya establecida literatura.
“Además, pienso que la tradición libresca, con el tiempo
y el avance de las tecnologías, tiende a tornarse un requinte, en un mundo de
tecnologías al alcance de todos, porque el ser humano siempre quiere destacar
por la diferencia”.
¿Hay
literatura vivencial, visceral?
—Hay de todo en la viña del Señor. Depende de cada
escritor plantear abordajes subjetivos y libres de un contenido reflexivo,
vivencial o contemplativo de la realidad; o proponer una lectura que deje
incómodos y desasosegados a los lectores por el contenido visceral y
políticamente incorrecto (transgresor).
“La verdad es que la literatura es la manifestación de la
libertad del ser humano, lo único que logra ser más libre que la literatura es
el pensamiento humano. Pero el arte de la expresión a través de la palabra,
tanto en textos escritos (literatura escrita) como hablados o cantados
(literatura oral), siempre va a reproducir la vivencia del hombre sobre la
tierra y muchas veces, lo hará de forma punzante, furiosa, descarnando todo y
respondiendo a la literatura visceral”.
“Además, para personas en circunstancias de violencia la
experiencia de producir literatura vivencial sirve de catarsis y cuanto más uno
se acerca al dolor, se aleja de las contemplaciones y más visceral será la
literatura vivencial”.
¿Con qué
tipo de textos te sientes más cómoda, con las microficciones, los relatos, la
poesía, o los ensayos?
—Me siento más cómoda con los relatos, por esas cosas de
la inspiración momentánea y de la narrativa en primera persona que acostumbro a
escribir, que me permite personificar al personaje que cuenta la historia, es
una experiencia gratificante.
¿Crees que
es correcto utilizar la literatura para servir a alguna ideología?
—Todo ser humano tiene una formación ideológica
intrínseca, si reniega en contra de esa ideología va a adoptar otra que le
convenza. Y el escritor siempre está enmarcado en su formación ideológica, y
lógicamente que va a expresarse literariamente conforme su formación
ideológica. Eso es correcto, porque lo
neutro no existe, lo neutral es tan falso que apesta.
Arte sin compromisos
En los textos de Márcia Batista Ramos aparecen una
diversidad de temas, casi tantos como los que contiene el abanico de la vida.
Cuando lo que surge desde dentro de ella no se amolda en un relato, se
convierte en un poema.
En los cuentos cortos de Márcia Batista Ramos surge la
sorpresa o la reflexión, la frase poética que despierta en el lector imágenes
de fantasía que construyen un universo poblado de seres fantásticos en el que
abundan los recuerdos de la niñez.
¿El escritor
debe comprometerse con la sociedad o sólo con sus textos?
—A estas alturas del desarrollo de la humanidad, yo
pienso que el respeto por el otro y su manera de expresar su arte es lo
fundamental. Cada uno debe hacer lo que mejor le parezca, comprometido consigo
mismo y con su conciencia.
“Hoy por hoy, el intento de encasillar a las personas,
sus expresiones artísticas y lo que fuere, es vano, y retrógrado desde mi punto
de vista. Aplaudo a los escritores comprometidos con los problemas de su
tiempo, pero también aplaudo a los escritores que abogan por una literatura pura:
que buscan el arte por el arte”.
¿Qué es lo
que quisieras transmitirles con tus textos a tus lectores?
—La verdad, en mis textos yo trato de plasmar la
universalidad de algunos aspectos de la vida humana, a partir de una voz
individual.
¿Te han intentado
obstaculizar en los “círculos literarios”?
—Sí, claro que sí. Yo vivo en Bolivia y el medio
literario es reducido, y en él pululan las mentes estrechas que se mueven con
mentiras y otras mediocridades. Pienso que en todos los lugares existen las
personas que te extienden la mano y las que te tiran piedras. Hace parte de la
índole humana, pero no es agradable encontrarse con las segundas.
¿Qué crees
que le hace falta a la literatura que hacen las mujeres? ¿Qué es lo que hacen
bien las mujeres en la literatura?
—Hace falta que los hombres dejen de ser machistas y
erradiquen la mentalidad de que las mujeres tienen menos capacidad o menos
posibilidades que los hombres.
“Mientras la humanidad como un conjunto no evolucione y
entienda que hombres y mujeres tienen las mismas capacidades y posibilidades
existirán ese tipo de preguntas y la diferenciación de la literatura escrita
por mujeres. Las mujeres hacen muy bien todo lo que se proponen a hacer”.
(c) Juan Norberto Lerma
Juan Norberto Lerma.
Poeta y escritor. Nacido en México, Distrito
Federal. Es periodista. Colaboró en diversos medios de comunicación y en varias
revistas culturales. En el año 2000 ganó el premio de cuento José Emilio
Pacheco, al que convocó la Universidad Nacional Autónoma de México.
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