lunes, 17 de mayo de 2010

Sophie Calle en Buenos Aires*


Sophie Calle en Buenos Aires


(Buenos Aires) Araceli Otamendi

La artista francesa Sophie Calle dio en el mes de mayo una conferencia en el Malba – que incluyó un reportaje público – acerca de sus obras. El encuentro con el público y la artista francesa fue organizado por el Centro Cultural Rojas de la Universidad de Buenos Aires y la Embajada de Francia.

Llegué con anticipación para ubicarme en el sector destinado a la prensa y escuchar de cerca la conferencia de la renombrada artista Sophie Calle. En segundos descubrí que Sophie Calle era esa persona que estaba ahí cerca del escenario saludando a otras personas que iban llegando, ubicando a conocidos y amigos en distintas butacas. Me pregunté si era una de las perfomances o rarezas con que la artista viene sorprendiendo a sus seguidores a lo largo de los años. Y tal vez la conferencia no se iniciaría y como en un recordado concierto de John Cage, el concierto consistiría en el ruido del público, solamente. Pero los fotógrafos y camarógrafos estaban detrás de mí y no tomaban fotografías y eso era un signo de que lo mío era sólo una especulación, porque la conferencia sí se inició minutos después.

En el escenario estaba también el director de la obra Dolor exquisito que se estrenaría en Buenos Aires.

A medida que pasaba imágenes de sus obras, Sophie Calle interrumpía y dialogaba con el público, quien podía hacer preguntas. La artista relató que empezó en París hace varios años a seguir a extraños. Ella estaba, se sentía perdida, dijo. Hacía muchos años que no vivía en París y el motivo era ése: un enorme sentimiento de pérdida y de desorientación el que la impulsó a seguir a las personas. Era una manera de no involucrarme sentimentalmente con las personas, dijo. Fue así que eligió a un extraño, para seguirlo hasta Venecia, fotografiarlo, y documentar sus movimientos.

En otro de sus proyectos, encomendó a su madre la contratación de un detective para que la siguiera y registrara los movimientos de Sophie. Luego, ella misma los constataría con los apuntes en su propio diario.

También se consiguió un empleo como mucama en un hotel para fotografiar los objetos de los huéspedes. Y luego, hizo una exposición de las fotografías, cuidando que por su señas no se identificara al dueño.

Otra vez, al encontrar una agenda con teléfonos en la calle, se dedicó a reconstruir el retrato del dueño a partir de los testimonios de quienes figuraban en la agenda. Sophie Calle disponía de una página en el diario Liberation para relatar estos retratos hasta que el dueño de la agenda se identificó a sí mismo y la amenazó con un juicio. El juicio no se llevó a cabo y Liberation le ofreció una página al hombre quien se vengó consiguiendo y publicando fotografías non sanctas de Sophie Calle quien anteriormente se había desempeñado como strippear.

También la artista fue personaje de la novela Leviatán de Paul Auster. Al reconocerse en la novela, Sophie Calle le pidió a Auster que escribiera un argumento para seguir en su vida en New York. A Auster le pareció peligroso y escribió cosas sencillas y tranquilas para que Sophie las interpretara.

Así, entre relatos y fotografías fue pasando el tiempo de la conferencia hasta que llegó el momento de hablar de Dolor exquisito, obra teatral basada en una historia de amor y en su final cuando Calle se enteró por teléfono en Japón.

Los motivos que llevaron a Sophie Calle a iniciar todo este proceso artístico quedaron velados. Ante mi pregunta, la artista respondió que ella se fue de París, era militante política y al volver se sentía perdida. Eso sería motivo para otra conferencia, respondió.

La artista participó con dos obras en la Bienal de Venecia. Mientras iba mostrando imágenes de sus obras, alguien del público le hizo notar que había participado con dos obras y Calle asintió. Me he olvidado la otra obra, dijo. No traje imágenes para mostrar. Se trata de la filmación de los últimos minutos de la muerte de mi madre, dijo.

El motivo de instalar cámaras en el lecho de su madre moribunda, fue la respuesta de ésta, cuando se enteró que la artista participaría de la Bienal de Venecia y ella no estaría ahí. Las dos llamadas: el aviso para participar en la Bienal y la llamada de la madre de Sophie Calle para avisarle que tenía sólo tres meses de vida, se superponían. Sophie Calle decidió que su madre estaría de alguna manera presente en esa Bienal.

La experiencia de esta conferencia es conmovedora. Sophie Calle es alguien que sublima el dolor en el arte. Así también nos puede conmover una obra de teatro, un film o la lectura de un libro.

En cuanto a la idea de un solo Arte, liberados del Arte y de la Idea en desarrollo y en consecuencia si aceptamos que hay pintores que pintan cuadros como nadie del mismo modo que hay camareros capaces de servir con mayor gracia y eficacia que otros, eso sería tema para otro artículo.

Más sobre Sophie Calle:

Sophie Calle en Buenos Aires

© Araceli Otamendi-2008

Bibliografía:

Félix de Azúa, Diccionario de las Artes, Editorial Planeta


entrevista realizada por Araceli Otamendi en mayo de 2008

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